Adiós con el corazón a Las Gladiolas
Un día antes de la demolición del residencial Las Gladiolas, vecinos y antiguos residentes se pasean por las estructuras que ubican en Hato Rey para verlas por una última vez. NotiCel conversó con algunos que, con sentimientos encontrados, se despedían del lugar que les vio crecer.
'Vine anoche, hoy para verlo por última vez y mañana también vengo para ver cuando cae', sostuvo Ana Muñoz, quien vivió en el residencial por 15 años.
Sin vacilar, Muñoz aseguró que tan pronto levanten la nueva estructura que reemplazará a los cuatro edificios que a la fecha tienen asbesto y hongo: 'me mudo para acá'.
'La nena corrió por todos los pasillos y se crió aquí', añadió sobre la hija de 21 años el esposo de Muñoz, Carlos Rodríguez.
Otro hombre que se identificó como Carlos y que residió en los apartamentos subsidiados por el gobierno por unos 30 años adelantó que 'mañana estaremos aquí muchos de nosotros, algunos van a llorar otros van a abrazarse'.
Un tanto nostálgico reconoció que después de la demolición quedarán solo escrombos. Sin embargo, Carlos apuntó que para ellos 'Las Gladiolas siempre vive' porque fue 'parte importante de nuestras vidas'.
'Nos queda de ahí los recuerdos', insistió Carlos.
Por su parte, Victor Pagán, quién desde pequeño compartió con la gente de la comunidad, es vecino del área y labora en los alrededores dijo que 'unos se alegran y otros están tristes (con la demolición)'.
Pagán atribuyó el derrumbe de la estructura al discrimen que existe 'contra la comunidad' compuesta por personas de bajos recursos económicos. Esto, luego de recordar que los residentes se opusieron por más de una década a que Las Gladiolas se convirtiera en polvo.
'La situación del país nos hace sentir que la implosión no la hacen con el mejor interés comunitario en la mente', denunció Hans Perl, quien vive en una calle aledaña al complejo de vivienda pública.
Mientras que Ana Gabriela Gonzalez Oliva, quien también reside por al vecindario hace dos años, se mostró preocupada por los problemas de salud que la implosión pudiera provocarle a ella y sus condómines.
'Yo padezco de problemas respiratorios. En mi edificio hay muchas personas mayores y están preocupados por los efectos que pueda tener el asbesto y el polvo. El mensaje fue vete si puedes pero si te quedas no importa. La gente no está totalmente informada de los efectos que pueda tener la implosión', explicó.
Gonzalez Oliva también cuestionó que el derrumbe se realizara el mismo día en que se celebra la constitución del Estado Libre Asociado y de los incidentes en que dos nacionalistas fueron asesinados en el Cerro Maravilla.
Durante el mes de junio se realizó la primera fase de la demolición, en la que se derrumbaron las estructuras más pequeñas del complejo que sirvió de vivienda para unas 670 familias.
La demolición representa una inversión total de $2,932,000 y se realiza con ayuda económica del programa de vivienda pública federal del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD, en inglés) bajo la firma del contratista Del Valle Group, SP.
El proceoso de limpieza de los terrenos no debe tomar más de un año para poder comenzar el nuevo edificio que incluirá unas 220 unidades de una, dos y tres habitaciones. También se desarollará un área comercial para los mismos residentes de Las Gladiolas y oficinas gubernamentales y privadas.