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Recomiendan inyección de creatividad para reestrucutrar la deuda

El proceso de renegociación y restructuración de la deuda no debería ser rígido ni debería responder a los intereses de algunos acreedores. Debería ser un proceso creativo, que tome en cuenta los intereses y las preocupaciones de todos los sectores envueltos y, sobre todo, debe ser expedito.

Desde un anfiteatro, modelado como una sala de tribunal, en la facultad de Derecho del recinto ríopedrense de la Universidad de Puerto Rico (UPR), el exjuez federal del distrito de Michigan Gerald Rosen, autor intelectual del plan que llevó a la ciudad de Detroit fuera de la bancarrota y de vuelta al mercado, testificó que con voluntad y cooperación la recuperación fiscal de Puerto Rico es posible.

Su comparecencia se produjo en una conferencia titulada 'Lecciones de una Quiebra: Puerto Rico en el espejo de Detroit', auspiciada por la Red de Fundaciones de Puerto Rico y la Escuela de Derecho de la UPR.

Rosen reconoció la dificultad de entender tal planteamiento, máxime cuando la situación de Puerto Rico 'tiene más ceros que la Detroit'. Aun así, aseguró que el proceso de renegociación debe ejecutarse un paso a la vez, de tal modo que desarrolle el momento necesario para progresar y lograr acuerdos con todos los acreedores.

'Te tienes que poner creativo y los negocios que hicimos al finalizar la bancarrota fueron muy creativos. Valentía, toma valentía para hacer estas cosas, para salir de tu zona de confort, para superar la desconfianza, rigidez, interés propio, y en el caso de Detroit, los fantasmas de todos los fracasos del pasado', declaró Rosen.

Como ejemplo de creatividad, relató que,en el 2013, el único activo de la ciudad era el Detroit Institute of Art (DIA, por sus siglas en inglés), un museo en manos del gobierno de esa ciudad, que corría el riesgo de ser liquidado para pagar a los acreedores – acción que a juicio de Rosen sería la estocada final a la vida de la ciudad.

Al mismo tiempo, los pensionados también corrían el riesgo de sufrir recortes letales a sus ingresos y plan médico. La venta del DIA fue puesta en balance con los pensionados, con el clamor ciudadano favoreciendo los retirados antes del arte.

Evitando a toda costa dejar desprovistos a los jubilados como también vender un patrimonio, Rosen ideó un plan para transferir la titularidad del museo a un fideicomiso independiente y usar los ingresos que reciban del traspaso para garantizar pensiones y mantener el DIA intacto. El plan se logró con la aportación de varias fundaciones que trabajaron juntos para recaudar $397 millones.

El gobierno estatal, con la colaboración del gobernador Rick Snyder, aprobó una asignación de $350 millones que contó con el aval de republicanos de la extrema derecha del 'Tea Party' y de demócratas. A fin de cuentas, el plan ganó el apodo de 'La Gran Ganga' ('The Great Bargain', en inglés). El arte no se vendió para pagar a acreedores, el museo quedó salvo y fuera de manos de la ciudad y el dinero de esa transacción se usó a favor de los pensionados, cuyos ingresos recibieron un recorte mínimo al previsto.

'La Gran Ganga fue una Alianza Público Privada. Tuvimos fundaciones, filántropos, el Estado y teníamos donantes privados que contribuyeron sobre 100 millones de dólares', explicó Rosen en un aparte con NotiCel.

Ese primer acuerdo con los jubilados llevó a otros acuerdos, como el traspaso de terrenos a algunos acreedores, condicionando el uso de esos terrenos a beneficio de Detroit; la extensión de acuerdos de arrendamiento a instalaciones como el túnel Detroit-Windsor, a cambio de un retorno de inversión de bonos menor entre otros acuerdos que, según el exjuez federal, fluyeron ligeramente.

Asimismo, lograron entablar nuevos acuerdos de cinco años con los sindicatos, con la participación del gobernador y el alcalde y separar $1,700 millones para la revitalización de la ciudad. Rosen insistió que el proceso debe dar esperanza tanto a los participantes como a la ciudadanía, precisamente a través de iniciativas que sean de beneficio a todos los partidos envueltos, no a algunos.

Apremiante la esperanza en el proceso de reestructuración

Consciente del forcejeo entre las partes envueltas en el proceso de renegociaciónde Puerto Rico, para el exjuez, el proceso requiere que alguien 'conduzca la guagua': un ente externo, no vinculado a los lados. Del mismo modo, advirtió que la demora en este proceso empeora el ofrecimiento de servicios básicos y perjudica a la clase joven y productiva del país.

'Tienes que crear un proceso con un ambiente que provee esperanza', acertó Rosen. 'No puedes hacer esto con personas gritándose en los medios y demostraciones en la calle. Tienes que tener un proceso donde personas pueden reunirse y hablar', agregó.

A la izquierda, el exjuez federal Gerald Rosen, junto a José Nieto, profesor de la Escuela de Derecho de la UPR. (Eric de León / NotiCel)
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