La Nación celebra su ciudadanía
Apenas se habían acallado los gritos y los cánticos, del confetti quedaba poco y al karaoke no se acercaba ya aspirante a estrella alguno, cuando el cubo de agua fría cayó sin anunciarse.
A la celebración de la ciudadanía estadounidense por parte de la cúpula del PNP el jueves pasado en el Pedrín Zorrilla, bullanguera y orgullosa, con el ánimo bien alto para el state fifty one desde aquí con plena y coquí, le salió desde allá unas horas más tarde un adversario inesperado en Mark Krikorian, director del Centro para Estudios de Inmigración y un activista conservador que entre otros trofeos cuelga de su figura la oposición recalcitrante a normalizarle la vida a millones de indocumentados en Estados Unidos, país que, hasta cansa repetirlo, debe su grandeza precisamente a la inmigración a partir del Mayflower.
Pues Mr. Krikorian cuenta, según un comentario que publica en internet el 'National Review', que 'Estoy en una audiencia del subcomité de Inmigración y el seudo congresista de Puerto Rico está hablando de cómo ‘nosotros' somos una nación de inmigrantes; 'Nosotros?', continúa Krikorian, 'Puerto Rico es un país extranjero que se convirtió en una colonia de Estados Unidos en 1898, nada diferente a la colonia francesa de Togo o a la colonia británica de Uganda'.
El 'seudo congresista' es nada menos que el Comisionado Residente de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, y el 'nosotros' no le gusta nada a Krikorian, quien sigue su discurso con más verdades, nos gusten o no: 'Estados Unidos le otorgó la ciudadanía estadounidense a los residentes de Puerto Rico en momentos en que peleaba en la Primera Guerra Mundial, y es aún un pueblo distinto, una nación distinta, con su propio idioma (extranjero), su propia historia y cultura'.
Ahí llegamos. Un pueblo distinto, una Nación distinta.
En nuestra confusión cotidiana, y en la astucia política con doble intención, se cree que el status colonial impide llamarse a si mismo Nación; incluso circula por allí una versión de que en cierto medio de comunicación masiva acaban de envíar unas directivas internas censurando las palabras Nación, nacionalmente y país en las historias a publicarse. De ser cierto, flaco favor le hace ese medio a la apertura mental del pueblo.
Según el mataburros, Nación, en sentido estricto, tiene dos acepciones: la nación política, en el ámbito jurídico-político es un sujeto político en el que reside la soberanía constituyente de un Estado; la nación cultural, concepto socio-ideológicoque se puede definir a grandes rasgos, como una comunidad humana con ciertas características culturales comunes, a las que dota de un sentido ético-político.
La ausencia de soberanía política no es, sin embargo, excusa para despojar a Puerto Rico de su referencia como Nación, y eso lo dijo claramente Mr. Kerkorian y lo dicen todos los puertorriqueños que no tienen gríngolas ni temor por las definiciones.
Escocia dejó de ser un estado independiente en 1707 y forma parte de la Gran Bretaña junto a Irlanda e Inglaterra. Conserva su propio sistema legal, educativo y cultural aún dentro de esa relación y tiene también, al igual que Irlanda, un sector independentista muy amplio.
Pues ve tú a decirle a esos escoceses que despiden a sus muertos con música, baile y bebida, vestidos con falditas y tocando la gaita, que no son una Nación.
Te ponen la gaita de sombrero y la faldita de lazo por el cuello, antes de apretártelo fuerte, bien fuerte...