Muy relajado en la comodidad de un amplio sofá, Gilberto Santa Rosa confesó todo lo que puede dejar a su paso contar con una carrera de 40 años: extrañar aquellos tiempos en los que todo era más divertido, ser testigo de la madurez de su voz y añorar que alguien de tu descendencia quiera heredar tu vena musical.

'El Caballero de la Salsa' ya celebra 40 años de carrera musical y, aunque ya ha llevado su concierto '40 y contando' a diversos países, es la celebración en su casa la que más le entusiasma.

En este encuentro con su gente, pautado para el sábado, 17 de febrero, en el Centro de Convenciones de Puerto Rico, el interprete ha preparado un repertorio de trayectoria muy variado y espera compartir todas esas mágicas historias de lo vivido durante sus cuatro decadas en la música.

Gilberto, ¿cómo se sobreviven 40 años en la industria musical?

'Creo que el trabajo ha sido uno de los elementos principales. Nunca he parado. En mis mejores tiempos y en los menos buenos, siempre he estado activo, tratando de hacer una buena propuesta, mejorando o buscando que tengo que mejorar, porque a veces tendemos a recostarnos en los laureles, y eso no puede ser. Así que se debe a la consistencia en el trabajo y a tener un buen grupo de gente siempre'.

¿Que es lo más que se extraña de los inicios… de hace 40 años?

'Que era más divertido, había mucho más taller… Antes había ciento y pico de emisoras, y hacías una gira de promoción completa en la Isla, y hacías un programa de televisión y si a la gente le gustó te llamaban, aunque no estuvieras pega'o, sin importar cuántos views o followers tuvieras… así que todo era más divertido y todo el mundo se conocía, eso tambien lo extraño mucho'.

'Views' y 'Followers'… Residente le ha dado fuerte a ese tema y habla de lo peligroso que puede ser para la industria basarse solo en números. ¿Cómo te va a ti con las redes sociales? Estás más activo…

'Lo he hecho por un asunto de comunicación. Al final, lo que es insustituible, es precisamente eso, la sensación, lo que provocas en la gente y lo que la gente recibe de ti. Por más Facebook Live que hagas, el pararte en el escenario y que la gene te transmita su cariño y apoyo, es algo que no tiene precio. Y tengo miedo de que se pierda la sensibilidad, que la gente se acostumbre demasiado a la televisión, a oír el disco, ver videos… eso me da un poco ese miedo porque la gente se acostumbra. Esa es la parte peligrosa. Claro, es bonito porque te ayuda a que te escuchen hasta en Pakistán y es bonito que te escriban y te digan que crecieron oyendo tu música, pero lo complicado es cómo hacer el balance para que la esencia no se pierda'.

Y a ti, ¿que te gusta oír o ver? ¿En tu casa se escucha tu música?

'Escucho música de la que llegó antes que yo, pero tambien soy amante de clásicos de música popular. Me gusta oír a Chucho Avellant, Frank Sinatra, me gusta Ednita Nazario, Eva Ayllón, Olga Guillot. A Alexandra le gusta mucho mi música. A veces Ale se levanta con Gilberto Santa Rosa y hay que decirle: 'Negra, bájale dos', pero a veces me gusta porque ella rebusca y pone cosas que no oyes todos los días'.

Y cuando te oyes en esos temas, ¿criticas tu voz? ¿Se te hace extraño oírte?

'Pues, no soy crítico de mi voz, pero de los primeros años, quizás oyes un disco de los 90 y oyes uno de ahora, y hay gente que ha dicho: ¿Quien es ese que te imita? Me gusta más mi voz ahora que antes, y siento que tengo más conciencia cuando canto. Siempre dije que quería ser interprete, porque cantantes hay un montón, pero yo quería interpretar. Así que si me dan a escoger, escojo la de ahora'.

De tus hijos, ninguno está en la música, pero ¿algún nieto tal vez?

'Me encantaría que mis nietos lo hicieran, aunque fuera por 'hobby'. Uno de ellos, el mayor, tiene la habilidad y el oído. Se aprendió canciones de los musicales de Disney y las han grabado y yo pregunto a los que saben, porque yo soy su abuelo, les digo mira esto, ¿soy un abuelo ridículo o tiene oído? y lo tiene. Hay cosas que le quedan altas y el mismo se acomoda. Así que me gustaría que se dedicara a cantar y que toque algo porque yo no toco ni la puerta, y así me acompaña'.