Leonardo Padura, entre los que faltan y los que sobran
Lejos de Mantilla, el barrio obrero donde nació, se crió y todavía vive, Leonardo Padura Fuentes habló la noche del martes de su más reciente novela, La transparencia del tiempo (Tusquets 2018). El escritor cubano está en San Juan como parte de la serie de conferencias que CulturArte organiza bajo el nombre Conversatorio en el Conservatorio en la sala de conciertos Bertita y Guillermo L. Martínez en Miramar. La novela va por su tercera edición.
El novelista capitaneó el diálogo y salió airoso de la turbia situación que incluyó un desfile de exfuncionarios que no estarían fuera de lugar en sus relatos detectivescos, como el expresidente de la Universidad de Puerto Rico Antonio García Padilla, su hermano, el exgobernador Alejandro García Padilla, los expresidentes del desgraciado Banco Gubernamental de Fomento Melba Acosta y Alberto Bacó Bague, y Federico Hernández Denton, exjuez presidente del Tribunal Supremo de Puerto Rico. Una curiosa audiencia para conversar sobre un libro que habla de un país antillano donde los pobres son cada día más pobres y los ricos han reaparecido.
Padura Fuentes abrió la noche dedicando unas breves palabras a su amigo Elizardo Martínez García, editor de Ediciones Callejón, recientemente fallecido. Martínez y Padura tuvieron una amistad de decadas desde que el primero se convirtió en el distribuidor en Puerto Rico de los libros del segundo. Entre ferias internacionales de libros y las visitas del escritor a la Isla los lazos que los unían se estrecharon tanto que Martínez es la inspiración de un personaje -Eli- que aparece en esta última novela. 'Era un juego que tenía con Elizardo', explicó Padura Fuentes.
El homenaje, sin embargo, pasó inadvertido a causa de problemas con el sonido --constante durante toda la noche-- uno de varios traspies que tuvo la presentación.
La actividad, que empezó una hora más tarde de lo previsto, estuvo tan concurrida que decenas de personas se quedaron fuera y el salón se llenó de tal manera que muchos tuvieron que sentarse en el escenario y las escaleras del auditorio. Los personajes escogidos para hacer las preguntas ¿literarias? fueron el profesor de Historia, Javier Figueroa, y el banquero Richard Carrión.
La conversación comenzó con unas palabras de Figueroa sobre la comunidad cubana en Miami, Florida, y una diatriba del novelista en contra de la 'decadencia moral' del reguetón en el Caribe. Para Padura Fuentes, el genero urbano es la 'consecuencia' de un 'deterioro' en la sociedad, pero no por el contenido sexual de las letras --en las páginas de sus novelas hay pasajes eróticos contundentes donde personajes masculinos describen cuerpos de mujer o actos sexuales--. Lo que más le disgusta es el vocabulario 'escatológico' que emplean las canciones.
Luego, Carrión, quien demostró mayor interes en el contenido de la obra del escritor, empezó sus preguntas de manera directa:
¿Cuánto de Padura hay en Mario Conde?
'En el noventa y cinco por ciento de las cosas de la vida, Mario Conde y yo pensamos igual', contestó el autor en referencia al protagonista de sus novelas policíacas que, entre misterios y preguntas, habla sobre lo imprescindible de la amistad, el vicio por la lectura y la cotidianidad cubana. La serie va por su novena entrega este año y tambien engendró la serie Four Seasons in Havana en Netflix.
El banquero siguió con sus preguntas y trató de lanzar una recta: ¿por que tanto pesimismo en las letras de las novelas del cubano? 'El optimismo no es literario, el pesimismo sí', contestó el escritor habanero, quien, como buen beisbolero, supo batear el bombito que recibió en el plato. Y siguieron los hits.
Unos de los temas que resonó en el público, y que está muy presente tanto en en el resto de la obra de Padura como en la cabeza de Mario Conde, fue el de la emigración. Los amigos que se suman a la diáspora. Aprovechó para adelantar que actualmente trabaja en una novela sobre el exilio cubano, específicamente la comunidad de Hialeah, Miami. Explicó que le gusta el tema porque le interesa escribir sobre los cubanos que 'han salido de Cuba, pero no se han ido de Cuba. Pertenecer [a un país] tiene que ver con la cultura. Los boricuas saben de eso'. Añadió para hablar de porque el se queda en el barrio habanero que lo vio nacer: 'si tuviera que irme de Cuba lo lamentaría muchísimo. No quisiera vivir en la nostalgia'.
Las preguntas de Figueroa, de origen cubano, estuvieron todas inclinadas a la política de Cuba y Padura Fuentes dejó ver su decepción con las preguntas, que según dijo, son una constante en las '250 entrevistas que doy al año'. Para darle sentencia de muerte al tema, el hijo del dueño de la bodega del barrio contestó: 'Cuba se lee políticamente y son temas en los que la gente no quiere equilibrios', como diciendo que siempre le exigen posicionarse y los entrevistadores se olvidan de la reflexión innata en un literato.
Terminó diciendo que pronto estaría de vuelta en Puerto Rico porque tiene en mente escribir una novela donde el protagonista vive en la Isla.
En la tarde del miercoles, Padura Fuentes tuvo una charla magistral en la Facultad de Educación de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras. El escenario, como cara y cruz de una moneda, fue diferente aunque no desconectado al de la noche del martes. El escritor, que define su trabajo con fidelidad a 'la esencia de los procesos históricos' se presentó frente a una comunidad de estudiantes, profesores y empleados que en estos días se reúnen y protestan en contra de recortes al presupuesto que sostiene su institución.
El escritor cubano Leonardo Padura, abril de 2018. (Juan R. Costa / NotiCel)