El paso del huracán Irma por pueblos del área este de Puerto Rico resultó, en su mayoría, en la obstrucción de la vía pública debido a árboles caídos y el movimiento de piedras y otros escombros, además de la perdida de servicio de electricidad y agua potable. No obstante, los residentes no reportaron incidentes graves.

Al menos así lo pudo constatar en entrevista con habitantes de Río Grande, Luquillo y Fajardo, incluyendo el área de la Marina Puerto del Rey, el jueves en la mañana, luego del paso del huracán.

'Por donde vivimos no hubo inundaciones ni derrumbes. Decían que venían vientos de 67 millas por hora, pero nosotros los sentimos más fuertes entre las cinco y seis de la tarde', aseguró Bernice Morales, vecina del sector La Quinta en Río Grande.

Morales y su familia se mantuvieron informados del paso del huracán por las emisoras radiales, ya que enfrentó problemas con su Internet. Del mismo modo, permanece sin servicio de energía eléctrica y agua potable desde las 4 p.m. del jueves.

Un panorama similar vivió, por su parte, Sheila Casillas, residente de Ceiba y con empleo en Fajardo. En su hogar, ubicado en el sector Las Calderonas, quedaron incomunicados a eso de las 5 p.m. y, a las dos horas, comenzó a sentir el pico de los vientos del huracán.

'No hubo inundaciones, solo árboles caídos. En el trabajo [Fajardo] hubo muchas piedras que imposibilitaban el paso, pero el municipio respondió rápido y las limpiaron. Ya a eso de las ocho de la mañana estaban aquí recogiendo', expresó Casillas, quien labora en uno de los estacionamientos en el terminal de lanchas.

En el trayecto de San Juan a Fajardo, en la Ruta 66, así como la PR-3 y otras vías del área Este, múltiples árboles caídos imposibilitaban el tránsito en uno de los carriles. De igual forma, en Fajardo se cayeron postes de tendido eléctrico, pero personal de la Autoridad de Energía Eléctrica se encontraba en el lugar para atender la situación. También, el techo de una gasolinera 'Puma' fue derrumbado por los vientos, al igual que otros letreros publicitarios.

Mientras, en el Puerto del Rey los botes no parecieron haberse movido en gran medida, pues estaban estacionados en sus respectivos puestos. Esto contrasta con imágenes de la isla de Tórtola, en la cual los botes quedaron aglomerados tras el paso del huracán.

En Fajardo, los refugios habilitados por el municipio resguardaron a unas 60 personas, las cuales se dirigían a sus hogares en horas de la mañana del viernes.

Por otra parte, en Luquillo, una docena de 'surfers' y 'body boarders' se dieron cita al mar desde las ocho de la mañana para aprovechar el alto oleaje tras el paso del huracán.

A eso de las 10 a.m. el movimiento de las olas era menor, según relató Juan Rodríguez, uno de los bañistas. Sin embargo, no descartó probar su suerte en horas de la tarde. En San Juan, se registraron olas de hasta 30 pies de altura.

Respecto a su hogar, Rodríguez no experimentó con inundaciones durante el paso del huracán, solo pisos mojados debido a una filtración en su techo.

De acuerdo a la información divulgada por el Gobierno, en la zona Este de la Isla hay 100,000 clientes de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados con servicio gracias a los generadores de emergencia.

Al igual que los residentes del área Este, el resto de los puertorriqueños en la Isla experimentan con problemas en la señal de sus celulares, ya que las torres de telecomunicaciones fueron afectadas por el huracán. De las 1,600 torres de telecomunicaciones, 785 no están operando por falta de energía eléctrica.