Orlando Bravo, el puertorriqueño más acaudalado según la revista Forbes, habló con NotiCel sobre el trabajo que realiza en la isla tras Fiona y sus observaciones para mejorar la capacidad de reconstrucción.

Entre el grupo de invitados a la actividad oficial con el presidente Jospeh Biden en el Puerto Las Américas el lunes pasado, hubo uno que pasó bastante desapercibido y probablemente las personas que tenía sentadas alrededor no sabían que es el puertorriqueño más acaudalado del planeta. Solo la congresista puertorriqueña por Nueva York, Nydia Velázquez, fue a hablarle tan pronto lo divisó en el área de invitados.

Según la revista Forbes, hasta la semana pasada el cálculo en tiempo real de la fortuna de Orlando Bravo son $7,900 millones. La familia del mayaguezano de 52 años eran los dueños de Bravo Shipping e hicieron capital proveyendo servicios de transporte marítimo por décadas a la ya desaparecida industria atunera en la Sultana del Oeste. Pero el capital personal de Bravo viene de su involucración con Thoma Bravo, una firma de inversionistas que se especializan en comprar y vender compañías de tecnología al ritmo de unas 230 transacciones desde 2003 con valor total de $68,000 millones.

Después del huracán María, Bravo transfirió $100 millones de su dinero para financiar la Bravo Family Foundation, enfocada en distintos programas que buscan impactar primordialmente la juventud en el área oeste de la isla. Tras Fiona, el inversionista transfirió otros $10 millones de dinero propio con el propósito de que la fundación pueda escoger entre 3,000 y 3,500 residencias afectadas de personas mayores de 65 años y habilitarlas de lo que sea que haga falta para que las familias regresen a ocuparlas. Desde reparaciones hasta enseres. El trabajo es compartido con 150 voluntarios y líderes comunitarios.

"Cuando (Biden) venía el equipo de ellos y el equipo mío hablamos y dijeron, 'mira, si el presidente viene, ve a saludarlo', y estoy (aquí) para saludarlo y estoy para ofrecerle la ayuda que él necesite con lo que está pasando en Puerto Rico", dijo sobre cómo llegó a la actividad en Ponce. Los récords de la Comisión Federal de Elecciones muestran una trayectoria de donativos por parte de Bravo a organismos del Partido Demócrata y a grupos relacionados con inversiones y empresarismo.

En su firma, Bravo ha comprado compañías con entre 10,000 y 20,000 empleados con el propósito de mantenerlas operando y hacer los cambios necesarios para aumentarles el valor rápidamente y venderlas, lo que le ha permitido hacer algunas conclusiones sobre por qué el gobierno de Puerto Rico no puede llevar a cabo eficientemente tareas como la reconstrucción de la isla después de María.

"Lo he pensado un poco", dijo con una sonrisa.

"Yo creo que las intenciones son buenas, ¿qué está pasando que como que no llega la ayuda? Creo personalmente que hay que combinar los recursos más oficiales con los de la filantropia y las personas emprendedoras, porque nosotros como organización nos movemos mañana. El sábado por la mañana (antes de Fiona) ya nos estábamos moviendo", contó.

"Lo que hacemos cuando compramos una compañía es que ponemos a una persona encargada de algo concreto de principio a final, que se reporte al CEO. Lo segundo es que medimos dónde está cada uno y ponemos metas, metas cada año, metas a tres años y metas a cinco años. Lo medimos y miramos dónde estamos hacia la meta mensualmente. Y lo tercero es que aconsejamos al CEO que delegue, que delegue el poder y delegue la capacidad y que inspeccione, pero que no todo suba arriba porque si no...", añadió métodos de planificación y supervisión de trabajo que entiende el gobierno debe hacer mejor.

Bravo estuvo de acuerdo con evaluaciones recientes que ha presentado el gobierno federal sobre la falta de destreza de gerencia de proyecto en el gobierno y el desconocimiento sobre las regulaciones de uso de fondos federales.

Su acompañante en la actividad de Biden, y directora ejecutiva de su fundación, Blanca Santos, es una gerente de proyectos certificada profesionalmente. "Y por eso empezamos a tiempo y terminamos a tiempo", bromeó Bravo.

Santos observó que "al gobierno le hace falta tener un área específica de manejo de proyectos, esa es una parte primordial porque, de lo contrario, nunca se va a poder cumplir ni con alcance, ni con tiempo ni con calidad".

Cuando se le preguntó si es una capacidad que se podría desarrollar con relativa rapidez, opinó que sí, que las certificaciones básicas lo que requieren es dos años de experiencia trabajando con proyectos en cualquier capacidad, tomar los cursos y pasar las pruebas con las que se entrega la certificación.

En Puerto Rico opera desde 1998 un capítulo de la Project Management Institute, una entidad global enfocada en la gerencia, o gestión, de proyectos. El capítulo local tiene sobre 650 miembros y actualmemte su Junta de Directores está compuesta completamente por mujeres. Su próxima actividad pública es el 4 de noviembre y, según su portal, al menos cuatro entidades en la isla, incluyendo las universidades Politécnica y de Puerto Rico, ofrecen los cursos para convertirse en un profesional de esta área.

Otro aspecto que Bravo resaltó como dañino a la capacidad del gobierno para ejecutar es el constante cambio de personal ("turnover") porque entonces nadie nunca realmente se adueña de la tarea y desarrolla pericia en ella. "El 'turnover' es lo peor. Para las compañías de nosotros, si tienes en ventas más de 20% de 'turnover', no puedes crecer. En nuestro negocio, Thoma Bravo, no tenemos 'turnover'. Si tienes 'turnover' siempre estás reorganizando y empezando de nuevo, ¡es imposible!", subrayó.

Santos resaltó que la Bravo Family Foundation está financiada completamente con dinero de Bravo, no acepta dinero de otras fuentes y ejecuta sus programas completamente con sus empleados y voluntarios, sin subcontratar a otras entidades.

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