En crisis la salud mental en Puerto Rico
La muerte de cuatro miembros de una familia en Florida a consecuencia de incendio provocado por uno de ellos pone al descubierto la falta de servicios de salud mental adecuados en Puerto Rico.
Tras el incendio provocado por un hombre en el municipio de Florida y en el que hasta la fecha han muerto cuatro miembros de su propia familia ha quedado al descubierto la falta de servicios adecuados de salud mental en Puerto Rico.
"Se necesita más que una pastilla y una visita al psiquiatra cada dos o tres meses para atender las necesidades de salud mental en Puerto Rico", señaló Silvia Arias, directora ejecutiva de la Fundación Puertorriqueña para la Salud Mental.
De acuerdo con Arias, el escenario de la salud mental en Puerto Rico se vió muy afectado como parte de la primera reforma de salud en la década de 1990 porque "no se planificó como se ofrecerían los servicios que ya de por sí estaban seriamente limitados".
En ese entonces los servicios consistían en 12 visitas al médico, al año, y hasta 30 días de hospitalización, recordó Arias.
"Aun cuando la aprobación de la Ley de Salud Mental en el 2000 ha hecho una gran diferencia en el campo de la salud mental en la Isla, aún se está por debajo de los estándares mínimos [en los servicios]", dijo Arias.
"Aquí no existe un plan para la recuperación psico-social del paciente de salud mental de manera de que pueda volver a desenvolverse socialmente", añadió.
De acuerdo con las estadísticas del Departamento de Salud de Puerto Rico, según recopiladas por la Administración de Seguros de Salud, en el año 2004 se atendieron 134,835 casos de salud mental.
No obstante, en un estudio efectuado ese mismo año por la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA) se estimó en más de 770,000 el número de pacientes con trastornos de salud mental de moderados a severos. El estudio incluyó a niños y adolescentes, envejecientes y adictos a drogas.
En relación a los posibles servicios que pueda recibir Justino Sánchez Díaz (acusado por la muerte de sus familiares en el fuego que él mismo inició), mientras se encuentre internado en la cárcel de Guerrero, en Aguadilla, Arias se anticipó que serían casi ninguno.
"Para cualquier cuadro clínico los servicios son muy escasos para los pacientes. Seríamos muy ilusos en pensar que este tipo de paciente [confinados] recibe servicios dirigidos a su recuperación", dijo Arias.
Afuera de una institución carcelaria no se reciben, adentro mucho menos", añadió.
De acuerdo con la psicóloga esta situación se agrava cuando en un público horrorizado por unos hechos descarta el problema de salud mental del acusado y lo caracteriza como una persona "que es así" [desquiciado, antisocial].
"Este es un tipo de tratamiento costoso, ¿pero cuánto vale la vida de una persona?," se cuestionó Arias.
"Si se hubiera detectado la condición de esta persona cuando tenía 18 años, una situación como la que vemos hoy podría haberse evitado," añadió.