'Biutiful': de lo emotivo y lo político
El nuevo filme del director mexicano Alejandro González Iñárritu, Biutiful, presenta una visión abrumadora y desgarradora de la experiencia global contemporánea por medio de una historia que transcurre en la metrópoli europea de Barcelona.
Este es el primer largometraje que González Iñárritu realiza sin la colaboración del novelista mexicano Guillermo Arriaga, quien escribió los guiones para sus tres primeras películas: Amores perros (2000), 21 Grams (2003) y Babel (2006). Estas películas utilizan una narrativa fragmentada y no lineal donde las tramas de tres historias diferentes se entretejen para explorar y contrastar las relaciones de varios personajes cuyas vidas convergen fortuitamente, pero con resultados dolorosos y devastadores.
Biutiful cuenta su historia de manera diferente a estas otras películas de González Iñárritu al enfocar su trama en un personaje principal, Uxbal, interpretado genialmente por Javier Bardem. Esta decisión creativa de centrarse en Uxbal le da tanto una sensibilidad como una coherencia narrativa particular al filme donde los elementos emotivos y dramáticos sirven no sólo para conmover al público, sino también para matizar los comentarios políticos de la historia.
De esa forma, las relaciones de poder representadas adquieren otro grado de significación difícil de ignorar. Este tipo de enfoque depende principalmente de un trabajo de cámara observador (donde los primeros planos son vitales) que le permita a los actores revelar gestos mínimos y sutiles. Esta mezcla de lo emocional y lo político me trae a la mente el trabajo de otros cineastas latinoamericanos actuales como Lucrecia Martel (La mujer sin cabeza), Carlos Reygadas (Japón) y Lisandro Alonso (Liverpool), quienes emplean tácticas fílmicas similares en sus trabajos.