Antes de salir a su encuentro con la gente de Güímar, en Tenerife, Manny Manuel recibió la bendición de un párroco de la Iglesia de San Pedro, que queda justo al frente del escenario en donde cantaría por primera vez, tras haber sido bajado abruptamente de la tarima del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria el pasado mes de febrero.

Estaba visiblemente nervioso, pero deseoso de presentarse ante el público y reivindicarse tras haber sido acusado de aparecer borracho en tan importante festival, algo que ha negado insistentemente. Luego, subió a la tarima y brilló por espacio de casi tres horas.

Así lo reveló la alcaldesa del municipio tinerfeño de Güimar, Carmen Luisa Castro, durante una entrevista ofrecida a la estación Radio Isla y dijo, además, que el artista sirvió de motor económico para el sector, ya que las instalaciones hoteleras, restaurantes y negocios estaban llenos a capacidad.

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'El sábado, nuestro Rey de Corazones dio lo mejor de sí. Cantó con el alma y se llevó a todos los canarios. Disfrutamos un concierto de casi tres horas. Despues teníamos actuaciones con otras orquestas, pero el no se quería ir sin entregar su alma. Vivimos una noche muy bonita e intensa', dijo a la emisora vía telefónica.

La alcaldesa destacó que hasta el lugar llegó una gran cantidad de medios de comunicación y que el público estaba delirante, esperando por el cantante que ofreció un repertorio lleno de exitos.

'Él era consciente de que muchos venían por el morbo de que Manny encontrarían, pero allí estuvo primero Cruz Manuel y luego Manny. Pidió disculpas al público y cantó con ellos. Un fallo lo tiene cualquiera, somos seres humanos. Cuando me preguntaron si podía acogerlo dije que por su puesto que sí que lo voy a acoger, todos somos humanos y no se podía ir de Canarias con esa imagen, y más con lo mucho que se les quiere', dijo. 'Este concierto sirvió de motor económico, los restaurantes se quedaron sin bebidas, el transporte público estaba lleno a capacidad y se pasó una noche tan buena', añadió.

La funcionaria narró que cuando el párroco le fue a bendecir, antes de salir al escenario, el artista tenía los ojos llenos de lágrimas.

'Estaba nervioso y me imagino que tenía miedo de cómo el público lo pudiera recibir y se vio como se creció en ese concierto en el que cantó todas las canciones que mucha gente cantó cuando era más joven', expuso sobre el evento, para el cual el artista no cobró ni un centavo.