El lodo no daña la alegría en el cumpleaños de Lorenzo
Lorenzo, el hijo de Glorimí Vázquez Jimenez y su esposo Martín Romero, cumplió siete años el 11 de octubre, pero aunque quiere salir de su casa para comprarle un bizcocho, no lo puede hacer porque hay un derrumbe de lodo que no les deja salir.
El niño, que viste de pantalones verdes con estilo de camuflaje militar, fue a visitar a unos vecinos al bajar de la cuesta. En la sala de Glorimí dejó un juguete de un helicóptero militar.
'Es que Lorenzo es todo militar', dijo su madre desde la cocina de su casa, mientras nos ofrecía un vaso de agua fría de su nevera. Tienen una planta electrica pero son cuidadosos en su uso, prendiendola por tres horas en la mañana y tres horas en la tarde.
El día de su cumpleaños, Lorenzo y su familia recibieron la visita inesperada de bomberos voluntarios de Chicago que están en misiones de entrega de alimento seco, y tambien del grupo de NotiCel que lleva misiones de alivio a varios puntos díficiles de alcanzar tras el paso del huracán María.
En la carretera que da entrada al camino empinado donde vive - en el barrio Caguanita de Utuado - efectivos de la Guardia Nacional con maquinaria pesada remueven los montones de fango, pero no pueden subir por el camino de Glorimí.
No pueden subir a despejar el derrumbe porque un vecino sembró cuatro piñas y seis plantas de plátano en el borde del camino y no está dejando a las autoridades tirar la tierra sobre ellas. Por tanto, sólo pueden bajar a pie.
'Ayer subió un 'loader' del municipio y el se atravesó prácticamente porque el no quiere que la tierra se la tiren encima de las piñas…Y cada vez que suba el loader que vamos a hacer ¿Tragarnos la tierra?', dijo Glorimí a NotiCel.
Han estado así por 21 días, sin visita alguna del alcalde Ernesto Irizarry, con quien Glorimí trabajó en la escuela vocacional, Antonio Reyes Padilla. Lo único que saben de Irizarry es que tambien fue damnificado por el huracán pues perdió su casa, detalle que provocó simpatía en Glorimí.
'No podemos mover los carros y tenemos que coordinar. Y mi esposo a veces baja en una bicicleta y tarda horas en regresar y yo digo 'le habrá pasado algo. Está lloviendo, a que hora llegará'. Pero se me hace difícil bajar todos los días, no se puede, es bien difícil porque llueve casi todos los días tambien'.
En la cuesta donde viven hay otras tres familias en las mismas circunstancias. Según Martín, el más afectado es un envejeciente que vive en la casa más alta y quien estaba recibiendo tratamiento de leptospirosis en el hospital, pero fue devuelto a su casa.
'He tenido que ir en dos ocasiones a Barceloneta a hacer gestiones en bicicleta. Yo soy atleta de duatlón, soy exatleta del duatlón y el huracán me ha hecho volver a caer en acción', explicó Martín. 'El problema de esto ha sido por una estupidez. Han subido tres máquinas, y una persona que no es de aquí sembró estas piñitas y no permite que tiren la tierra', añadió.
Aun así, Martín nos contó que ha subido un cilindro de gas de 100 libras por la cuesta para su estufa, y recipientes de gasolina para su planta electrica.
Mientras estas familias no pueden salir a hacer gestiones o atender emergencias, en otras partes de Utuado, vecinos han percibido la respuesta como lenta en comparaciones con otros huracanes.
Respuesta de María no es como la de Georges
Joanna Vorgias fuma un cigarrillo frente a un negocio de piezas de carro en el casco urbano de Utuado. Tiene dos bolsas de compra con comida y otros artículos que necesita - además de cigarrillos mentol.
Por los últimos 30 años ha vivido en Puerto Rico, trasladándose de su país natal de Grecia. No es su primer huracán.
Nos comentó que la Guardia Nacional fue una sola vez al barrio Campo Alegre hace una semana y media y entregaron, 'una cajita de agua y unas salchichitas y más ná'.
'He estado aquí por cinco huracanes y este ha sido el peor. Esto es peor que Georges, pero en Georges nos ayudaron más', afirmó.
Antonio Cruz Rivera comparte la misma observación desde el sector Cayuca en el barrio Caguana. Él pasó la tormenta en su casa y parte del techo de su garaje se desprendió.
'Yo creo que como va, es muy lento. Porque cuando Georges, se llegó a tirar toldos por todos los sitios y algunos sitios dieron comida. Pero ahora, más fuerte y no se apareció nada. Ni un policía se apareció por aquí', nos contó desde el otro lado de la verja de su casa.