El proceso judicial tuvo momentos de tensión en donde en más de una ocasión se escucharon los llantos de los hijos del exrepresentante popular y su exesposa, Elizabeth Torres Alvarado.

El silencio en la sala 704 del Centro Judicial de Bayamón se rompió con llantos y gritos de alivio por parte de familiares y acompañantes del imputado.

La voz del juez Elmer Rodríguez Díaz acababa de resonar con una sentencia definitiva para el exrepresentante del Partido Popular Democrático (PPD), Orlando Aponte Rosario.

Fue declarado no culpable de los cuatro cargos en su contra, incluidas violaciones a los Artículos 3.2(c), 3.2(d) de y 3.5 de la Ley 54 y al Artículo 6.14 de la Ley de Armas

La reacción de su familia y allegados fue inmediata. Lágrimas, abrazos y un desahogo contenido durante el largo proceso judicial.

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Desde la vista preliminar, este caso estuvo marcado por enfrentamientos entre la fiscal Fabiola Acarón y el abogado defensor Mario Moczó, quienes protagonizaron acaloradas discusiones que en ocasiones trascendieron lo estrictamente legal para tornarse algo personales.

La intensidad de estos choques se mantuvo firme durante los tres días de juicio.

El tercer y último día de juicio comenzó con el testimonio del agente Omar Pérez, un veterano con 29 años en el Negociado de Armas de la Policía de Puerto Rico.

Su intervención se centró en la investigación administrativa sobre la licencia de armas de Aponte Rosario, tras la solicitud de orden de protección de su exesposa, Elizabeth Torres Alvarado.

Sin embargo, cuando la fiscalía intentó abordar la cantidad de armas que poseía el acusado y un informe sobre el presunto hurto de una de ellas, la defensa se opuso, argumentando irrelevancia respecto a las acusaciones. Sin contrainterrogatorio, la participación de Pérez fue breve.

El receso llegó con la expectativa de la siguiente testigo, la Dra. Joana Estrada, quien se presentó en sala pero no llegó a testificar porque la fiscalía determinó que no era necesario. Minutos después, el juez ordenó una pausa para que ambas partes prepararan sus argumentos finales.

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En el cierre del juicio, la fiscalía intentó trazar el perfil de Aponte Rosario como un abusador manipulador y narcisista, resaltando un patrón de maltrato físico, verbal y psicológico contra Torres Alvarado. La licenciada Acarón sostuvo que el perfil de Torres Alvarado no necesariamente encaja con el estereotipo de casos de agresión sexual o de maltrato, debido a que ésta posee un doctorado y viene de una clase social acomodada.

Por su parte, la defensa centró su estrategia en la falta de evidencia sólida y en la inconsistencia del testimonio de la presunta víctima, quien en varias ocasiones no pudo identificar su propia voz ni reconocer los lugares mostrados en videos presentados como prueba. El licenciado Moczó se mostró molesto e hizo referencia a los comentarios de Acarón sobre el perfil de Torres Alvarado alegando que él desconocía que había que ser "pobre" para ser víctima de violencia de género.

Culminadas las argumentaciones finales, la decisión del juez cayó como un golpe seco en la sala: no culpable.

El acusado, al escuchar el veredicto, no pudo contener el llanto. Aponte Rosario, visiblemente conmovido, evitó declaraciones extensas a la prensa y solo pidió que se le diera la misma cobertura a su absolución que la que recibió su proceso judicial.

Así concluyó un juicio marcado por la tensión, los sentimientos y la evidencia audiovisual mostrada en sala, donde en más de una ocasión se escucharon los llantos de los hijos de Orlando Aponte Rosario y su exesposa, Elizabeth Torres Alvarado.

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