Después de la boda... luna de miel?
El domingo por la mañana, despues del casamiento en el que ni tan siquiera conocí a quienes unían nupcias, el Licen estaba que no valía ni un chavo.
Fue entonces cuando la diferencia en edad se asomó con ánimos de recordar. Más que todo, me provocaba ternura.
Quise dejarle dormir. Recogí las cosas, me bañé y me disponía hacer desayuno cuando el Licen bajó silenciosamente, me sorprendió en la cocina, me sonrió coquetamente y con su voz de dormido pronunció 'yo me encargo'.
Me tendí en el sofá con la tele prendida mientras mi estómago esperaba con paciencia el exquisito sandwich de 'omelette' que degusté junto a una taza de café local.
Después de la jartera y una corta siesta que cogimos, quise seducir al Licen esperándole en la cama, desnuda y acariciándome los pechos y el Templo cuando salió de la ducha.
Él se me lanzó encima y empezó a comerme cada esquina de piel a besos. Eran suaves y agresivos al mismo tiempo. Me lamía completa.
Me puse salvaje. Temblaba desde los pies hasta la cabeza. Quise ponerlo a gozar hasta que el Licen dijo 'estoy un poco cansado, dame un break'.
No quise presionarlo. Lo dejamos ahí. Descansamos un rato, nos vestimos y nos fuimos a encontrar con algunos amigos que también se habían quedado por el área tras la boda.
Estuvimos comiendo, bebiendo, bailando y seduciéndonos uno al otro en un chinchorro pueblerino.
Cuando llegamos a San Juan, fuimos a comer a una pizzeria y me invitó a quedarme con él. Al otro día tenía trabajo, preferí irme a casa.
Nuestras miradas se penetraron una a la otra al momento de despedirnos. Nos reímos, y antes de cerrar la puerta del auto me susurró 'que intensidad rica'.
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