De 007 a la oficina
Hasta hace poco, los escáneres que leían huellas digitales o la retina de los ojos para identificar personas autorizadas o no eran cosa de películas de espías y agentes secretos. Con la obsesión por la seguridad provocada por el miedo al terrorismo los exámenes biométricos se generalizaron en los aeropuertos. Ahora estos dispositivos llegan a las empresas.
Los medidores biométricos se utilizan para verificar la identidad de una persona a través de alguna característica biológica única, como huellas dactilares, iris, retina, el contorno de la mano, la forma de la oreja, patrones de la voz o, incluso, olores corporales.
Quienes promocionan el uso de las técnicas biométricas, como Cyrille Bataller, director de los Laboratorios de Tecnología de Accenture en Europa, dicen que las compañías le ven beneficios en términos de seguridad, automatización y conveniencia, publica BBC Mundo.
'Es una forma muy segura de establecer una identidad', asegura el experto.
Por su parte, la industria de la biométrica asegura que se ha incrementado en gran medida el número de compañías que protegen sus oficinas con este tipo de tecnología, aunque hasta hace poco estos artilugios no estaban en condiciones de hacer bien el trabajo.
'Antes no se podía confiar en la solución biométrica; había una tasa demasiado alta de falsos negativos, como decimos en la industria', indica Itay Langer, de la firma israelí BioGuard.
Otras razones por las que las empresas habían decidido en el pasado no utilizar estas tecnologías, explica BBC Mundo, son las implicaciones legales de recolectar información privada del personal, y el miedo de que se pudieran propagar enfermedades si varias personas tocaban una misma máquina, especialmente en el sector sanitario.
Pero hoy en día se pueden comprar escáners que pueden identificar a un individuo aun si coloca su pulgar al revés y también se han vuelto más accesibles: con $200 se puede comprar un lector para colocar en puertas.
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