Dolor en el entierro del sargento asesinado
Abimael Castro Berrocales, el sargento que murió asesinado al comienzo del año cuando intervino con un conductor en la carretera #100 en Cabo Rojo, fue enterrado poco después del mediodía en medio de desgarradoras escenas de dolor de su viuda y la familia en pleno de la víctima.
La comitiva fúnebre que transportaba al policía arribó al cementerio Vivaldi poco después de la 1:30 p.m. proveniente del Cuartel de Tránsito de Mayagüez, donde el cuerpo fue velado esta mañana.
'Pido que nos tengan en oración y no hagan comentarios que dañen el esclarecimiento de este caso. Quiero que la persona pague', dijo la viuda, quien asegura que no pide la pena de muerte para el responsable de la muerte de su esposo.
El superintendente de la Policía, Emilio Díaz Colón, prometió a la viuda y a los hijos de ésta nunca abandonarlos y eso 'lo vamos a demostrar'.
Un sospechoso de los hechos, Luis Héctor Santiago Rosado, se encuentra arrestado en la cárcel de Bayamón por el asesinato del padrastro de su compañera, con la que convivía hace poco en Cataño. Se presume que Rosado, quien fue convicto en 1994 por matar dos personas en Nueva York, y que gozaba de libertad condicional desde abril último, iba hacia Lajas -donde vive su madre- despues del crimen en Cataño y en la carretera fue intervenido por el sargento Berrocales.
La teoría, que sostiene también Mosiés Castro, hermano del policía asesinado, es que Rosado, de 50 años, temió ser arrestado y le disparó a Berrocales, para seguir a casa de su madre donde supuestamente se rapó la cabeza y se afeitó una barba candado que lucía.