Análisis hípico: Se acerca otro Kentucky Derby
Aunque todavía falta mas de mes y medio, los medios de información han comenzado a informar la llegada de la Triple Corona del hipismo norteamericano.
Según pasan los años, como hípico al fin, espero con nostalgia esta celebración del deporte que ha sido parte integral de mi vida.
Según ha transcurrido mi presencia en el planeta, la serie de carreras ha cambiado en mi cosmovisión del deporte.
Me intrigaba como niño pre-pubescente el revestimiento de magia que tenían unas carreras con tanta tradición y los personajes que las hacían posibles, como los jinetes, entrenadores y humanos que deambulaban dentro de aquel mundo mágico.
Probablemente, mis primeros destellos de memorias arribaron a mi mente infantil con el amor que le tenía mi abuelo Tomás y que servía de vínculo emocional con todos sushijos; a los caballos que pasaban por el frente de mi casa llevados por personajes curtidos por las pistas que contestaban a mis pedidos de 'quién es ese?' según pasaban por el frente de nuestra casa en Floral Park.
Mi primera 'incursión' en el hipismo norteamericano fue cuando comencé a oir de un caballo blanco llamado Native Dancer que perdió una sola carrera, precisamente el Derby de 1953 frente a un caballo llamado Dark Star.
Las noticias sobre el Derby de Kentucky llegaban a Puerto Rico por cuentagotas, probablemente en los periódicos El Mundo y El Imparcial y con la excepción de algunos que tenían acceso a la prensa americana, la mayoría de nosotros se enteraba al otro día.
Ya para esa época, a pesar que la edad y el desarrollo ampliaban el microcosmos que habitábamos, siempre el Derby implicaba como una celebración al deporte, imán de nuestros intereses existenciales desde entonces.
Poco después, comenzaron los boricuas a ser parte de la celebración, primero con Junior Cordero, Eddie Belmonte y varios jinetes de primera.
Cuando los hípicos locales se dieroncuentaque la calidad de los caballos que importaban era tan buena como los que adquirían los americanos, ejemplares como Dawn Glory y tantos otros demostraron que los hípicos locales no tenían nada que envidiarle a sus contrapartes norteños.
Ese movimiento llegó al climax con Bold Forbes.
Este diminuto ejemplar, domado en el Centro de Domas del Potrero del Sur, propiedad de Esteban Rodríguez Tizol y entrenado por el cubano Lázaro Barrera le dió a nuestro Angel Tomás Cordero una de sus más resonantes victorias.
Para esa época, el hipismo era tan dinámico y emergente que se construyó un nuevo hipódromo y se abarrotaban las gradas en un municipio 'tan lejano' como Canóvanas y con regularidad se jugaba más de un millón de dólares diarios en el deporte.
El Kentucky Derby seguía cumpliendo años, igualito que nosotros…
Tuve la suerte de llevar un grupo de hípicos – se llenó una guagua de oyentes del programa 'En La Pista' que conducíamos en WLUZ – a presenciar mi primer Derby en vivo el año que Mister Frisky representó a Puerto Rico en 1990.
Ya para esaépoca, raro hubiera sido que algún caballo de intereses puertorriqueños no estuviera activo en los mejores hipódromos de EstadosUnidos, los graduados de la Escuela Vocacional Hípica se iban para afuera tan pronto tuvieran la oportunidad y regresaban con records envidiables para inconscientemente demostrar que ellos también podían tener éxito en la isla si les daban la oportunidad.
El Derby seguía siendo como la boya de altamar donde podíamos ver como estaba la marea.
No quiero que piensen que soy crítico de los nuevos dueños del hipódromo.
Ellos son solo víctimas de los tiempos.
El empeño que tienen de podergenerar los ingresos suficientes para mantener el hipódromo funcionando cinco días a la semana ha hecho que cada día que pasa el aura quedespedía el deporte haya ido empañándose hasta el punto que cada día tiene menos atractivo para el jugador casual de seguirlo.
En la actualidad, los montos de la jugada son mínimos, aún si no tomamos la tasa de inflación annual como vara.
De una docena de criadores que se mantenían activos, queda un puñado operando a pesar de las ayudas gubernamentales que reciben.
Cuando el Gobierno, no se cual y da lo mismo, decidió meterle el diente a los premios y comenzar a eliminar las ayudas contributivas que ofrecía, la cantidad (y calidad) de los propietarios de establos comenzó a mermar de manera dramática.
Pero ,aún continuamos aquí, con la esperanza cada día más remota que el deporte remonte y mejore su salud económica.
Por cierto, faltan 6 semanas para la carrera, y les prometo mantenerlos informados de cómo se va formando el lote de competidores.
Seguiremos, mientras haya medios en que podamos hacerlo.