Por un poco de sensibilidad
En la década de los 1990, Arnaldo Roche Rabell era un hombre joven, con una moña negra de pelo en la parte de enfrente de la cabeza, delgado y de buen humor. Sus obras preñadas de mezclas de óleo amarillo, negro, verde, entre tantos otros colores, se secaban colgadas en varios rieles del estudio donde aquel hombre era feliz. Se decidió en esa etapa de su carrera por el grosor que creaban las capas de óleo para obtener texturas que antes no había podido explorar. Su cara se le iluminaba porque al fin podía utilizar muchísima más pintura que antes. Había llegado a un punto en el que tenía los medios económicos para crear como deseaba.
Personas cercanas a este artista puertorriqueño reconocido internacionalmente cuentan cómo cada vez que otro artista se quedaba sin comida en su hogar, Roche les hacía una compra. No pedía permiso, sencillamente llegaba a sus casas con varias bolsas llenas de víveres. Siempre estuvo pendiente de ayudar económicamente a los compañeros ante los múltiples escollos en los que muchas veces se encuentran los artistas de Puerto Rico. Muchos lo describen como una persona muy humilde.
Dos 'expertos en comunicaciones' empleados de Fortaleza se refieren a la muerte de Rabell en el chat que salió a la luz pública el 31 de julio de 2019 como si fuese una piedra que de pronto se les metió en el zapato. Ante la idea del director del ICP de velarlo en la rotonda del Capitolio responden con mofa. Quienes son velados usualmente en el Capitolio son los políticos. Quizá ya es hora de que se velen a los artistas también.
Arnaldo Roche Rabell exhibió obra en Europa, Latinoamérica, Estados Unidos y el Caribe. Se atrevió a escudriñar las profundidades de su ser en sus piezas, una práctica que desconocen los integrantes del chat. La sensibilidad es la práctica de la autoevaluación, la compasión, el reconocimiento de lo bello y de lo incómodo, junto con el recuento de la historia de cada uno de nosotros. Para ser sensible hay que ser valiente, para ser artista hay que ser más valiente aún porque compartes ese proceso con un grupo indeterminado de personas.
Le gente del chat no sabe de eso, no quiere aprenderlo tampoco. Si bien la clase artística estamos indignados por el desprecio con el que se trata la muerte de este gran pintor, la verdad sea dicha, ninguno de ellos pasará a la historia como lo ha hecho Arnaldo Roche Rabell. La intimidad de estos sujetos quedó expuesta porque alguien los tiró al medio, no porque se atrevieron; la intimidad de Roche Rabell quedó expuesta y convertida en épica porque el artista así lo decidió, porque se atrevió a reconstruirse desde el arte.
El llamado es por un poco de sensibilidad. En la clase artística estamos indignados. Nuestros grandes hombres y mujeres se merecen mucho más respeto que el demostrado.
La autora es gestora cultural. Durante cuatro años, fue editora de Desafío, la revista de cultura del desaparecido periódico Diálogo de la Universidad de Puerto Rico. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Capítulo de Puerto Rico, y ha dirigido las pasadas cinco ediciones de la Campechada.
El artista Arnaldo Roche. (Juan R. Costa / NotiCel)