Alrededor de 44,000 familias han pasado por el negocio de vídeos durante los 30 años que lleva operando, pero ahora Video Place afronta tiempos difíciles ante la competencia que representa la reciente llegada de los Red Box a Puerto Rico, la cadena Netflix y la gran cantidad de actividades que hacen que las personas prefieran salir de sus casas, en lugar a alquilar filmes.

Miguel López, propietario de la tienda de filmes extranjeros,es realista ante el hecho de que la industria poco a poco irá desapareciendo. Sin embargo, afirmó que mientras no sea crítico, seguirá con su negocio pues a través de ello siente que hace una aportación social.

De hecho, desde que el cliente entra por la puerta deVideoPlace, en Toa Baja, el orgulloso propietario de la tienda le extiende una oportunidad de dar una vuelta al mundo con pasajesinusualesy a bajo costo.

'La mayoría de los clientes llevan muchos años viniendo al negocio y cuando una persona entra por la puerta yo sé qué es lo que está buscando y a veces antes de llegar al ‘counter' yo le tengo cinco, seis o diez opciones en la mano ya', comentó López, quien fuera propagandista médico, previo a abrir el icónico club de vídeos cerca de la Plaza Río Hondo, en Bayamón.

En septiembre de este año, el famoso local cumplió 30 años de ofrecer la variedad más amplia de películas a personas de todos los pueblos en Puerto Rico, que llegan hasta esos lares para deleitarse con películas de calidad mundial.

Sin embargo, ante la realidad de la nueva tecnología, al propietario le preocupa la pérdida del contacto humano y de poder dialogar sobre las producciones filmogáficas con sus clientes.

'Me preocupa que las personas van a perder el don de poder comunicarse. Van a ir directamente a la pantalla, pero no va a haber una persona que les recomiende, que vio la película previamente que le diga, conociendo sus gustos, qué es lo que pueden ver ese día. Eso es lo que yo hago', explicó quien se instruye del cine leyendo y viendo películas todos los días para poder hacer la mejor selección para sus clientes.

Su dedicación es evidente. En el local destacan varias columnas de filmes provenientes de países como Argentina, Japón, Corea, Cuba, Francia, Alemania y España, que junto a la categoría de Cine por Autor y cine Gay y Lésbico, completan la gran oferta que López se esfuerza por conseguir para sus clientes.

'Si no vienen la maravilla que hay ahí y el exclusivo que hay ahí y la grandeza que uno consigue, va a desaparecer. Así que esto es un grito desesperado para que la gente venga y respalde este proyecto que lleva 30 años', exhortó López, cuya clientela varía semanalmente.

Entre sus clientes se encuentra desde gente sencilla y simple hasta por los 'individuos más logrados en la faz de la sociedad contemporánea puertorriqueña', según mencionó López, quien contó cómo múltiples profesores incluyen entre sus asignaturas alquilar ciertas películas del local con relación a guiones, sociología, antropología, historia o problemas médicos.

'Para eso es que van a Video Place. A buscar ese tipo de cine', comentó.