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80 Grados

A sembrar resistencia

Los taínos llamaban a esta isla la tierra del casabe. Betances decía que 'querer libre es empezar a serlo' y que mayor libertad y mayor proceso de reafirmación de soberanía que cuando el pueblo produce su sustento alimentario por sus propios medios. Hostos dijo que 'la agricultura es la espina dorsal de un pueblo'. La revolución nacionalista del 1950 de Albizu Campos planeaba replegarse al pueblo de Utuado y desde allí construir la resistencia en contra del gobierno colonial porque estimaban que Utuado tenía una agricultura lo suficientemente próspera para sostener las fuerzas revolucionarias por un tiempo prolongado. Filiberto dedicó los últimos años de su vida en el clandestinaje a mantener el conuco de su casa en Hormigueros. Producir nuestra propia comida es resistencia, rebeldía y libertad.

Los tiempos venideros prometen agresiones al pueblo como nunca antes, usurpación de los escasos poderes y hurto de nuestros recursos naturales. Tenemos que diseñar sabiamente nuestras estrategias de resistencia como pueblo para preservar la simiente mínima que nos permita darle continuidad a nuestro proyecto de pueblo. Estamos en riesgo de perder el país si no salvaguardamos esa semilla.

Tenemos que refirmarnos y apoderarnos por los medios que sea de nuestra patria geográfica, en su trabajo, su conservación y su productividad. No podemos permitir que nos desterritorialicen en nuestra propia tierra. La producción de alimentos será nuestra última y más poderosa trinchera de resistencia.

Solo aquel que ha cosechado su propia comida ha experimentado ese sentimiento único de satisfacción existencial que se siente cuando se crea algo con las propias manos. Ese sentimiento se magnifica cuando eso que creamos nos da de comer. Nos sentimos poderosos! Es ese sentimiento de iluminación existencial y de capacidad al que debemos apelar y aferrarnos como pueblo como proceso de supervivencia y reafirmación política y cultural. Estamos deficientes de esto y por mucho tiempo los enemigos del pueblo se han aprovechado. Producir nuestra comida nos da poder y nos hace fuertes. Hacer la agricultura tu medio de vida te brinda un nivel de libertad individual como ningún otro oficio.

Cada bocado de comida que no producimos aquí es un bocado de vulnerabilidad que nos hace débiles. Cada pie cuadrado de tierra que se pierde es un bocado menos que no podremos producir nunca y un bocado más de vulnerabilidad perpetuada. Cada bocado adicional que produzcamos en nuestras tierras es un bocado en contra del chantaje de la incapacidad al que han sometido a este pueblo, el chantaje de la pequeñez , el chantaje del 'aquí no se da nada'.

Alguien dijo alguna vez que producir tu propia comida es el acto más revolucionario que existe porque puede derrotar los poderes corporativos que sean. Es un acto de descolonización poderoso. El producir nuestra propia comida constituye una de las armas más poderosas por la libertad y por la reafirmación de nuestro propio pueblo. Cosechar nuestro plato de comida nos brinda poder de negociación.

El país es nuestro y las tierras son nuestras y poseemos una riqueza inmensa de suelos con un potencial casi infinito de producción pero nuestras tierras nunca han servido a los mejores intereses de este pueblo. Por mucho tiempo se dedicaron a la producción de materias primas para intereses externos y para llenar los bolsillos de los especuladores. Los buitres han cosechado por siglos las riquezas de nuestras tierras y éstas nunca han servido plenamente a los mejores intereses del pueblo y a su autosostenibilidad alimentaria.

En respuesta a la explotación del pueblo y sus recursos nos urge diseñar una contraofensiva para apropiarnos y empoderarnos del medio de producción más básico que es la Tierra.

El hacer producir un terreno es un acto de rebeldía. Cada bocado de comida que producimos por nuestras propias manos en nuestro suelo es un bocado más de libertad y un bocado menos de manipulación, es un bocado más de dignidad y un bocado menos de incapacidad, es un bocado más de prosperidad y un bocado menos de dependencia. Producir tu propia comida es poder, orgullo y libertad.

El convertir un terreno baldío en un terreno de plantío es tan revolucionario que desafía casi las leyes de las ciencias físicas desde un punto vista humano. La agricultura es lo más parecido a la alquimia. Se produce comida de la 'nada', pero sabemos que esa 'nada' es mucho y nos urge defenderla. Mientras algunos intentaban transformar las piedras en oro, en la agricultura transformamos la tierra en alimentos a través de la ciencia y de la sabiduría campesina. La tierra y la agricultura que para nosotros constituye la materia prima de esta alquimia de los alimentos tiene que ser una fuente permanente de productividad y eso se logrará solo a través de la sustentabilidad agrícola y la agroecología. Es nuestro deber ministerial preservar y restaurar la integridad productiva de los suelos. Cada pulga de suelo que perdemos son miles de años perdidos y libertad que entregamos permanentemente. Es asunto de seguridad nacional la preservación de nuestros recursos productivos que solo se podrá lograr a través de la agroecología, que es la culminación misma de la sustentabilidad agrícola. Si la producción de la tierra es una herramienta por la libertad y la justicia tenemos que preservar a toda costa esa arma en la mejores condiciones para las futuras generaciones.

Este es un llamado para amolar las herramientas viejas, encabar las azadas, limar los machetes, talar el malezal y convertirlo en conuco, quitar la grama y sembrar hortalizas, atreverte a escuchar esa voz que te invita a la finca y empuñar la producción de la tierra como método de resistencia para adelantar la realización y la libertad individual, familiar, comunitaria y del país. En medio de la tempestad social y política la producción de la tierra será nuestra fuerte guarida y en el buen tiempo de la primavera será nuestro camino a la prosperidad.

Retornemos al suelo, construyamos trincheras de resistencias en nuestros huertos comunitarios, en nuestras talas y fincas y que se conviertan en puntos de coincidencia y organización. Reclamemos y apropiémonos de nuestra tierra a través de un proceso de reafirmación, resistencia y libertad. La agricultura es la arma de construcción masiva del pueblo y está al alcance de nuestra voluntad. Tenemos que trasformar al país desde abajo, tan abajo como la tierra misma.

*Tomado de 80 Grados.