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SAN JUAN WEATHER
Huracanes

Sin sacudirse bien el miedo residentes de Virgen Gorda aguardan otro huracán (video y galería)

'Todavía estoy aterrado. Nunca en mi vida había visto algo como eso', manifiesta Kelvin George, quien dentro del temor, encuentra la forma de soltar una tímida sonrisa al desear que nunca más --ni el ni su familia-- vuelvan a vivir un huracán como Irma desde su hogar en Virgen Gorda. 'Una vez es suficiente', aseguró.

Kelvin, de 64 años, enfoca toda su atención en las noticias que escucha a traves de un radio portátil. Para combatir el calor, pasa las horas frente al marco donde hasta hace unos días hubo una puerta. Afuera, en el patio, su hermano menor, Ronny, recoge lo que puede entre troncos desterrados y bloques sueltos.

La persistencia de los vientos del huracán, los cuales sobrepasaron las 200 millas por hora, no solo destrozaron las áreas verdes a su alrededor y en el resto de la isla, tambien hicieron 'volar' la puerta de entrada de su hogar, uno de los cuartos y el techo.

'Fue terrible. Terrible. Cerca del final [del huracán], tuve que correr. Justo cuando iba a acabar, tuve que irme al refugio. Hubo un momento en que pense que todo se tornaría peor. El cuarto voló, esta puerta voló, el techo. Lo mejor fue no haber muerto', recuerda Kelvin, quien utiliza una silla de ruedas por problemas musculares.

En Virgen Gorda, el murmullo que producen los vientos fue remplazado por un martillazo a la distancia contra estructuras de acero o, en este caso, por el bisbiseo de la emisora radial. El día del huracán, los hermanos George --completados con una hermana--se vieron obligados a correr hasta el Catholic Community Shelter, un trayecto de dos minutos que se dificultó con las ráfagas del fenómeno atmosferico y el hecho de que debían cargar a Kelvin.

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'En los 30 años que llevo viviendo aquí, nunca había visto algo como eso. En tan pocos minutos vi mucha devastación', relata aún con el miedo en sus ojos, ese que solo se obtiene al mirar un huracán de tal inmensidad de frente. Sin embargo, las amenazas naturales futuras no lo intimidan, pues asegura que se resguardará en el refugio y luego, tal como pasó en esta ocasión, regresará a la casa que estima.

Kelvin reconoce que el camino a la recuperación será lento, pero es lo que resta.

A la salida de la casa, cuatro dominicanos buscan entre los escombros de lo que fue un local multiusos aquellos objetos y herramientas con vida útil. El negocio, llamado 'Blue House', era barra, restaurante, salón de belleza y lo que fuera necesario, cuenta Carlos Jose Reyes Castro, uno de los empleados.

Entre la primera capa de ruinas hay una silla acolchonada negra, en la cual solían sentarse las clientas para recibir el secado del cabello. A su lado, y reposando en el piso, un lavabo donde se mojaban las cabezas. En el piso, peinillas, rolos amarillos y azules, champú y envases de laca para el cabello. Debajo, remanentes de paredes color crema y blanca y materiales que le pertenecían al bar. De la estructura solo permaneció intacta la parte trasera, que alberga la nevera y un abanico.

Al igual que Kelvin, Carlos y sus compatriotas no veían más opción que recuperar lo posible y reconstruir.

El panorama a su alrededor no era muy alentador. Al tope de una montaña, la iglesia permanecía abierta por obligación, ya que perdió su tejado y gran parte de sus paredes.

En el puerto, las perdidas podrían ascender a más de dos millones de dólares en cuanto a botes hundidos, veleros virados al reves o desplomados encima de otros, y de perforaciones en embarcaciones que sobrepasan los 40 pies de largo.

La perdida no le corresponde solo a Virgen Gorda. Los yates provenían de Vieques, Puerto Rico; San Antonio, Texas; Albania, Nueva York; y Halifax, Nueva Escocia, entre otros.

Las palmas que no desaparecieron de su hogar de origen están cortadas a la mitad, como si el huracán las hubiera decapitado. Los letreros, al igual que las antenas, están dobladas hasta llegar al suelo. El acero de los edificios cercanos está expuesto, mientras que las ventanas de esos mismos espacios ya fueron remplazadas por paneles de madera o bolsas y cinta adhesiva amarilla.

Durante el huracán, la velería de Wilbert 'Sampy' Samuel se inundó. Como si fuera poco, se despedazó el techo.

'Tuvimos graves daños. Es catastrófico, escombros por todas partes. Nos golpearon muy duro. En mi tienda, perdimos el techo y tuvimos algo de agua dentro, pero eso es todo. Mi tienda como un todo, estoy estimando que 200 mil dólares en daños. Pero tengo seguro', cuenta Wilbert.

El establecimiento permanece a oscuras por falta de energía electrica, pero todos saben que continúa abierto al público. Aún en su inventario quedan baterías, linternas y otros suministros vendidos en transacciones con dinero en efectivo.

La casa de Wilbert tambien sufrió daños. La de sus vecinos. La de sus parientes cercanos. Sus amigos al otro lado de la isla, esboza, que incluyen a sus compañeros de trabajo y su pastor, tambien perdieron sus bienes materiales.

'Fue algo que yo jamás había visto en mi vida. Yo soy de Dominica y, a los diez años, vi el huracán David, pero 48 años más tarde Irma es lo peor que he visto. Pero lo sobreviví. Todo ocurrió durante el día y eso lo hizo más fácil para que nos rescataran. Nadie resultó herido', recuenta, agradecido.

Una vez sin techo, Wilbert y su familia bajaron a un primer piso, en donde permanecía seco y allí pasaron la noche.

'Éramos seis, pero dormimos cómodos porque estaba seco. Teníamos una planta electrica y comida. La comida no fue un problema, al menos en mi casa. We were all prepared for the storm, that's one thing, but I don't think we were prepared for this (Estábamos listos para la tormenta, es una cosa, pero no creo que estábamos preparados para esto)', confiesa.

A pesar de los pronósticos recientes que ubican a las Islas Vírgenes en el cono de incertidumbre de la tormenta María, los residentes no se sienten intimidados. El enfoque principal yace en reconstruir sus hogares y reforzarlos para evitar más desprendimientos.

'Yo no voy a correr. Esta isla ha sido muy buena conmigo y con mi familia, así que vamos a reconstruir. Vi en Internet que venía otra tormenta, pero no le presto mucha atención no por no querer pensar en eso, pero si ese es Su voluntad [de Dios], pues que venga', desembrolla Wilbert.

Recorrido por Virgen Gorda después del paso del huracán Irma. (Juan R. Costa / NotiCel)

Foto:

Recorrido por Virgen Gorda después del paso del huracán Irma. (Juan R. Costa / NotiCel)

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Recorrido por Virgen Gorda después del paso del huracán Irma. (Juan R. Costa / NotiCel)

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Recorrido por Virgen Gorda después del paso del huracán Irma. (Juan R. Costa / NotiCel)

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Recorrido por Virgen Gorda después del paso del huracán Irma. (Juan R. Costa / NotiCel)

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Recorrido por Virgen Gorda después del paso del huracán Irma. (Juan R. Costa / NotiCel)

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Recorrido por Virgen Gorda después del paso del huracán Irma. (Juan R. Costa / NotiCel)

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Recorrido por Virgen Gorda después del paso del huracán Irma. (Juan R. Costa / NotiCel)

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Recorrido por Virgen Gorda después del paso del huracán Irma. (Juan R. Costa / NotiCel)

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