Evalúan castigo contra Libia
La aplicación de sanciones económicas, especialmente la suspensión de las actividades de las compañías de petróleo que operan en Libia, se perfila como una de las medidas que la administración norteamericana y otros gobiernos del mundo pueden considerar como respuesta a la decisión de Muamar el Gadafi de ahogar en sangre las protestas contra su régimen.
Una iniciativa en ese sentido fue solicitada ayer públicamente por el presidente del comité de Relaciones Exteriores del Senado, John Kerry, y está siendo considerada también por algunos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, que ayer se reunió a puerta cerrada en Nueva York para discutir los medios para evitar una matanza aún mayor en Libia, publica el diario español El País.
Kerry, que colabora estrechamente con la Administración en los asuntos de política internacional y ha cumplido varias misiones para Barack Obama en ese terreno, manifestó en un comunicado que las empresas petroleras deberían interrumpir todos sus negocios en Libia 'hasta que cese la violencia contra civiles'.
El ex candidato presidencial demócrata propuso también que 'Obama debería reimponer las sanciones económicas' que fueron levantadas en 2004 por el anterior presidente norteamericano, George Bush, tras un acuerdo, el año anterior, por el que el régimen de Gadafi se comprometía a no exportar el terrorismo ni producir armas nucleares. En 2005, las principales petroleras estadounidense regresaron a Libia, donde operan también la mayoría de las grandes empresas internacionales de ese sector.
Libia produce alrededor de 1.6 millones de barriles de petróleo al día. Estados Unidos, el mayor importador del mundo, no recibe petróleo de ese país, pero varias compañías norteamericanas tienen contratos con el gobierno de Trípoli para la extracción y la exploración de las reservas de Libia, que ocupa el séptimo lugar en el ranking de la OPEP.