El arte y las drogas se unen en París
Los caminos entrelazados del universo de la creación artística y el mundo de las drogas y psicotrópicos son objeto de una peculiar exhibición en la Maison Rouge de París, que reúne más de 250 obras de 90 autores internacionales entre los que se encuentran Damien Hisrt, Jean-Michel Basquiat o Yayoi Kusuma.
'La creatividad no aumenta demasiado con el consumo de drogas. Permanece en el marco normal del artista y en el marco socio-histórico y estético de su época', explica a Efe Antoine Perpère, comisario de la muestra 'Sous Influénces' (Bajo influencias), que puede visitarse hasta el próximo 19 de mayo.
Se trata de la primera vez que una institución cultural vincula los estupefacientes y la creación artística de una manera tan ambiciosa, con la única intención de mostrar 'la relación entre las artes plásticas y los psicotrópicos', añade Perpère, que desde hace 35 años trabaja en París en un servicio médico de ayuda a los drogo-dependientes.
La exposición, que alberga un centro privado y no pretende verter 'ningún juicio moral o socio-jurídico', se desarrolla a través de tres ejes.
Para acceder al primer segmento es necesario atravesar la instalación 'Swinging Corridor', un túnel blanco concebido por el alemán Carsten Höller que juega con el efecto de paredes que oscilan hipnóticamente a medida que el visitante se adentra por el pasaje, mientras distingue un olor dulce de incienso incandescente.
'Quería mostrar que hay muchos artistas que estaban en contacto con las sustancias psicotrópicas, como todos los seres humanos, desde hace milenios', señala el comisario, junto a unos zuecos pirograbados por Basquiat, genio plástico asiduo a los opiáceos quien a los 28 años de sobredosis.
Vídeos, esculturas, instalaciones, dibujos y pinturas escudriñan diferentes aspectos relacionados con diversos productos, desde sus efectos oníricos y excitantes hasta la violencia y muerte que genera su tráfico ilegal o su comercialización reglada, como la serie 'Medicine Cabinets', de Damien Hirst.
'El tema de las drogas siempre es polémico. Hay muchos prejuicios históricos en cada sociedad. Unas prohiben el alcohol, otras las drogas duras, otras toleran el hachís... influye cada país, cada época y cada momento sociocultural', resume Perpère.
Así se alcanza el último eje de la exposición, que 'constata que el problema del artista es la traducción y cómo comunicar los estados a los que se ha accedido', relata el comisario.
Se trata del espacio más lúdico del recorrido, donde entran en juego sonidos y efectos ópticos y que corona una habitación de espejos repleta de setas gigantes y puntos de colores, característica esencial de la psicodélica obra de la japonesa Yayoi Kusuma, que desde 1977 vive voluntariamente en un hospital psiquiátrico cercano a su taller.
'Desde el inicio de la humanidad, nuestros semejantes se han cruzado en su camino con sustancias psicoactivas, plantas, setas y diversas maceraciones y esos encuentros han entrañado estupefacción, intoxicación, dependencia, acceso místico, alivio, muerte o iluminación', resume el comisario.La muestra, insiste, solo pretende dar testimonio de ese persistente fenómeno, sin 'prejuicios sociales' y sin convertirse en un ejercicio de 'voyeurismo'.