Terribles relatos de los secuestros de Cleveland
A poco menos de una semana del rescate de las tres mujeres secuestradas y mantenidas en cautiverio por Ariel Castro, los terribles detalles de las vidas de las jóvenes han comenzado a salir a la luz.
El periódico inglés The Daily Mail reportó que Amanda Berry, Gina de Jesús y Michelle Knight no solamente fueron secuestradas y violadas, sino que Castro también celebraba con un bizcocho el aniversario de cada uno de los secuestros.
También se reporta que Knight quedó embarazada al menos en cinco ocasiones, pero que el hoy acusado la dejaba pasar hambre y luego la golpeaba en el estómago para ocasionar un aborto. Knight nunca logró terminar algunos de sus embarazos.
De otro lado, Berry sí logró tener una hija, la que Castro permitió que viviera. Según reportes obtenidos por el diario, Knight asistió en el parto, y Castro la amenazó con matar a Amanda si la bebé no sobrevivía. Una vez nació, se vivió un momento de tensión cuando la recién nacida no respiraba, por lo que Knight le dio respiración boca a boca.
Castro dejó que las mujeres salieran de la residencia sólo dos veces y debían estar vestidas con gorras y gafas.
Sin embargo, la hija que tuvo, Jocelyn, con Berry sí salía. Castro la presentaba como una de sus nietas.
También trascendió que la niña no sabía los nombres reales de Knight y De Jesús para que no pudiera decir los nombres frente a otras personas.
Por otra parte, la sección de noticias del portal Yahoo informó que un periodista local en Cleveland obtuvo copia de una carta que se presume fue escrita por Castro en el 2004 en la que confiesa que es un depredador sexual.
'Soy un depredador sexual. Necesito ayuda', lee la misiva.
Según se desprende de la historia, Castro confiesa en la carta que 'ellas están aquí en su contra porque cometieron el error de meterse en el carro de un desconocido. No sé porque fui a buscar otra cuando ya tenía dos aquí'.
El reportero también reseñó que Castro quería matarse y darle todo su dinero a las tres víctimas.
Berry, quien fue la que logró escapar y llamar al 911 gracias a la ayuda de un vecino, Charles Ramsey, dijo que a Castro le gustaba jugar con ellas y torturarlas pretendiendo que salía de la casa, a ver si escapaban, para que si, en efecto lo hacían, darles una paliza.