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La verdadera historia de Yuyo

Hace 43 años, cuando mi padre planeó hacer un parque de diversiones para niños basado en la naturaleza, una de sus primeras gestiones fue adquirir un chimpancé para amaestrarlo y utilizarlo como uno de los símbolos del parque temático que llamaría el Monoloro.

Para adquirir el mono y entrenarlo, contrató a un experimentado domador llamado Joaquín Barranco, que había perdido una mano en la filmación de una película cuando se pegó muy cerca de un león, que decidió en ese momento que era apetecible como un 'snack' de media mañana.

El monito, de la raza Pan Paniscus, mejor conocido como un Pigmy Chimpanzee, fue importado a Puerto Rico tan pronto pudo destetarse y fue acogido por Barranco y su esposa como si fuera un hijo más, para entrenarse en sus funciones como 'poster child' de la nueva aventura de mi padre.

Para la época yo me encontraba en Alemania sirviendo en el ejército de Estados Unidos, pero me mantenía al tanto de todos los acontecimientos de Puerto Rico y recuerdo que el mono se convirtió en la atracción principal del parque.

Todos los domingos el temático parque se abarrotaba de puertorriqueños que disfrutaban de pasar un día con su familia, rodeados de animales que no se habían visto en la isla en su estado natural por muchos años, y el show del monito que claramente era un animal de gran inteligencia.

Miren si era inteligente, que les voy a contar lo que es parte de la leyenda urbana de los barrios aledaños al barrio y por los cuentos que han vivido en el lor de mi familia durante estas últimas década...

Yuyo asistía al parque todos los días con Barranco y su esposa, hacía sus 'shows', se montaba en el carro y se regresaba a su casa con sus padres.

Cuando don Joaquín Barranco falleció, el mono se rebeló de tal forma que no quizo volver a actuar, a pesar que su esposa trató por todos los medios de continuar con el espectáculo.

El Monoloro estuvo funcionando con éxito por espacio de tres años, pero como pasa con tantas atracciones de taquilla, llegó un momento que el público se cansó de asistir al local y el parque tuvo que cerrar, disponiendo de los animales a otras instituciones lentamente.

Mientras tanto, Yuyo era mantenido en su jaula en el parque, al lado de los otros monos que esperaban ser trasladados a otras instituciones.

Una tarde, allá para 1980, mientras el encargado de alimentarlos abrió la puerta de la jaula, Yuyo aprovechó la oportunidad para escaparse y le dió a muchos una demostración de su gran inteligencia.

El mono, que debe haber tenido un cociente de inteligencia comparable a muchos de nuestros politicos, abrió las jaulas de los otros monos y todos cogieron la 'juyilanga' Barrazas abajo celebrando su indepencia de los opresores que los tenían obligados a vivir bajo rejas.

En tiempo récord, el área del Monoloro se llenó de efectivos policiacos, especialistas de veterinaria y otros rescatistas para tratar de atrapar los escapados que fueron cogidos uno a uno por el área cercana; menos Yuyo y su compañera Susie, con la cual había ya tenido varios hijos.

Más tarde – creo que al otro día – una vecina del área llamó a la Policía para decirles que dos monos se encontraban al frente de su cocina pidiéndole comida por señas.

Eran Yuyo y su fiel compañera que probablemente estaban 'esmaya'os' y confiaban que la buena señora satisfaciera su hambre.

En una operación tan eficiente como cualquier redada de drogas, la policía se presentó al lugar y consiguió atrapar a 'Mrs. Yuyo', pero el mono fue más listo que ellos y volvió a escaparse para nunca más volver a ser visto o identificado totalmente.

Ahí comenzó la verdadera historia de Yuyo…

El chimpancé oriundo de Zaire, que había desarrollado una relación con un domador nacido en Cuba que había perdido un brazo filmando una película en Italia, se convirtió en parte de la leyenda urbana que vive Puerto Rico.

Cada semana llegaban avistamientos del mono en todo el sector, pero nadie podia encontrarlo.

Cuentan los que saben que Yuyo cruzaba la 65 de Infantería y se adentraba al otro ladodel río, donde probablemente encontraba sitios donde pernoctar en paz.

En las elecciones del 1980 el 'Mono Yuyo' recibió votos 'write in' para gobernador de Puerto Rico, demostrando en aquella época que existen puertorriqueños tan adelantados que pueden entender que ningún candidato nos puede sacar de la 'jungle' en que vivimos.

Por fin, un mono parecido a Yuyo fue capturado y llevado al Parque de las Ciencias de Bayamón donde murió en estos días.

Si fuera Yuyo, porque miembros de mi familia que lo conocieron más de cerca que yo alegan que no es, el mono hubiera tenido unos alegados 44 años de edad, en los cuales se convirtió en leyenda urbana.

Bravo Yuyo, los puertorriqueños recordamos tus ansias de libertad.