Las SanSe 2017: Una fiesta mejor planificada
Mientras brigadas de empleados municipales hacían lo imposible para mantener al Viejo San Juan en cierto orden, a pesar del caos generado por la avalancha de cientos de miles de personas que abarrotaron las calles, plazas y callejones durante el fin de semana, varios de los residentes consultados comentaban sobre la celebración.
Afuera de su residencia en la calle San Sebastián, Janice Petrovich observaba con beneplácito el relativo orden con que manadas de personas, mayormente jóvenes, apresuraban su paso para desalojar el casco antiguo al filo de la medianoche, algunos con bebidas en mano, mientras otros entonaban ritmos pleneros o de regocijo junto a amistades o familiares.
Tal parece que, en términos generales, las Fiestas de este año resultaron ser un éxito, aún con el lamentable suceso de la balacera en la que, el viernes justo antes del horario de cierre pautado, resultaron heridos un oficial de la Guardia Costanera y un joven que recibió asistencia médica y fue dado de alta. La Policía indicó que aún se encontraba 'evaluando' las múltiples cámaras de videoinstaladas a lo largo y ancho del perímetro de los hechos.
Dicho suceso no fue óbice para que el sábado y el domingo las calles se atestaran de personas, incluso desde horas más tempranas que en años anteriores. Ello a pesar de que en términos generales se notó una asistencia total, un tanto menor a la del año pasado, en parte debido a la emigración acelerada que sufre el país y a la misma estrechez económica que obliga a la gente repensar sus salidas.
No hay duda que la logística de movilización en masa que lleva afinando la actual administración capitalina durante los últimos años ha rendido frutos. Los históricos tapones que se formaban en épocas de antaño no se han vuelto a repetir. Varios de los asistentes consultados al respecto unánimemente elogiaron el sistema de transportación colectiva implementado para la ocasión. En voz de un residente, este es el mejor ejemplo de que si se implementara un sistema confiable de transportación colectiva durante todo el periodo navideño, que es cuando los accesos al Viejo San Juan se transforman en una congestión continua, la gente lo utilizará.
La residente Liany Fernández Toledo alabó que finalmente no se escucharan las fastidiosas vuvuzelas, debido a la Ordenanza Municipal que las lleva prohibiendo durante los últimos años, aunque esta vez parece que finalmente fue que caló dicha veda gracias a las exorbitantes multas de $1,000. De otra parte, este año se notó una merma en la cantidad de baños portátiles, a juzgar por las largas filas que constantemente se notaron por todas partes, aún con el sistema de control de estos aparatos mantenidos de forma un tanto eficaz por empleados del Municipio. En la Plaza de Armas, distinto a años anteriores, este año no se observó la instalación de ningún portátil.
En cuanto a la basura, aún con el sistema de reciclaje pre-existente en el Viejo San Juan, el cual de por sí funciona a medias debido a una falta de obligatoriedad y a que no acepta botellas, y a pesar del esfuerzo voluntario de la organización Sierra Club con puestos de reciclaje esparcidos en distintos espacios durante el fin de semana, en múltiples comercios se pudo observar cómo se mezclaba la basura junto con las cientos (o miles) de latas vacías de cerveza. Una de las empleadas de una barra en plena calle San Sebastián lamentó que 'las latas de cerveza se fueron con la basura'.
Uno de los aciertos fue la puesta en escena de varias actividades para la grey infantil, que este año, al igual que el pasado, ocurrió en el Parque de las Palomas. Agrupaciones como Los Mocosos y 'Agua, Sol y Sereno' complacieron a grandes y chicos. No obstante, al igual que el pasado año, el Centro de Estudios Avanzados de PR y el Caribe, ubicado en la calle del Cristo, y que funcionaba como una especie de oasis en medio del bullicio, para lástima de muchos decidió mantener sus puertas cerradas a los libreros y artesanos que antes allí se presentaban.
Sin duda, los que tuvieron la oportunidad de allegarse a la esquina detrás del cuartel de Ballajá, entre la sede del Instituto de Cultura Puertorriqueña y el Museo de Casa Blanca, se deleitaron con el magnífico espectáculo de malabarismo y sano entretenimiento realizado por Maximiliano Rivas, el co-fundador del célebre CircoFest que se avecina en las próximas semanas. Max, como le conocen sus vecinos sanjuaneros, lleva varios meses poniendo en forma un edificio del ICP ubicado en dicha zona, en unión a otros artistas conglomerados en una especie de colectivo llamado 'El Bastión' que promete ser un nuevo frente de arte y entretenimiento que tanta falta hace al público puertorriqueño.
Uno de los artesanos que llegó desde Orocovis para tallar santos de madera en vivo durante toda la efeméride fue el joven Harinnson Burgos, quien como lleva haciendo durante los pasados 2 lustros se acomoda en el piso o en un asiento de la Plaza de Armas a realizar sus trabajos, para el disfrute y asombro de múltiples personas que se arremolinaban a observar su arte. Este año, indicó, le fue sumamente bien, pudiendo tallar y vender más de 30 sets de reyes magos y otras piezas alegóricas. Indicó que toda la madera de cedro que trajo se le agotó.