Hasta hace 10 años, Elizabeth Solá pasaba sus días sentada en un escritorio, con estres, a cargo de un montón de empleados, respirando mal y comiendo mal.

A pesar de que lo tomaba como algo 'normal', un día aceptó la invitación de un compañero de trabajo para que hiciera yoga y liberara un poco el estres de la semana.

'Fue algo así como ‘A que no lo haces'. Así que fui y desde ese sábado de septiembre de 2007 mi vida cambió', recuerda. 'Perdí peso, cambié de trabajo, cambié mi vida por completo. Me di cuenta de que no me estaba enojando tanto'.

Elizabeth se dedicaba al servicio público. En esta plaza del gobierno, estaba a cargo de un gran grupo de empleados y vivía en continuo estrés. Pero ese sábado, se dio cuenta de que había encontrado una manera de disfrutar más de la vida.

'Llegué, y rápido me quería parar de cabeza. No podía, pero donde practicaba yoga daban ‘teacher training' y dije: ‘No quiero ser maestra, pero me quiero parar de cabeza y ahí lo voy a lograr'. Así que comencé y la vida me mandó a coger otro y otro, y hoy día tengo cuatro'.

Con tantos talleres de capacitación, Elizabeth decidió que quería enseñarles a las personas a ser más felices y cuidarse mejor. Así que comenzó su práctica.

Tras dejar su trabajo en el gobierno, llevó un negocio de consultoría de la mano de su esposo y en unas vacaciones que tuvieron el año pasado, decidió que era momento de hacer lo que verdaderamente disfrutaba. Hoy día, cuenta con el local Mind Body Parlor, en Miramar, en donde ofrece una amplia oferta de yoga, junto con pilates, que disfruta a cabalidad.

'Ese trabajo de traer a un estudiante a una terapia común y enseñarle a moverse de una manera más inteligente, y ver que se puede ir sintiéndose mejor, caminando mejor, eso es oro. Es una satisfacción brutal', compartió.

Elizabeth detalló que a su salón llegan desde expertos en el yoga que buscan sudar y hacer una rutina sofisticada, hasta aquellos que no saben absolutamente nada y comienzan simplemente a practicar sus respiraciones. 'Para el que llega y no sabe, le enseñamos a respirar. Una vez generamos una respiración sonora, el cerebro entiende que estás respirando no se siente amenazado. Y esa es la clave para que logres todo lo demás'.

Este espacio abre desde las 6:30 de la mañana y la última clase termina a las 8:45 de la noche. El itinerario es muy variado y hay cursos para adolescentes. Quien desee información también puede conocer del lugar en la página www.mindbodyparlor.com o acceder a sus páginas de Facebook e Instagram, bajo Mind Body Parlor.

'Casi todo el mundo saca una hora para ver una serie o las noticias. Deja eso por un ratito y saca tiempo para que te sientas mejor y seas más feliz. Si tu horario es muy complicado, quizás vienes y aprendes cómo hacerlo en cuatro o cinco clases y luego lo trabajas y lo aplicas por tu cuenta. Pero date esa oportunidad para ser feliz', concluyó.