Factores externos aún afectan la industria de alimentos
Hace un año, Puerto Rico recibió el impacto del huracán María que resultó en largos meses de una emergencia nacional que, al presente, es vista como una lección a ser aprendida para futuras tormentas. Sin embargo, no es solo en la preparación en que recae el buen funcionamiento de elementos tan esenciales como la salud, la comida y la vivienda.
Durante el simposio 'A un año de María', celebrado en la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Bayamón, quedó evidenciado que esas áreas han tomado el año para abastecerse en cuanto a productos y herramientas, pero su dependencia en otros sectores abre paso para imprevistos.
'Como industria estamos mejor preparados, pero las circunstancias del país no han cambiado porque seguimos dependiendo de un proveedor externo. Todavía hay unas dificultades externas que no controlamos en la industria', aseguró el vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos (MIDA), Manuel Reyes Alfonso.
Como parte de un panel de discusión en la UPR, el ejecutivo recordó los problemas que asediaron a la cadena de alimentos tras el huracán, a toda vez que insistió en situaciones que aún entorpecen la operación a nivel local.
De acuerdo a Reyes Alfonso, la industria de alimentos tomó las debidas precauciones para enfrentarse a los estragos del huracán María, no obstante, el embate previo de los ciclones Harvey e Irma lastimó el nivel de respuesta del muelle en el estado de Florida, desde donde provienen los barcos con cargamento para Puerto Rico.
Los contratiempos de transportación continuaron con la alegada falta de capacidad de los navieros para suplir la alta demanda, sumado a la escasez de comunicación con transportistas a nivel local para mover la mercancía alrededor de la Isla.
Tras el huracán, era común ver las góndolas vacías en los supermercados. En noviembre de 2017, MIDA identificó alrededor de 1,400 a 1,700 furgones atrasados en los Estados Unidos.
Reyes Alfonso destacó que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en ingles) tambien entorpeció los procesos en la medida en que utilizaba los mismos proveedores que usaba el sector privado, lo cual limitaba la disponibilidad de productos. Igualmente, la agencia federal era quien contrataba a los transportistas locales por un precio tres veces mayor de lo que la empresa privada ofrecía.
'Se pide que se permita que la edad a los camioneros baje a 18 años, porque está en 23, y que los camioneros puedan hacer más viajes, porque justo entró el huracán, justo entró en vigor la nueva reglamentación federal', propuso Reyes Alfonso como posible solución.
La reglamentación a la que hizo referencia establece un límite de viajes y horas a los camioneros y los obliga a registrar sus labores en un portal digital.
Reyes Alfonso insistió en la capacidad de redundancia que ha alcanzado la industria de alimentos, tanto en abastecimiento de diesel, almacenamiento de productos y hasta la instauración de las preórdenes para asegurar la llegada de la mercancía, pero aún dependen de otros sectores como la banca, los navieros y las comunicaciones.
'Si alguno falla en esa cadena de suplido, nos afectamos los consumidores', destacó el ejecutivo.
Otros factores a los que busca su eliminación son al impuesto del inventario y a las Leyes de Cabotaje.
Junto a Reyes Alfonso se encontraban la líder comunitaria Nitza Ortiz Pizarro y el arquitecto Fernando Abruña, quienes concordaron en que fuera de su control afectan sus respectivos campos.
Ortiz Pizarro representó a la comunidad Punta Santiago, en Humacao. Pese a que fue 'adoptada' por la Oficina de la Primera Dama, en la comunidad impera el deseo de progresar junto a la necesidad de una reconstrucción de sus viviendas y sus negocios, mejoras a los servicios esenciales y un 'empujón' a sus pilares económicos.
'Se pintó un letrero, todo muy lindo… pero muchas cosas no se tapan, la situación de los niños, los envejecientes. En cuanto a comida estamos bien, en cuanto a agua estamos bien. Creo que está mejor, pero no está como antes. No tenemos áreas recreativas, no tenemos el muelle de Punta Santiago', mencionó la líder comunitaria.
Los tablones y pilares del puente fueron destrozados por el huracán y aún no se han arreglado. En una visita de NotiCel a la comunidad, residentes informaron que se les ha asegurado el 'pronto' arreglo del muelle, pero desconocen fechas exactas.
A raíz del huracán, y según Ortiz Pizarro, los residentes han recurrido a las placas solares para subsanar la falta de energía electrica, pero en terminos de vivienda todavía se asientan en terrenos inundables, sin títulos de propiedad.
'El Puerto Rico de antes es el mismo que estamos viendo ahora, excepto que descubrimos lo que teníamos: la vivienda mal construida, mal diseñada. Nos dimos cuenta que somos muchos que estamos ocupando el suelo boricua de una manera muy desordenada. María fue la que desempañó el cristal', concurrió el arquitecto Abruña.