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80 Grados

MultiViral: de virus varios y fragilidades

Y la inocencia por fin no se esconde de las luces.

-Ojos color Sol

Una primera escuchada de MultiViral de Calle 13 me ahogó, sobre todo porque no se conforma fácilmente a mis prejuicios. I know, que cojones. En la segunda y tercera escuchada tambien me apretó. Pero fue un apriete cualitativamente distinto. Digamos que fue un sofoque (= ahogo + calidez). Porque tras el palabreo imparable e incansable pude apreciar la pata de donde cojea el buey. El cojeo existencial tras el ronqueo. Rene anda 'esnú'. Andar en cuero es el punto de MultiViral. Lo incómodo es que Calle 13 quiere que todo el mundo ande en pelota con ellos, cosa necesaria sobre todo desde el punto de vista de los posicionamientos y el maniqueísmo político.

MultiViral parecería cargar con mensajes (en plural), pero lleva en esencia uno: la fragilidad. MultiViral es un hábeas corpus (de cuerpo presente); un testimonio de contradicciones, de mierderos y confusiones, un desgarramiento público que perspectiviza. Es como si los muchachos estuvieran casi dándose por vencidos, aunque de ninguna manera, no fucking way. El proyecto es un regresar a la casa a enfrentar el reguero y los abandonos tras sus aventuras guerrilleras guevaristas PanAm.

El disco empieza casi por el final, en un mood de recogimiento casi absoluto, con Eduardo Galeano hablando dulce, tranquilo, sin apuros.. 'Les aseguro que la van a pasar muy bien…porque estarán muy bien acompañados', advierte Galeano.

Para poder seguir a lo verdaderamente interesante, y cosa de ser crítico à la tradicional: tengo cuatro señalamientos a MultiViral: el fílin de que le faltan silencios a ciertos arreglos (sobre todo el crunchiness para mí innecesario de todas esas guitarras eléctricas à la Tom Morello, tanto así que trajeron a Tom Morello himself a meter el crunch); lo largo del disco; que a veces las canciones parecen volverse simples listas (as in: enumeraciones…de ironías, de lo que aguantamos, etc.) que -dado el talento- rayan en el show off; y, finalmente, que René no escribe sino desde el 'nos', aunque lo disfrace de 'yo'. A mí los 'nos' me repelen generalmente, pero aquí la cosa está bien trabajada, aunque –cosa de ser transparente- siempre le queda un tufillo de discurso y de regaño.

Y de eso es de lo que yo quiero hablar, de ese 'nos' que Calle 13 trabaja y martilla como un Sísifo criollo. Y la única manera de hablar de ese 'nos' de manera productiva es quizás poniéndolo a argumentar con quien considero la otra voz interesante del género en la isla: Cosculluela, aka el Princi aka el Rey del Yo aka el master del Yo-ismo.

Hablando de géneros: Calle 13 ya no está en esas. Eso es chévere y problemático a la misma vez. Aunque más chévere que cualquier otra cosa.

También aclaremos de la picá que Cosculluela es casi lucha libre: esa línea mal pintada de la cancha de basket entre el maleantismo y el riquitillismo, el blanquito caco, con algunas ronqueras de embuste y otras de a verdad, pero más que nada ofuscado en hacer plata y en darse a respetar.

René es el profeta Jeremías que se acusa a sí mismo mientras nos acusa ('he procurado ser un gran mortificado para si mortifico no vayan a acusarme', dijo Silvio). Antes arengaba con sentido del humor, pero ya Calle 13 no está en esas tampoco. El humor está casi totalmente out. Eso es problemático, pero se entiende.

Porque cuando Calle 13 regresa a casa a recoger el cuarto, a poner orden, se encuentra con el matatán de Cosculluela roncando 'en el Mercedes blanco perrrla', mientras la isla se derrumba, se vacía, se endeuda, se coge pena, se queja, se panfletea, se apendeja, se vomita en el social media y se asesina a sí mismo. Cosculluela (el vampiro de Palmas del Mar) se nutre de esa vaina, sobre todo de la sangría humana, soñándose sicario y tofe. A Calle 13 esa vaina le duele y le confunde, y MultiViral es el resultado: un mea culpa (como si la culpa del mierdero fuera de ellos); un 'aquí estoy'. Mientras, el último single de Cosculluela se titula 'No pidas perdón', un himno al mangoneo, la indolencia, la machitopichonería, tan bien cantado como espantoso. Escuchar a Cosculluela es como no poder sacar los ojos de un accidente de tripas por fuera y huesos rotos. Es divertido. Escuchar a Calle 13 es como escuchar a un sabio hermano mayor decirte que te pongas a estudiar y que dejes de pendejear. Es a veces encojonante y casi siempre necesario.

Una manera productiva de mirar el descuaje isleño es precisamente ver la encrucijada entre ese 'nos' precario y preocupado de Calle 13 y ese 'yo' desvergonzado y gozoso del Coscu. Probablemente esto sea una falsa dicotomía, pero vale la pena pensarla.

En su afán por tocar todos esos puntillos del íntimo descalabro isleño y global en MultiViral, a veces se desorganiza un poco el 'mensaje' explícito del producto. Pero eso es precisamente parte de la cosa multi-viral anyways: te tiran con todo a ver qué se pega. Lo que hoy es pendejada mañana es cult; lo que hoy se descarta mañana es núcleo de identidades.

Cosculluela ofrece un mapa geográfico preciso con el que uno se puede identificar de manera física y primitiva ('no te arrebates / cuando estés paseando por la Monserrate…' dice en 'No pidas perdón'). Calle 13 desencaja lo primitivamente físico y lo espeta en lo existencial. Es un regalito como para que uno crezca y se suba un poco de nivel.

Pero yo no sé hasta qué punto MultiViral es un disco cuya audiencia no existe, aunque quisiéramos que existiera. No sé hasta qué punto es una tragedia astral ('hasta que su objetivo complete / este jinete no se baja del cohete', good luck with that). Este es un disco que agarrará por las tripas más que a nadie a es@s que sueñan con (o desde) tierras más allá de la mar océano: los exiliados, las que se quedan pero que sueñan con irse, los que sufren mirando desde afuera, los que regresan. Es un disco para el adentro y sus entrañas.

El proyecto se acerca a Carl Sagan y su luminoso Cosmos, a las tristes cuerdas y victoriosos vientos de la nueva trova (Silvio y Serrat), a los XX y los tacubos, al Major Tom de Bowie, al clásico Battle of Los Angeles y al ignorado One Day as a Lion (sans la costra), a las dolidas desilusiones políticas y morales de André Gide; se acerca al sentimiento de regreso y de recogimiento necesario para el crecer.

Especialmente conmovedora me resultó 'Me vieron cruzar', una rolita sobre caídas y tropiezos, un himno al tipo de crecimiento que saca sangre, al deseo de universo y de ser testimoniado por las estrellas; rola que se sobrepone a las metáforas paranoides que a veces abundan en el resto del disco (y el género). Es una hermosura de canción: la suma de voces, los apoyos armónicos que entran y salen, los vientos triunfales, los despejes en el arreglo del Visitante. Es la acompañante perfecta para 'Happy' de Pharrel, más madura, dolida, llena de pathos e imágenes fortísimas preñadas de humanidad ('si mi sangre se torna color cobarde frío / si mi valor tiene el estómago vacío').

'Los Idiotas' es divertida y sabia, un híbrido entre Sócrates, Alberto Cortés y Monty Python; es también el ejemplo mejor logrado de René tirándose duro, mientras nos trata de dar fuete.

La fragilidad del proyecto se explica a sí misma desde 'Respira el momento', la primera canción; canción parto, canción biológica, canción mapa; la que ofrece las coordenadas de donde nos encontramos ('también somos la piel cuando cicatriza') cósmica y existencialmente. Prueba de que lo que viene es un tajo que respira.

Con frases como 'los meses se disfrazan según el meridiano' y 'así como el agua se adapta a su vaso', Calle 13 se acerca a la raíz nova trovosa de manera diagonal; y ahí está la voz tan familiar, tan 'mi viejo', de Silvio para probarlo en Ojos color Sol. Yo no puedo dejar de escuchar (as in obsesivamente, as in over and over, as in repeat ad náuseam) esa voz entrar a 1'14, con ese delivery y fraseo tan familiar sobre un beat tan vago, despreocupado y destendido, sin conmoverme hasta el tuétano. Yo me automedico con segundos así.

Sobre los arreglos del don Cabra –además de lo ya dicho- repito textualmente lo que me dijo mi pana Milton Ruíz en la esquina de la 150 y Walton Avenue en el Bronx: 'uno lo escucha atento para ver qué carajo se inventa ahora ese cabrón.' Eso. Y eso es bueno.

Hay quienes -sobre todo en algunos manglares malolientes del social media- han comentado sobre el Maserati usado en el muy comentado video o sobre el auspicio telefónico de su concierto gratuito en la Universidad; perorando hasta el hastío sobre la congruencia, la consistencia y la coherencia. What-fucking-ever. Go brew me some coffee.

MultiViral es un statement político y humano elegante e imperfecto, no es un manifiesto controlado, propagandístico y seguro de sí. Es un aire de fragilidad y agrandamiento íntimo, ajeno a los resentimientos de cualquier índole, un llamado al clásico dictum moral, ético, filosófico y político de que la verdadera revolución -como la mierda y el amor- empieza adentro.

*El autor es Doctor en Ciencias Políticas. Tomado de 80 Grados.