Residente en Santurce, la primera actriz Johanna Rosaly ha optado por caminar la ciudad. A sus 66 años hace su vida a pie. Todas las mañanas camina a tomar su taza diaria de café, va a sus médicos, al cine, al banco, al salón de belleza, a visitar a sus amistades, incluso, anda a pie hasta al Centro de Bellas Artes y regresa a pie, no importa la hora que sea.
‘Entiendo que la vida a pie es más interesante y más saludable’, cuenta la artista. Precisamente porque conoce de primera mano cuán difícil es caminar la ciudad, Rosaly se ha unido al Movimiento de Calles Completas para exhortar a las inspección masiva y mejorar el acceso a las vías públicas para los peatones y personas con impedimentos. Pero hay un motivo mayor que la impulsa a reclamar gestiones para la mejor calidad de vida de quienes prefieren no usar el carro o simplemente no pueden. Su único hermano, Felipe Rosaly Guillermety, fue atropellado por un auto el 2o de abril de 2007 mientras se disponía a cruzar, por un cruce de peatones, la avenida Ponce de León.
‘El conductor, simplemente, no lo vio. No lo vio porque no lo esperaba, porque no esperan que hayan personas caminando las calles’, rememora.
‘Cuando yo me movilicé para ir a funeraria donde habríamos de hacer la honras fúnebres de mi hermano, allí en Santurce también, iba yo cruzando la calle y una conductora venía en un vehículo todo terreno y yo le vi la cara de sorpresa de verme cruzando la calle y hasta de incomodidad e impaciencia. Por poco me arrolla a mí también y mi madre y mi padre hubieran perdido a sus dos hijos en la misma semana, de la misma forma’.
Ahora, Rosaly considera que está ‘en la etapa de la vida en la cual uno le devuelve a la sociedad todo lo que la vida le dio’.
‘Estoy en la etapa de ser una adulta mayor’. Esa es también parte de las razones por las que se ha involucrado.
Como coincidencia, Johanna Rosaly se crió en la avenida Domenech, el mismo lugar en el que se celebró la conferencia de prensa para informar sobre el Movimiento Calles Completas y que es utilizado como ejemplo de la mala planificación en detrimento de la calidad de vida de los que no van en carro.
‘Yo me mudé a la calle Domenech cuando tenía siete años de edad, en 1955. Vi crecer esta comunidad’, recuerda. ‘Jugaba yo por las calles aledañas a la Domenech, paseé mis muñecas, aprendía a correr patines, corrí bicicleta, visitábamos los vecinos… se vivía de cara a la calle, con balcón y sillones en los balcones. Mi hermano y yo nos divertíamos sentados en el balcón contando los pocos automóviles que transitaban la calle y llevando récord de qué color era cada uno’, añade para dejar claro que no está en contra del progreso.
‘Creo que es dinamismo lo que está sucediendo en la Domenech con tantos comercios y que se hayan convertido en una arteria comercial. Indudablemente eso es parte del desarrollo de toda ciudad, pero sí, como peatona, puedo dar testimonio de que aún cruzando por los cruces de peatones, que en muchas ocasiones están borrosos, el peatón, lamentablemente, no tiene derecho de paso porque el automovilista hasta se sorprende de que haya alguien con intenciones de cruzar la calle, como si la calle solamente le perteneciera al conductor y al vehículo’.
Vea la historia de calles intransitables para el peatón pulsando aqui.
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