Tarde pero seguro: la fiebre del paddleboarding (galería)
Despues de unos breves minutos balanceándome en mis rodillas sobre la tabla de 'paddle board', me sentí con la confianza de poder levantarme y dominar la Laguna del Condado. Soy rey, pense. Me levante. Reme un ratito. Esto es sencillo.
'How you doing, Ricardo?', me preguntó Arthur Wibble ('Art'), el que me enseñó cómo remar.
En ese momento levanté la mirada con una sonrisa para señalarle al instructor que conmigo no se tenía que preocupar. En instantes así los seres humanos se convierten en víctimas de su propia necedad. Efectivamente, mientras le sonreía al instructor, no me percaté que un encontronazo con el muelle era inminente y choqué de frente con la madera, para entonces caer al agua como sendo novato. Todo pareció ocurrir en cámara lenta.
Sin embargo, pronto me di cuenta que caerse de la tabla es algo completamente normal. Parecía ser un rito de iniciación entre todos los pretendientes a la tabla, por esa razón nadie se reía cuando algún compañero se caía, que ocurrió bastante.
El hecho de practicar este deporte es quizás algo que muchos tomarían por sentado. Si no fuera por los esfuerzos de Arthur Wibble y otros entusiastas de los deportes acuáticos, es posible que la escena de stand-up paddle boarding (SUP) no contara con la cantidad de fanáticos que hoy día tiene.
'Es básicamente un deporte que estalló entre los últimos diez o doce años', señaló Wibble en inglés. Wibble, oriundo de los Estados Unidos, lleva 27 años viviendo en Puerto Rico. Contó que lleva seis años dando clases de SUP, pero en un principio era algo casi clandestino ya que no era un trabajo estable. Daba las clases mediante acuerdos previos por teléfono. Wibble, al igual que muchos de los que practican SUP, era surfer y practicante de otros deportes acuáticos desde antes, tales como el windsurf.
'Yo diría que en los últimos dos años ha aumentado exponencialmente la cantidad de gente que ves remando en el agua', opinó Pablo Cunqueiro, empleado de Velauno Paddleboarding.
Ahora Wibble lleva dos años dando clases y ofreciendo tablas para alquiler en la Laguna del Condado, siete días a la semana. 'Esto es un trabajo', dijo al reflexionar sobre la naturaleza de sus operaciones actuales, que contrasta con la manera no estructurada que caracterizaba sus servicios. El negocio de San Juan Paddleboarding lo operan tres personas: Wibble, Kenneth Goldman y Alejandro Calaf.
'Nos dividimos los gastos, que incluye pagar por un seguro, publicidad, y renta.', explicó Alejandro Calaf. 'No es una complicación en cuanto a gastos operacionales.' Cuesta $20 una lección básica con alquiler de una tabla.
'Este año de verdad (el negocio) ha sobrepasado expectativas. Desde el fin de verano hasta acá ha cogido un auge brutal porque mucha gente se da cuenta de lo fácil que es aprender y practicar la actividad.'
Calaf y Goldman confirmaron que fue Wibble el que trajo el primer paddle board a San Juan, en el 2007. Para esos tiempos, Wibble y unos compañeros suyos habían encargado varias tablas para utilizar en Puerto Rico, ya que era imposible conseguirlas en la isla.
Eso ha cambiado drásticamente. 'Ahora se ha convertido en algo tan profesional y tan específico que hay una variedad de tablas para todas las condiciones', explicó Cunqueiro. También especificó que hay que tomar en cuenta el tipo de remo que se utilice. Por ejemplo, los remos de fibra de carbono son preferidos para usar en cuerpos de agua relajados y para expediciones largas. Mientras los remos más pesados y resistentes los utilizan para navegar en las olas.
Para los ‘fiebrús', los gastos se pueden calcular anualmente. El consenso general es que las únicas inversiones de peso lo conllevan las tablas y los remos que se usen. Esos remos pueden tener precios oscilantes entre $100 a $400, dependiendo de los materiales usados en su construcción. Según Rafael Ortíz, quien ha representado a Puerto Rico en competencias internacionales, la práctica que se da entre muchos es la de comprar una tabla profesional (ahí se pueden gastar entre $2,000 a $3,000), y durante el año, alternar entre 3 a 5 tablas, de vez en cuando vendiendo alguna para adquirir una nueva.
El deporte, que tiene sus orígenes en Hawai, adquirió ímpetu rápidamente y atrajo a muchos curiosos. En el presente hay varios negocios locales que suplen paddle boards, como SUP Action, Velauno Paddleboarding, IMS SUP, y MHL , entre otros. El apoyo a la escena es responsable de haber generado los suficientes recursos para que se realizara el Paddle Royal, una competencia de alto calibre internacional que se celebró en San Juan el pasado diciembre.
El ambiente allí en la laguna era uno relajado. No sólo había tablas de SUP para alquiler, sino kayaks y botes de pedales. Si su interés primordial son las tablas, éste es un buen lugar para iniciarse. No sería erróneo decir que aprender las destrezas básicas y cómo remar es sencillo. Sin embargo, como toda arte, amaestrar y dominar la práctica es otra cosa.
(Archivo / NotiCel)
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