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Por la borda dos semanas de la campaña de la NBA

En una movida que no sorprende a nadie que haya seguido de cerca el conflicto laboral de la NBA, el comisionado David Stern ejerció el máximo poder al suspender de manera oficial las primeras dos semanas de la temporada.

A pesar de más de 15 horas de reuniones entre representantes de la liga y la unión de jugadores en los últimos dos días, el distanciamiento entre lo que cada parte quiere parece imitar el gran cañón de Colorado.

Diferente a años anteriores, donde la poca preparación por parte de los jugadores ante un cierre patronal los llevó a firmar convenios colectivos que no les favorecían, esta vez se ven más unidos que nunca, portando camisetas que llaman a la unidad y comenzando una campaña por Twitter que lleva el mensaje 'Déjenos Jugar'.

El Presidente de la unión de jugadores, Derek Fisher de los Lakers, lleva más de un año incitando a la preparación económica de los jugadores para un posible cierre patronal que no solo afecta a los jugadores sino a todos los pequeños comerciantes y empleados que dependen de una temporada de la NBA que de por sí dura tan solo seis meses.

La situación se torna más difícil aun cuando se rumora a viva voz que hay serias diferencias entre los mismos dueños de los equipos, que a pesar de todos ser millonarios, se ve la clara diferencia entre los que sus fortunas fluctúan en los millones y los que fluctúan en los billones y entre los que ven el poseer un equipo como una inversión más y los que de verdad tienen interés en el juego.

Dueños como Marc Cuban, de los recién coronados Dallas Mavericks, están dispuestos a gastar lo necesario para competir por un campeonato, no solo por tener el dinero sino porque están envueltos en el proceso y se saborea la victoria junto a sus jugadores, ejemplificado de manera máxima cuando su rostro se llenó de lágrimas en la entrega del premio al jugador más valioso de la temporada, su estelar estrella Dirk Nowitzki en la temporada del 06-07.

Una gran diferencia a dueños como Robert Sarver, de los Phoenix Suns, o Donald Sterling, de los L.A. Clippers, quienes abiertamente confiesan una prioridad de generar dinero por encima de competir por un campeonato, una seria bofetada a nosotros los fanáticos de una liga tan cautivadora.

Un cierre como este pone en peligro el cariño que ha ido creciendo desde las gradas que visita las canchas y consumen los productos de la NBA a un paso que no se veía desde la retirada en el 98' del icónico de los Bulls Michael Jordan.

La calidad de talento y elocuente presencia de estrellas jovenes como Lebron james, Kevin Durant y Dwayne Wade, junto a los ya establecidos Kobe Bryant, Tim Duncan, Dirk Nowitzki, entre otros, han hecho que se sanaran las heridas de una fanaticada que veía a la liga con un ojo sínico después de momentos históricamente horribles como la pelea en las gradas de Ron Artest y la acusación de Tim Donaghy, arbitro que acepto haber apostado en juegos en los que trabajaba.

Es ante este panorama que se levantaron de la mesa de negociaciones representantes de ambos bandos que tienen mucho que perder de extenderse aún más este cierre patronal. 'Ahora se pone feo' comentó un Gerente General en anonimato. 'Que nos ayude Dios'.

David Stern dice que no se deja. Ni corto, ni perezoso, suspendió dos semanas de la NBA
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