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Huelguistas sancionados de la UPR: 'Vencimos'

Cuando en febrero de 2011, los estudiantes del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR) que se mantenían en huelga desplegaron una pancarta que leía 'Venceremos siempre', una apreciación simplista hubiese catalogado el mensaje más como un simbolismo que como una proclama de la realidad.

Decenas de universitarios habían sido arrestados en distintas manifestaciones de desobediencia civil y encontronazos con la Policía. Un puñado de ellos, los más reconocidos líderes, estaban por ser suspendidos o expulsados de la institución. La Uniformada había tomado control del principal centro del país tras 30 años de no intervención y la cuota de $800 contra la queprotestabanse había impuesto y había sido pagada por quienes pudieron seguir estudiando ese semestre.

Ahora, a dos años de aquella lucha, la victoria les llegó. Llegó para todos. Para los que se mantuvieron en los portones y para los que rompieron huelga.

Aunque con cautela, cinco de las más reconocidas figuras de aquel período, reciben con alegría la noticia sobre la decisión de la Junta de Síndicos de derogar la Cuota de Estabilización Fiscal, sujeto a que la Legislatura le restituya a la Universidad los fondos que se les quitaron producto de la Ley 7.

Adriana Mulero Claudio recibió una suspensión de un año, Ian Camilo Cintrón Moya, dos años, Carla Torres, dos años. Los estudiantes Ibrahim García González, Waldemiro Vélez y Rafael Ojeda fueron expulsados de la institución y no podrán volver a estudiar en ningún recinto de la UPR. Los primeros cinco coincidieron en una entrevistado convocada por NotiCel en la Plaza Antonia Martínez.

La propuesta de la Junta de Síndicos no hizo más que darles la razón, opina Waldemiro Vélez. 'El proyecto de ley impulsado ahora por el Partido Popular es una de las propuestas que había llevado el estudiantado desde el primer proceso huelgario en 2010, que regresaran los fondos dejados de devengar producto de la Ley, cosa que (los síndicos) nunca quisieron firmar durante las negociaciones ni presentarlo en la Legislatura'.

La eliminación de la cuota sería la primera vez que se consigue revertir el alza en los costos de estudio.

Que el liderato del Partido Popular Democrático llegue a cumplir con su promesa y permita la viabilidad de la derogación de la cuota no sería una concesión ni un acto de buena fe, considera Adriana Mulero Claudio. 'La responsabilidad de un gobierno no es conceder. Se supone que la responsabilidad de un gobierno sea garantizar una vida digna para todas las personas. El PPD no está concediendo nada. Simplemente, se ve forzado a reconocer que nosotros tenemos razón al defender una educación pública y accesible', apunta.

Adriana Mulero, Ian Camilo Cintrón, Carla Torres e Ibrahim García. (Josian Bruno/NotiCel)

Para Ibrahim García, la realidad concreta, lo que todo el mundo vio, fue la resistencia de un movimiento estudiantil, que pudo haber tenido sus fallas, pero que fue lo suficientemente contundente para dejar su reclamo en la conciencia colectiva. 'Ese cúmulo de resistencia provocó que este gobierno tuvo que empezar su campaña con los problemas que resaltamos durante la huelga', señala. Y es que en estas luchas, dice, no se puede hablar de victorias y derrotas en blanco y negro. Se gana, se pierde y se hacen muchos sacrificios.

A él, su sacrificio le costó la posibilidad de continuar estudiando en el primer centro docente del país.

'Valió la pena?', le preguntamos.

'Una se mete en esta lucha consciente de que habían riesgos y más cuándo uno asume mucha responsabilidad por el proceso. Eso no quita que sea un golpe fuerte que te saquen de tu lugar de educarte y el sitio donde mucha gente quisiera estar. No es fácil, pero sabemos que estos sacrificios son parte de un proyecto mayor y que uno no está solo', responde. García, cuyo nombre, junto con el de Ian Camilo Cintrón, resonó internacionalmente cuando René Pérez de Calle 13 recogió un premio Grammy, trabaja como mesero y dirige el periódico Bandera Roja del Movimiento Socialista de Trabajadores.

Carla Torres, quien está suspendida tras ser acusada de interrumpir una reunión de la rectora Ana Guadalupe en marzo de 2011, piensa igual. Para la entrevista, vistió una camiseta roja que leía una adaptación de una frase del Che Guevara: 'Fuimos realistas, hicimos lo imposible. Vencimos'.

'A mí me han preguntado: 'valió la pena que esto pasara?' Yo tengo que decir que sí. Pasar por el proceso cambia la vida, la perspectiva de uno. Luchar por algo que trasciende tu persona, que va más allá de lo que tú puedes lograr para ti mismo es mucho más satisfactorio. Es mucho más que un diploma'. Torres también labora como mesera y dirige labor comunitaria en la barriada La Perla, donde reside.

Waldemiro Vélez, también se mantiene expulsado de la universidad. Ha dedicado su tiempo a laborar como maestro de computadoras para todos los niveles, desde preescolar hasta los grados superiores.

Waldemiro Vélez. (Josian Bruno/NotiCel)

Ninguno cree que exista la intención del gobierno de quitarle sus sanciones. 'Todavía hay gente aquí que no nos quiere. Saben que desde adentro le vamos a dar candela. Si entramos, entramos a luchar', subraya Vélez. Aunque ese es el reclamo que han levantado los estudiantes organizados este semestre, principalmente la Unión de Juventudes Socialistas, no ha surgido ningún acercamiento de otro sector que les deje ver que el retorno a la universidad como estudiantes esté cerca.

Mientras, Mulero Claudio y Cintrón Moya, cumplieron con su suspensión y han podido regresar a los salones de clase del recinto.

'Lo más problemático no fue si me atrasaba. Yo entiendo que participando de estos procesos (como la huelga) es que se van dando los pasos para posibilitar que exista un sistema distinto. Fue más fuerte en términos personales, pero si uno examina lo que han pasado hombres y mujeres del mundo por luchar por lo que entienden justo, una suspensión, incluso una expulsión, es nada', reflexiona Cintrón, quien se propone culminar su preparación como maestro de historia a nivel secundario.

'Las sanciones fueron injustas, sí fueron una medida de la administración de sacar de la universidad a personas que motorizaban muchos de los procesos que ponían en riesgo sus planes de reducir la cantidad de estudiantes, pero a nosotros nunca nos ha interesado que se nos victimice'.

Mulero Claudio, estudiante maestría en Estudios Hispánicos considera que 'la búsqueda de un bienestar colectivo es lo que nos diferencia de personas que actúan motivadas por el individualismo y el egoísmo. Si se hubiera implantado la cuota sin una huelga, aquellos con la capacidad económica para pagar hubiesen podido seguir estudiando, pero aquellos que no la tenían no podrían volver a estudiar'.

No bajan la guardia

El atisbo de la eliminación de la cuota no significa que se ha obtenido la conquista máxima. 'Me preocupa que el cambio sea de rojos por azules', comenta Vélez. 'Si vamos a hablar de autonomía, de accesibilidad de democracia, tenemos que hablar de una Junta de Síndicos de la comunidad'.

Entonces, quedan luchas pendientes. Reforzar la autonomía universitaria. Conseguir que la gobernanza esté a cargo de los miembros de la comunidad universitaria, que saben de currículos porque los imparten, conocen la planta física porque la habitan y pueden responder a sus problemas porque los viven todos los días.

    

Cinco de los estudiantes que fueron sancionados por su participación en la huelga contra la cuota de $800 en la UPR. (Josian Bruno/NotiCel)
Foto:
Cinco de los estudiantes que fueron sancionados por su participación en la huelga contra la cuota de $800 en la UPR. (Josian Bruno/NotiCel)
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Cinco de los estudiantes que fueron sancionados por su participación en la huelga contra la cuota de $800 en la UPR. (Josian Bruno/NotiCel)
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Cinco de los estudiantes que fueron sancionados por su participación en la huelga contra la cuota de $800 en la UPR. (Josian Bruno/NotiCel)
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Cinco de los estudiantes que fueron sancionados por su participación en la huelga contra la cuota de $800 en la UPR. (Josian Bruno/NotiCel)
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Cinco de los estudiantes que fueron sancionados por su participación en la huelga contra la cuota de $800 en la UPR. (Josian Bruno/NotiCel)
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