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El lugar secreto que alberga los tesoros del arte y la cultura puertorriqueña

Más de 60,000 obras son custodiadas en el espacio.

Cuatro habitaciones de techos altos cuyas puertas se saludan de frente cobijan más de 60,000 obras de grandes artistas puertorriqueños que documentan toda la historia de nuestra tierra. Una historia contada a traves de pinturas, tallados, esculturas, dibujos, efectos militares, mobiliarios y textiles, por solo mencionar algunos.

El Depósito de Arte de Unidad de Colecciones, que forma parte del programa de Artes Plásticas del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), custodia miles de obras que han sido adquiridas o donadas al Instituto y que pasan a ser parte del patrimonio cultural de Puerto Rico.

El lugar, cuyo destino se mantiene secreto por razones obvias, es todo un manjar para los amantes de la historia, independientemente disfruten del arte o no. Desde que se abre la puerta de seguridad, caminas por un espacio donde destaca la limpieza extrema. Las variaciones de temperatura en cada habitación se sienten en la piel, manipulada con el propósito de mantener en buen estado cada pieza.

Uno de los salones le da techo a más de 800 obras que forman parte de una de 11 colecciones que se preservan en el depósito. Cada una está colgada en rieles de alta densidad, que las protegen de los movimientos de tierra no catastróficos, y que están organizados por números. Casi como si se tratara de un ser humano, cada pintura cuenta con un número que la identifica y con el que se conoce su destino, en el caso de que sea prestada para alguna exhibición. Su información se guarda celosamente en una hoja y en una base de datos con la que se garantiza su seguridad.

En uno de esos rieles se puede apreciar, por ejemplo, la documentación histórica de la Guerra Hispanoamericana a traves de las pinturas de Manuel Jordán. Como cronista de su tiempo, el artista transporta al público contemporáneo al escenario de la guerra en 1898 con su pintura 'Escena de la Guerra Hispanoamericana', en la que se aprecian dos buques de guerra en medio de un bombardeo. La imagen es observada desde algún punto en Cataño.

Un riel cercano tambien carga con 22 de las pinturas de Jose Campeche, entre las que se encuentra la famosa pieza 'El Niño Juan Pantaleón Aviles', en la que se muestra a un niño desnudo nacido sin brazos y piernas deformes cuyo retrato fue pintado a petición del obispo Arizmendi en 1806.

En otro se encuentran las obras de Consuelo Peralta, una artista que afloró para la misma epoca que Campeche pero de la que existe poca información ante el escaso protagonismo que se dedicaba a las mujeres de la epoca.

En el salón contiguo, muebles, sillones, mesas y vajillas, entre otros, transportan a recorrido histórico, para muchos quizá lleno de nostalgia. Allí habitan muebles de cuero, algunos que llevan grabados el escudo de España, y otros trabajados en pajilla demostrando la evolución hacia un material que resulta más fresco para el clima caribeño. Entre las colecciones de muebles de mayor antigüedad se encuentran los de la Casa Lede de Guayama (1850) y la Casa Margarida de Ponce.

En el espacio más frío del depósito se conservan trabajos sobre papel. La piel se eriza por motivos que superan la sensación termica. Muchos de los carteles guardados en papel libre de ácido, para garantizar su conservación, muestran con frialdad que quedaron luchas varadas en el tiempo. Así lo muestra el cartel de la película 'Modesta', de la División de Educación de la Comunidad del Departamento de Instrucción Pública (DIVEDCO) para la decada de 1950. El cartel de esta película, que participó en Cannes, muestra el dibujo de una mujer amargada con la imagen más pequeña de un hombre en posición de ataque para ilustrar el tema de la violencia de genero.

La misma vigencia muestra el cartel de la película 'Juan sin seso', en la que se hace una crítica a aquellas mentes que respondían a ciegas y sin reparos a toda la publicidad de prensa y televisión en un Puerto Rico recientemente industrializado.

El tiempo no es suficiente para disfrutar cada detalle de la historia contenida entre estas paredes. Los trajes militares, cascos, espadas, entre otros, no pueden ser apreciados como se merecen en tan corto periodo. Este espacio, que muchos pudieran menospreciar desde afuera, es constantemente amenazado con los recortes presupuestarios pero el ímpetu y amor por la preservación de apenas cuatro empleados lo mantiene vivo con el dinero que se le asigne.

'El programa de Artes Plásticas recibe financiamiento del Instituto de Cultura Puertorriqueña que a su vez se alimenta de fondos del Gobierno central. En un clima de austeridad fiscal, todas las agencias han sufrido y el ICP no ha sido la excepción. En 2017 tuvimos un recorte del 90 por ciento y en 2018 operamos muchas actividades culturales para promover esto mismo de la cultura a traves de sus manifestaciones con fondos federales. Estamos haciendo un modelo de negocios para recibir ayudas de fondos de Gobierno central y fondos federales que nos ayudan a movernos', detalló la directora interina del Programa de Artes Plásticas del Instituto, María del Mar Caragol Rivera.

'El patrimonio cultural que tenemos aquí nos da una ventana al pasado que nos permite entender quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Y que sin duda son parte de la idiosincrasia de un país, y parte de esa idiosincracia es definirnos como cultura. Es importante que custodiemos estas obras y las hagamos disponibles a traves de distintos medios, para que otras personas puedan entender más a profundidad que es lo que hace tan importante nuestra historia como caribeños', concluyó.

Depósito de arte de la unidad de colecciones del programa de artes plásticas del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). (Nahira Montcourt / NotiCel)

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