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Economía

Panaderías españolas: un legendario negocio no exento de los golpes económicos (galería)

Los aumentos de costo en las tarifas del servicio electrico, que han tenido lugar en estos últimos años, y ahora la más reciente expansión del IVU, han asestado un golpe casi mortal a la economía del país. Algunas panaderías españolas como Kasalta, España y La Ceiba, establecidas en Puerto Rico desde hace varias decadas y que funcionan como una especie de sociedad, no están exentas y tambien han comenzado a reflejar serias perdidas que desde ya comenzarían a afectar al consumidor local.

Tal es el caso de la panadería España en Carolina, que desde agosto del año pasado ha reflejado una fuerte tendencia a la pérdida de ingresos por las bajas en las compras, según nos contó Manuel Llamas, uno de sus socios.

'Desde agosto del año pasado hasta acá, esto viene en picada. Cuando vi los números a final de mes, dije esto no puede ser. De agosto a diciembre fue un desastre. No nos vamos por arriba a menos que sea un milagro', sostuvo, para luego comentar que es la primera vez que algo así sucede desde que trabaja en la panadería hace dieciséis años.

Indicó, además, que antes pagaba $10 mil u $8 mil en servicio eléctrico. Hoy, la cantidad promedio es de $17 mil.

'Los productos que compramos no bajan de precio tampoco, al final lo que pasa es esto, que siguen pagando los ciudadanos. Ellos (los políticos) no pagan los platos rotos, los paga el pueblo de Puerto Rico', observó.

Lo mismo sucede en la panadería La Ceiba en Puerto Nuevo, cuyo socio, Juan Campillo, coincidió con Llamas en que las pérdidas no se han hecho esperar desde hace algún tiempo y que, indudablemente, el precio de sus productos podría aumentar pronto.

'Es un efecto dominó, es inevitable aumentar los precios. Cualquier subida afecta todo y a todos. El golpe de la luz es demasiado. El costo de energía es altísimo y si hablan de subirlo más, no sé qué va a pasar. Uno se ha ido adaptando, pero es realmente absurdo', sostuvo.

Por su parte, Jesús Herbón, propietario de la panadería Kasalta por casi 25 años, expresó a este diario que a pesar de que tratan de no tocar el bolsillo de los clientes, tampoco descarta subir los precios.

'A lo mejor eres honesto cobrando $2 por algo que vale $2, pero el cliente no puede pagarlo. Entonces cobras $1.50 para que sigan comprando, y tú no ganas pero no pierdes. Por lo menos mantienes todos los salarios y el negocio funcionando', expresó, mientras aclaraba que ha registrado pérdidas que van de un 15 a un 20 por ciento.

No obstante, y a pesar de que cada una de las tres panaderías socias cuentan con sobre 40 empleados, ninguno de los tres dueños contempla la idea de prescindir de algunos para aliviar la carga económica.

En el caso de Herbón, dice que sería una de las últimas decisiones que consideraría debido a que los considera una familia.

'Cada empleado es una historia diferente. Esa historia hay que respetarla. Eso es muy serio, porque para mí es como una familia extendida, me paso mucho rato al día con ellos', sostuvo.

Campillo, por otro lado, dijo que incurrir en tal práctica sería un 'recurso desesperado' y que espera que en algún momento las cosas mejoren, aunque tratarán de adaptarse sin quejarse porque el problema no es exclusivamente de ellos.

'Esto no es un lamento, todos tenemos que pasar por esto. No somos ni privilegiados ni perjudicados, estamos igual que los demás', dijo, en referencia a otros comerciantes y panaderías más pequeñas del país.

Sin embargo, a pesar de todo el panorama que aparenta ser tan desolador, estos socios no piensan dejar sus respectivas panaderías y mucho menos abandonar el país.

'A veces suena como si las panaderías españolas tuvieran una varita mágica, pues no, es un resultado del esfuerzo y la disciplina. El éxito de la panadería española no es más que un buen cliente puertorriqueño, incluso hoy, en épocas de dificultad, la gente está ajustada y apretada, pero siguen con esa fe ciega yendo a los sitios y no quedándose en su casa y eso nos ayuda mucho. Hay una clientela muy noble aquí', expresó Campillo.

En el caso de Llamas, que hace aproximadamente 5 años compró una parte del negocio a su padre, también se mantendrá trabajando activamente en ella.

'He dejado aquí mi juventud, son muchas horas de trabajo. No tuve sábados y domingos libre. Son muchos años de servicio y la gente aprecia la calidad', puntualizó.

Por su parte, Herbón, que llegó a Puerto Rico a sus 23 años, expresó que estará en Kasalta 'hasta que Dios quiera'.

'A ver si las cosas mejoran. Nuestro vino será amargo, pero es nuestro vino, como dicen algunos colegas cubanos. Pasa igual con este, nuestro país. Tenemos que seguir, ojalá haya un poco más de conciencia y entendamos que no solo se llega volando, sino caminando también con paso firme', concluyó.

*Ver también:

Historia detrás de las panaderías socias: Kasalta, La Ceiba y España

        

Panadería La Ceiba, en Puerto Nuevo. (Jean Martínez para NotiCel)
Foto:
Panadería La Ceiba, en Puerto Nuevo. (Jean Martínez para NotiCel)
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Panadería La Ceiba, en Puerto Nuevo. (Jean Martínez para NotiCel)
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Panadería La Ceiba, en Puerto Nuevo. (Jean Martínez para NotiCel)
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Panadería La Ceiba, en Puerto Nuevo. (Jean Martínez para NotiCel)
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Panadería La Ceiba, en Puerto Nuevo. (Jean Martínez para NotiCel)
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Panadería La Ceiba, en Puerto Nuevo. (Jean Martínez para NotiCel)
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Panadería La Ceiba, en Puerto Nuevo. (Jean Martínez para NotiCel)
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Panadería La Ceiba, en Puerto Nuevo. (Jean Martínez para NotiCel)
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Panadería La Ceiba, en Puerto Nuevo. (Jean Martínez para NotiCel)
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