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Cuesta arriba revitalizar cascos urbanos tradicionales

Aunque son varias las administraciones municipales que promueven política pública dirigida a revitalizar los cascos urbanos tradicionales abandonados por tantos años, el panorama no luce tan alentador si tomamos en consideración que a pocas millas de estos espacios históricos, continúan construyendose más complejos y mega centros comerciales que acentúan aún más la dependencia en el automóvil y le restan posibilidades de crecimiento a la actividad socio-económica de cualquier 'centro del pueblo', como tambien se les conoce a estos núcleos citadinos.

A juicio del planificador urbano y profesor universitario, Carlos Guilbe, proyectos actuales de revitalización de centros urbanos como los que se desarrollan en los sectores metropolitanos de Bayamón y Santurce, no se vislumbran como obras de impacto de envergadura y duraderos, porque 'a menos de tres millas existen grandes complejos de centros comerciales que las personas visitan por su variada oferta de servicios y por tener la certeza de que encontrarán en éstos un espacio donde estacionar su carro'.

Tomando como ejemplo el caso del complejo de servicios múltiples conocido como Ciudadela en el barrio capitalino de Santurce, Guilbe explicó cómo una combinación de factores que incluye la cercanía de Plaza las Américas en Hato Rey, así como la existencia de un sistema de transporte público limitado y la poca integración con otros servicios cercanos, contribuyen a que proyectos con gran potencial no logren tener un impacto mayor en términos económicos, demográficos y culturales.

'Mientras los municipios e incluso el gobierno estatal invierten recursos en tratar de revitalizar los cascos urbanos, esos esfuerzos se pierden cuando paralelamente se emiten permisos de forma expedita ('fast track') para centros comerciales privados que ocupan grandes extensiones de terreno, están contiguos a salidas de autopistas y acentúan aún más la dependencia en el carro porque se crea un mundo ideal entre el hogar, el carro y el centro comercial en donde se puede controlar el clima y se pierde la noción del tiempo', analizó Guilbe, quien también es catedrático en el Departamento de Geografía de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras.

El académico de urbanismo, además, mencionó el caso de Bayamón como uno en donde el proyecto de revitalización municipal carece de una consistencia en términos de su capacidad para integrar diferentes servicios que eviten que los potenciales residentes tengan que utilizar constantemente el auto para atender la mayoría de sus necesidades.

A modo de ejemplo, mencionó el complejo de vivienda que actualmente se construye aledaño a la nueva Plaza de Mercado y cerca de la intersección entre la carretera 167 y la carretera #2 en Bayamón. El complejo es una de las iniciativas del Ayuntamiento para repoblar el alicaído casco urbano de la denominada 'Ciudad del Chicharrón'.

'Por un lado se aspira a la necesaria gestión de repoblar cascos urbanos, pero en ese caso particular de Bayamón, mientras el municipio hace ese esfuerzo de revitalización, no puedes ignorar el hecho de que a lo largo de la carretera 167, hay cerca de 14 centros comerciales y pronto habrá otro en el área del Puente Atirantado de Naranjito. Así no se puede planificar la revitalización de cascos urbanos, cuando por otro lado, continúas incentivando desarrollo que promueve el desparrame urbano y el uso exclusivo del carro', explicó Guilbe en entrevista con este medio digital.

Según el geógrafo, a los municipios se les hace difícil romper con este ciclo de aumentar los proyectos de centros comerciales desparramados debido a que éstos benefician a los ayuntamientos en términos de creación de empleo, en el aumento de propiedades inmuebles de valor, y en el hecho de que estos comercios pagan patentes que terminarán en las arcas municipales.

Dijo, además, que intentar romper con la dependencia en el centro comercial es cuesta arriba por tratarse de un fenómeno del capital global que no es exclusivo de la isla.

Más aún, desincentivar el uso de centros comerciales cerrados, extensos y privados que ya existen sería pedirle a generaciones enteras que cambien un estilo de vida propiciado por el fracaso de gobiernos en proveer la seguridad y los servicios adecuados que ahora son brindados por estas 'plazas públicas' descritas como imaginadas debido a su naturaleza totalmente privada, a diferencia de los cascos urbanos tradicionales.

'Cuando tú ves que la gente acude a los centros comerciales con el fin de entretenerse, asistir a su cita médica, comprar y hasta para piquetear como sucedió durante los pasados conflictos estudiantiles de la UPR, te das cuenta que estos espacios se han convertido en un tipo de micro ciudad o en un centro urbano autónomo del resto de las amenidades centros de servicios en ciudades y municipios en general', argumentó Guilbe.

Añadió que proyectos tales como la revitalización de cascos urbanos y la promoción de modelos de transporte público más integrados y efectivos son aún posibles, a pesar de que preponderancia del centro comercial como fenómeno suburbano del Puerto Rico contemporáneo.

Según él, la clave no necesariamente está en promover la construcción de más centros comerciales extensos, sino en ser creativos a la hora de planificar con las estructuras de este tipo que ya existen.

'El centro comercial se ha convertido en el verdadero centro urbano de la ciudad puertorriqueña. Cualquier proyecto urbano tiene que partir de la premisa de que el centro comercial es el centro urbano de Puerto Rico', comentó el profesor de la UPR.

'Si queremos hacer plan de terrenos, tenemos que partir de ese nervio central que es el centro comercial que ya existe. Igualmente se debe planificar el transporte público partiendo de los centros comerciales. Ese es el nuevo reto, cómo vamos a reciclar ese espacio (centro comercial) que ya urbanizamos', concluyó Guilbe.

(Josian Bruno/NotiCel)
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