Arteria tapada entre Vieques y Puerto Rico (galería y vídeo)
Vieques- Son las 5:20 de la madrugada y la fila en la terminal de lanchas de Vieques ya llega a la calle. La luz del sol apenas comienza a filtrarse entre las nubes. Una pareja se estaciona en una de las calles cercanas al pueblo y va camino a la ventanilla. Se levantaron a las 4:00 porque tienen una cita medica. Aprovecharán para comprar algunas cosas.
Más temprano llegaron José Silva, de 73 años, y Carmen Corcino, su esposa. También se levantaron a las 4:00 para asegurar su espacio en la lancha de las 6:00. Silva, apoyado en su bastón, espera de pie. Es operado del corazón y tiene una cita de seguimiento en Centro Médico. Cuando lleguen a Puerto Rico los recogerá una conocida que les hará el favor de llevarlos hasta Río Piedras. Pero han acordado que le pagarán $50 para costear los gastos de gasolina y comida del día. Si tomaran un taxi, el cobro estaría cerca de los $100.
'Esto siempre es así. Hay que madrugar porque aquí nunca se sabe si la lancha va a salir a tiempo', comenta. Silva vivió algún tiempo fuera de Vieques, pero regresó. Ahora piensa que si viviera en Fajardo o en cualquier otra parte de la isla grande, no regresaría a Vieques. 'Pero ya estoy viejo', dice. 'Y los viejos somos como la caña. Después que nos sacan el jugo, ya nadie nos quiere'.
La maestra de salud de la escuela intermedia 22 de septiembre de 1988, Judith Ramírez, fue de las primeras en llegar. Pudo sentarse en uno de los bancos que se ubican cerca de la puerta de embarque de la lancha. Como la rampa se dañó, ahora los pasajeros tienen que abordar por la parte de atrás, así que ya no le tocará ser de las primeras en entrar. 'Vamos a ir suavecito, sin empujar', advierte el oficial de seguridad a cargo del abordaje al montón de gente que se ha aglomerado tras una cadena.
Una vez llegue a Fajardo, va camino a Humacao para gestionar su retiro. Viajó el viernes, viajó ayer y hoy va de nuevo porque cada vez le piden un documento adicional. A su lado otro viequense, Jorge Nales, da su queja. 'Estamos aquí algunos desde las 3:00 de la mañana, las 4:00 de la mañana para coger una embarcación que a veces sale a las 7:00, a cualquier hora… Llevamos 50 años cada día peor. Allá afuera, si llueve, nos mojamos, si hay sol, cogemos sol, hay que hacer la fila sin ningún tipo de protección'.
Los viajes entre Vieques y Fajardo se han regularizado tras la contratación de la compañía 'Puerto Rico Fast Ferries', que ofrece transporte de carga y pasajeros. Pero la contratación que hizo la administración de Luis Fortuño y que extendió el gobierno de Alejandro García Padilla terminará el 10 de mayo. Algunos de los viequenses consideran que el servicio que han brindado es bueno. Otros, como los líderes Ricardo Bouyett e Ismael Guadalupe, opinan que no ha resuelto el legendario problema.
'Aquí la demanda ha sido siempre tener embarcaciones mucho más rápidas, de más capacidad de carga y de transportación de pasajeros', recuerda Guadalupe. 'Esas lanchas (las de 'Puerto Rico Fast Ferries') son pintura y capota. No es lo que hemos pedido'. Es que son lanchas en las que caben muy pocas personas. 'El turista cuando se monta en Fajardo, se disfruta ese viaje, pero tú ves a la gente de Vieques, pegadas a los cristales, a ver si ya están llegando, por el desespero que tienen'. Guadalupe menciona que urge revisar el proceso de abordaje y el horario de las lanchas.
'El trecho entre Vieques y Fajardo es la arteria entre Vieques y Puerto Rico', apunta Bouyett. 'Hasta que no fluya bien el trasnporte por esa arteria no va a mejorar la salud, no va a mejorar la educación, no va a mejorar la economía. El sistema de transportación marítima es lo primero que hay que arreglar'.
Ya caminando para entrar al barco, se notan cuatro jóvenes con sus bultos a espaldas. Son estudiantes de la Universidad Interamericana en Fajardo. También se levantaron a las 4:00 para estar en la fila. Si la lancha sale a tiempo, pueden llegar a su clase de las 7:30 de la mañana. Pero dependen de que al llegar hayan guaguas públicas que los dejen frente a su recinto. Si no, tienen que caminar por 45 minutos. Entonces, llegarían tarde sin remedio.
Casandra Sanes, de 18 años, estudia Biología. Randall Bermúdez, de 20 está en su tercer año de universidad. Sanes no sabe si se mantendrá residiendo en Vieques una vez acabe su carrera. Bermúdez, quizás.
También aguardan dos policías estatales asignados al cuartel de la isla municipio. Como están armados, tienen que esperar a que el capitán los llame para poder abordar. Van todo el viaje de pie. Pero la 'Isla Bonita' con capacidad para 347 pasajeros ya está llena. Una cincuentena de personas se quedó sin poder abordar. 'Y la gente de Vieques no protesta', reclama molesta una señora que se quedó sin poder viajar en la primera lancha. Pero Cayo Norte recién ha llegado. Bajan de ella las pacas del periódico del día y los camiones con suministros de alimentos, mudanzas y material de construcción. Ya son las 6:20. Entonces la gente se puede montar.