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Tribunales

Cuando desapareció Keishla, llamaron al suegro de Verdejo, con historial criminal

La madre de Keishla Rodríguez fue la primera testigo en el juicio contra el boxeador y admitió que una de sus llamadas tras la desaparición de su hija fue al padre de la mujer que Verdejo presentaba como su esposa y con quien tiene una hija.

Keila Ortiz Rivera (centro), madre de Keishla Rodríguez Ortiz.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

La primera testigo de la fiscalía federal en el caso contra Félix Giomar Verdejo Sánchez fue Keila Ortiz Rivera, madre de la víctima, Keishla Rodríguez Ortiz, quien señaló con el dedo al acusado y lo llamó “el asesino” de su hija, pero también admitió que, cuando esta desapareció el 29 de abril de 2021, una de las personas a las que llamó en su búsqueda fue al suegro del boxeador, quien recién fue acusado por narcotráfico y vinculado con grupos criminales violentos.

La admisión de la llamada a Miguel “Miguelito” Santiago Laiz ocurrió durante el contrainterrogatorio de la abogada Gabriela Cintrón Colón. La fiscalía no le había preguntado a su testigo por Santiago Laiz cuando la pusieron a relatar los hechos que vivió alrededor de la desaparición de su hija. Por su parte, la defensa había dicho en su informe inicial al jurado que la prueba demostraría que el único asesino de Rodríguez Ortiz fue el cómplice cooperador, Luis Antonio Cádiz Martínez, pero tampoco habían mencionado al padre de Eliz Marie Santiago Serra, la mujer que es la pareja oficial del boxeador y con quien tuvo una hija en 2018.

Alrededor de Santiago Laiz hay alegaciones extraoficiales de que estuvo involucrado en la muerte de Rodríguez Ortiz mediante amenazas a Verdejo para que resolviera lo del embarazo, pero no se le había vinculado oficialmente con los hechos hasta el testimonio de la madre de la víctima hoy. Durante el contrainterrogatorio, que sigue hoy, no hubo detalles sobre esa llamada de la madre de la víctima a Santiago Laiz.

Durante el argumento inicial de la fiscalía, al jurado se le dijo que Santiago Sierra toleraba el machismo y las infidelidades de Verdejo Sánchez, pero que “no era posible” pedirle que aceptara un hijo de Rodríguez Ortiz y que esto tenía al boxeador “desesperado”.

Santiago Laiz tiene un caso de violencia doméstica en los tribunales de Puerto Rico de agosto de 2017 en el que la denuncia es violencia física y piscológica contra la madre de su hija y también por haberle robado un celular a esta. Según el expediente, le dijo “puta” a la mujer, le derramó un trago en su cara, “la agredió con sus puños en diferentes partes de la cara” y el antebrazo, la agarró por el pelo y la tiró en el piso y le arrebató el celular. Luego de eso, fue acusado a nivel federal por ser un convicto en posesión de arma de fuego y, la semana pasada, fue acusado de pertenecer a una ganga violenta que supuestamente traficó drogas y mató a un policía, llamada los “1500”. Cuando anunció esa acusación, la fiscalía dijo que no tenía nada que ver con el caso de Verdejo Sánchez, pero rehusaron contestar más preguntas y no aclararon si el hombre tenía alguna vinculación con el caso del boxeador.

Vea: Verdejo se lanzó a la laguna San José para rematar a Keishla, asegura fiscalía

Verdejo Sánchez enfrenta cadena perpetua por cargos de secuestro con muerte, carjacking con muerte, muerte de un niño no nacido y uso de arma de fuego mientras se cometían esos delitos.

Antes de que la sesión recesara, la abogada también le preguntó a la mujer de 46 años por dos aspectos de su hija que la fiscalía objetó y que el juez ordenó al jurado que no tomaran en cuenta. El primero, que no era la primera vez que su hija desaparecía porque anteriormente no había sido localizada mientras estaba de fin de semana con una pareja. El segundo, sobre si el exesposo de la joven, identificado solo como “Marcelino”, había sido “agresivo” con ella y la había golpeado durante la relación. Marcelino y otra expareja, identificada como “Iván”, fueron dos de las personas a las que la testigo llamó cuando estaba buscando a su hija esos últimos días de abril de 2021. Ambos la habrían ayudado en la búsqueda.

En su interrogatorio directo, la fiscal Jeanette Collazo introdujo al récord elementos que, en su mayoría, ya la mujer había declarado públicamente. Keishla vivía sola con dos perros y dos gatos en el residencial Villa Esperanza, mismo complejo de vivienda pública en el que vive su hermana, Bereliz. La crianza de la familia ocurrió en otro residencial, el Manuel A. Pérez.

Sobre Verdejo Sánchez, dijo que tenía relación con su hija desde que estaban en la escuela intermedia. Cuando la fiscal le pidió que lo identificara en sala, la mujer comenzó a recorrer el recinto, de manera aparentemente deliberada, desde el punto contrario al que estaba sentado el acusado hasta que lo miró y lo identificó para récord por el color de su camisa. Al hacerlo, hizo un gesto de afirmación con la cara y fue la primera de solo dos veces en que le dirigió la mirada. La otra fue para llamarlo “asesino”, expresión que el juez pidió al jurado que descartaran. Para este testimonio, Verdejo Sánchez se removió los audífonos con los que recibe la traducción del proceso y se quedó mirando hacia el frente.

La testigo vivía en Orlando y trabajaba en limpieza de una iglesia para el 27 de abril de 2021, cuando su hija la llamó por Facetime para enseñarle el resultado positivo de una prueba de embarazo. “Le dije ‘vente conmigo’”, relató, porque sabía de supuestas amenazas que el acusado le había hecho sobre el embarazo.

“Él siempre la trataba mal, le decía palabras malas, ‘cabrona’, ‘puta’, ‘me cago en tu madre’. Yo le dije a ella ten cuidado”, continuó sobre la cita que su hija tenía con el acusado dos días después, el 29 de abril, para mostrarle el resultado de las pruebas de embarazo. Cuando la joven se ausentó esa mañana de su empleo como peluquera de mascotas, el “instinto maternal” de la testigo le indicaba que algo andaba mal y le pidió a su hija, Bereliz, que iniciara una llamada de tres vías con Verdejo Sánchez durante la que le preguntó tres veces dónde estaba su hija y este, “con voz nerviosa”, le dijo que no sabía.

Tras esto, la mujer viajó de inmediato a la isla, fue el apartamento de su hija e hizo una querella en el cuartel de Caimito, en la que mencionó que la joven estaba embarazada del boxeador. También, fue en patrulla a la casa de este y a la de “Iván” y siguió en el proceso de investigación policíaca hasta que el 1 de mayo, estando los familiares en el Cuartel General, comenzaron a recibir las alertas de medios digitales de que habían encontrado algo en la laguna San José. Al llegar, un amigo del padre de Rodríguez Ortiz los llevó en una embarcación hasta cerca del hallazgo, que a la testigo inicialmente le pareció solo un toldo abandonado.

De ahí se movieron al Instituto de Ciencias Forenses (ICF) donde, tras un tiempo de espera, les mostraron una foto para que ayudaran a identificar el cadáver. La fiscal Collazo le entregó un papel y la mujer comenzó a llorar. “Esa es la foto que me enseñaron en Ciencias Forenses”, dijo mientras se secaba las lágrimas con su camisa blanca.

La fiscal colocó la foto en el sistema que la muestra al jurado y al público en sala. Era la de una espalda que, desde cerca de la base del cuello hasta cerca del medio del torso, tenía un tatuaje de un diamante cortado con facetas brillantes.

“El Diamante” es el apodo de Verdejo Sánchez en el mundo del boxeo.

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Periodista y abogado con 25 años de experiencia. Cofundador, o miembro de los equipos fundadores, de NotiCel, el Centro de Periodismo Investigativo, Red 96, Primera Hora y El Nuevo Día Interactivo.