Para la ciudadanía, el eclipse solar supone un evento único en toda la vida que merece ser disfrutado con la debida protección visual.

Miles acudieron al Centro de Convenciones donde se llevó a cabo una actividad educativa organizada por el EcoExploratorio del Museo de Ciencias de Puerto Rico, no solo para observar el evento astronómico, sino también para aprovechar y mezclar la enseñanza en las ciencias.

En su gran mayoría, fueron estudiantes de distintas escuelas que, acompañados de sus maestros, llegaron y se detuvieron en varias de las mesas ubicadas a lo largo del salón. Otros padres llegaron con sus hijos, mientras algunos adultos llegaban también para presenciar el evento.

'Ciertamente ha sido fabuloso y con mucho de aprender', contó Gregorio a este medio, quién junto a su esposa Norma llegaron con sus nietos a la actividad. 'Los niños están bien emocionados, bien contentos, aprendiendo mucho', agregó Norma.

Al centro del salón la meteoróloga Ada Monzón ofrecía charlas educativas sobre el evento, en ocasiones acompañada del doctor Gerardo Morell, director del consorcio de NASA en Puerto Rico. Morell supervisaba las labores de estudiantes de la Universidad Interamericana para lanzar un globo de helio con el fin de tomar fotos desde gran altura y colaborar en un experimento con bacterias en la estratosfera.

Personas de todas edades también llegaron a UPR Rio Piedras

Cuando los primeros indicios del eclipse empezaron a percibirse, cientos de personas de todas las edades llegaron hasta el edificio de la facultad de Ciencias Naturales donde se celebróuna actividad de observación. La misma contócon varios métodos para apreciar el fenómeno sin necesidad de gafas protectoras.

Una muchedumbre se ubicóen las escaleras frente al edificio donde colocaron dos aparatos'sunspotter'que reflejaban la el sol y la sombra de la luna cubriéndolo lentamente. En una mesa ubicaron otra serie de cajas oscuras, confeccionadas con una caja de zapatos con dos aperturas en los lados: Una al frente cubierta por aluminio y con una rotura del tamaño de un alfiler, y otra al lado para ver el reflejo parcial del sol.

Otros aprovecharon la oportunidad de tomar fotografías utilizando trípodes y cubriendo el lente de sus cámaras, mientras otros tomaban fotos con sus celulares, usando gafas protectoras como filtro improvisado.

De hecho, la escasez de gafas protectoras fue motivo suficiente para aquellos que las tenían a compartirlas con otros, un suceso común mientras la luz del sol se atenuaba cerca de las 3:30 de la tarde.

Un estudiante nos indicóque en la demanda de gafas fue,'al nivel de que se las estaban arrancando de la mano al tipo que las estaba repartiendo'.