Día 2: La 'dolce vita' en Las Vegas
El fiscal Peter Koski examinó y presentó como evidencia la grabación de una conversación entre el empresario Juan Bravo y Carlos Díaz de Hostos, ex ayudante del ex senador Jorge De Castro Font.
La grabación es de 2008 cuando el hoy testigo Díaz de Hostos ya colaboraba con el FBI, pero seguía trabajando con De Castro Font.
En la conversación reproducida en sala, que Díaz grabó para el FBI mientras seguía recaudando para De Castro, Bravo se lamenta que De Castro Font no le devuelve sus llamadas y advierte que tengan cuidado porque el FBI los está investigando.
Díaz le pregunta a Bravo si va a colaborar con una actividad de De Castro, y el empresario le contesta que De Castro 'ni me coge los llamadas, ni me contesta los mensajes de texto...no me habla, estará encojonado...me dice que si tengo miedo que me compre un perro, mira que cojones, después de tantos años...Dile que tenga cuidado'.
Juan Bravo y su abogado David Chesnoff salen del tribunal tras la jornada.
En octubre de 2008, De Castro Font prescindió de los servicios de Díaz. 'Me botó porque estaba colaborando con el FBI', dijo Díaz continuando con su testimonio.
En su turno la defensa de Juan Bravo encabezada por David Chesnoff, trató de demostrar que el empresario Bravo advirtió a Díaz que él era la parte más fina de la soga, que saldría perjudicado y que De Castro le daría la espalda.
El abogado Chesnoff le preguntó al testigo si era consciente que recolectar ese dinero era ilegal y que presentar informes falsos de ingresos es perjurio, a lo que Díaz respondió 'yo simplemente pasaba a recoger el dinero'.
El fiscal Koski intervino con objeciones continuas los intentos del abogado Chesnoff por dejar algo en claro. En su turno el abogado del senador Héctor Martínez, Abe Lowell, rápidamente consiguio que el testigo Díaz confesara que ganaba $7,500 mensuales por cobrar a varios empresarios el dinero para De Castro Font.
En la mañana, el primer testigo en declarar en el juicio contra el senador novoprogresista Héctor Martínez, fue el mencionado Carlos Díaz de Hostos, un estudiante de contabilidad de 43 años que durante prácticamente la mitad de su vida sirvió como hombre para todo servicio del ex presidente del Senado Jorge de Castro Font.
Empezó como mensajero del político y en 2005 se había convertido en su ayudante ejecutivo, encargado lo mismo de gestiones legislativas que de cobrar en efectivo a empresarios o de recoger a los niños de De Castro en el colegio, y en mayo de ese año, fue testigo de cómo su jefe junto al Senador por Carolina y al empresario Juan Bravo se daban la gran vida en Las Vegas.
Díaz de Hostos explicó, a preguntas del fiscal Peter Koski, cómo el empresario Filiberto Lebrón, hijo, le pagó el viaje y el boleto para la pelea de boxeo que entonces protagonizó Félix Tito Trinidad en Las Vegas, donde De Castro, Martínez y Bravo se desplazaban en una limousine 'bien grande', se hospedaban en un lujoso hotel y tomaban tragos en restaurantes que pagaba el empresario que está acusado junto al Senador.
Martínez y Bravo están acusados de sobornos, conspiración y obstrucción a la justicia.
Díaz dijo que recibía de Bravo cantidades entre $1,000 y $2,500 unas 5 a 6 veces al año en un sobre en las oficinas de Ranger American.
Reafirmó que De Castro y Bravo eran buenos amigos, y que si el entonces Senador le gritaba y se enfadaba con su ayudante 'todos los días', nunca vio a su jefe exaltado o amenazando al empresario.
El fiscal Koski insistió una y otra vez en la cuestión de si De Castro o Díaz de Hostos habían amenazado alguna vez a Bravo para que realizara los pagos tratando de desbaratar así la estrategia del abogado defensor Lowell, que intentó ayer presentar al ex Senador, convicto por otros casos de corrupción, como un exaltado cuyo testimonio no es fiable.
En los casi 20 años que Díaz de Hostos trabajó para De Castro recaudó para el político más de medio millón de dólares a unos 15 empresarios, sobretodo a partir del año 2000, y aumentando considerablemente a partir de 2004.
El testigo confesó que firmaba informes sobre ingresos para la Comisión Estatal de Elecciones falsos y que hacían pasar esos fondos recaudados ilegalmente como donaciones de menos de 50 dólares al ingresarlo en el banco.
La fiscalía presentó una carta del 10 de noviembre de 2003 en las que felicitaba y aplaudía la labor realizada por De Castro Font al día siguiente de ganar las primarias para el Senado del Partido Nuevo Progresista.
Díaz de Hostos explicó, por otra parte, como Bravo lo abordó en mayo de 2008 en el centro comercial Plaza Las Américas y le advirtió que el FBI 'nos estaba investigando'.
Menos de una semana después el FBI visitó en su casa a Díaz de Hostos, quien no tardó en empezar a colaborar con la investigación contra De Castro Font, aunque siguió trabajando para él, incluyendo las gestiones ilícitas.
Para entonces, Bravo trataba de comunicarse con De Castro, pero este le ignoraba. Bravo volvió a advertir a Díaz de Hostos sobre la investigación del FBI y esa conversación está grabada.
Se espera que esta tarde, cuando continúe el juicio, el fiscal Koski reproduzca esa conversación, como se prestaba a hacer antes del receso y al ser interrumpido por una queja de la defensa.
Aunque el juicio estaba previsto para iniciar a las 9:00 de la mañana, no fue hasta las 10:30 de la mañana que Díaz de Hostos fue llamado a testificar en la sala del juez federal Francisco A. Besosa.
Oran por Martínez sus allegados
A su llegada esta mañana al tribunal federal, el senador Héctor Martínez fue recibido por los legisladores Lornna Soto, Luis Berdiel y Larry Seilhammer.
La asesora senatorial Kathy Raschke, hermana de la senadora Kimmey Raschke, y el reverendo William Adorno, realizaron un círculo de oración en el exterior del edificio federal.
Un niño, amigo de la familia, se abrazó a Martínez a su llegada.
El lunes, al presentar sus argumentos iniciales, los abogados de la defensa de Martínez y Bravo cuestionaron la credibilidad de De Castro Font y Díaz de Hostos.
'El caso del Estado depende de él [De Castro Font], quien admitió haber cometido actos criminales y ha mentido al tribunal anteriormente', dijo Abbe Lowell, abogado de Martínez.
Pero para el fiscal Peter Koski este es un caso claro en el que 'un político corrupto vendió su asiento del Senado a cambio de un viaje a Las Vegas y un empresario que impulsó un proyecto de ley para eliminar a la competencia y otro para hacerse más rico'.
Según el pliego acusatorio, Martínez aceptó sobornos de Bravo para la aprobación de dos proyectos de ley que favorecían los intereses de Ranger American, empresa de seguridad que Bravo presidía.
Ambos están acusados de soborno, viajar a través del comercio interestatal para ayudar a cometer actos de crimen organizado y de conspiración para cometer actos delictivos.
El cargo de comercio interestatal se relaciona con unos boletos de avión que Bravo supuestamente le pagó a Martínez para la pelea en Las Vegas de Félix 'Tito' Trinidad y Winky Wright.
El senador también está acusado de obstrucción a la justicia porque presuntamente él y uno de sus empleados intentaron convencer a otro empleado del Senado para que mintiera a las autoridades sobre el curso que siguieron los dos proyectos de ley.