Bajo el sol candente del mediodía, más de un centenar de jóvenes pertenecientes a la Unión de Jóvenes Bautistas de Puerto Rico, llegaron al Cementerio Nuevo de Río Grande junto a su familia y parte de la comunidad para dar cristiana sepultura y despedirse por siempre de quien fuera su líder, Julio Enrique López.

'Si la vida de Julio Enrique terminaba esta semana para que Puerto Rico despertara, y la juventud entendiera que no había otro mejor camino que Jesucristo y que cada día hay que estar más cerca de el, pues entonces valió la pena que ese joven confiara en filipenses, para mi vida es Cristo y el morir es ganancia', sentenció con firmeza y dolor uno de los organizadores de la marcha.

A su vez el padre del joven asesinado, Julio López Benítez, dio las gracias al pueblo por su expresión de amor e instó a los jóvenes a formar un ministerio 'para rescatar a otros jóvenes de la calle' y no dejar el compromiso en la nada.

Con letreros de esperanza y elogios a la figura de Julio Enrique cómo 'Julio Consejero', 'Julio Líder', más de un centenar de personas caminaron desde la Urbanización Jardines de Río Grande y se unieron a otras personas que aguardaban en el cementerio.

La gran mayoría de los presentes portaron camisas anaranjadas en símbolo de la alegría que le caracterizaba a su amigo y compañero, y por ser el color favorito del joven asesinado en la víspera de Reyes en el negocio dedicado a la venta de telefonos celulares donde trabajaba.

'Estamos aquí para decirle a Puerto Rico que hay una esperanza. Que habemos muchos Julio Enriques todavía: jóvenes con valores y deseo de echar nuestro País hacia adelante', comentó Gabriel Díaz Rivera, uno de los organizadores de la marcha 'ENRIQUEciendo nuestra nación... Somos más los Julio-Enriques', actividad que fue convocada como parte de los actos fúnebres y en homenaje a la vida del joven universitario.

Sobre el presunto asesino, Ricardo Alfonso di Cristina Rexach, Díaz Rivera comentó que habían jugado baloncesto juntos, pero ya habían pasado varios meses que estaba alejado de la iglesia.

Asimismo, mencionó que el Pastor Jose Calo ha formado un equipo de psicólogos para atender a la familia y niños de la iglesia, a quien Julio Enrique daba clases de Biblia, y de igual forma ayudaría a su primo en el proceso de rehabilitación.

Otras personas se dieron cita a la actividad por solidaridad, sin conocer a la víctima.

'Conozco a su hermana. No lo conozco personalmente, pero se por su testimonio de vida el tipo de persona ejemplar que era. Estamos unidos para dar apoyo a su familia y decirle a Puerto Rico que todo no está perdido, que todavía podemos rescatarlo en la unión y paz del Señor Jesucristo', comentó la joven universitaria, Coralys Santos Saldaña.