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Deportes

Los niños que sueñan con 'ser alguien' en el boxeo

Sentados sobre una carcacha dentro del residencial, más de diez niños y niñas ríen mientras se preparan para entrar al cuadrilátero. A traves de los ojos del entrenador Orlando 'Canito' Marrero han visto en el deporte una oportunidad de soñar a 'ser alguien'.

En las afueras del club de boxeo de Monte Hatillo, andan con sus vendajes en las manos. Sus rostros denotan la emoción de quienes gozan de tirar puños por un rato, como las leyendas que por tanto tiempo han escuchado hablar en el residencial. Allí cuelga, por ejemplo, la pancarta de Kiria Tapia, medallista olímpica, 'orgullo de Puerto Rico' y producto del residencial. 'Venimos todos los días, excepto si ya es muy tarde y no hemos terminado de estudiar', admitióJeshua González, de 8 años, rodeado por un corillo de niños.

Su hermana, Taishka, también acude todos los días al gimnasio. La niña de 11 años fija la mirada cuando se le pregunta sobre el boxeo; luce convencida cuando habla de ser una boxeadora profesional en el futuro. 'Además de defensa personal, me puede ayudar a ser alguien en la vida', aseguró.

Los niños y jóvenes de entre 7 a 24 años entrenan en el cuadrilátero donde diez boxeadores han dejado la vida en los pasados años. Murieron sin colgar los guantes, en balaceras inesperadas mientras andaban por la calle; uno de ellos, en un accidente automovilístico. En el momento más prometedor de sus carreras, murieroncon los guantes puestos sin lograr salir de la enredadera de violencia en la que vivían. 'No ha sido fácil... Con tanta buena juventud y buenos talentos', reconoció el entrenador Marrero, quien se ha dedicado a ese pequeño gimnasio desde los 13 años.

Orlando'Canito' Marrero se ha dedicado al boxeo desde los 13 años. (Josian Bruno / NotiCel)

También lo lamenta la líder comunitaria, TomasaRodríguez, al caminar por el segundo residencial más grande de Puerto Rico. Dice que en sus 64 años ha enterrado más jóvenes que adultos. 'En vez de que ellos nos entierren a nosotros... Estamos enterrando jóvenes', lamenta con la mirada tranquila de quien ya se ha acoplado a las circunstancias adversas.

Pese al pasado doloroso de los jóvenes que pudieron ser y ya no son, hay quienes insisten en el poder del cuadrilátero para formar una nueva juventud deseosa de crear su propia leyenda. El gimnasio no será, ni ha sidoclausuradonunca porque siempre llegan púgiles dispuestos a dar la batalla. Una nueva cepa de niños y niñas permanecen concentrados en dar su mejor desempeño, con disciplina y constancia.

'El deportista de aquí es nato', comenta el maestro de matemáticas, Fernando Figueroa, quien tuvo entre sus alumnos aCanito, así como a tantos otros que han pasado por la escuela de Berwin durante sus 36 años como educador.

El grupo de boxeadores camina por el residencial junto a su entrenador. En el fondo, el instructor de deportes, Luigi Colón, y el maestro de matemáticas, Fernando Figueroa. (Josian Bruno / NotiCel)

'Monte Hatillo es deportista completo. Los tres gimnasios siempre están llenos', coincide Tomasa Rodríguez, con su estilo alegre y dinámico. La bisabuela de ocho vive en el residencial desde hace 47 años, cuando despropiaron a su familia del barrio Sabana Abajo, en Carolina. Pese a que se trasladó durante un tiempo a una urbanización privada, dice que siempre volvía. 'No hay nada como la gente de los residenciales públicos', aseguró con la alegría serena de quien no necesita más nada que el calor de su familia.

Tomasa está consciente de que es un ambiente difícil, principalmente para los varones por la presión del bajo mundo y el fácil acceso de la droga, pero agradece que ninguno de sus hijos haya caído en esa redada. Al mayor de todos, su sobrino, siempre le pedía que se mirara en el espejo de su padre, quien murió por Hepatitis B debido al intercambio de agujas. 'Le decía 'nunca se te ocurra bregar con drogas... La droga mata'', contó, sobre quien ahora se dedica al entrenamiento de caballos en Filadelfia.

La afición por el deporte es tanta que los adultos más activos en la comunidad ven en este campo una salida para la nueva generación, los 445 niños de entre 0 y 12 años que residen en Monte Hatillo. 'Esta es la puerta donde podemos sacar a los niños hacia delante', asegura el instructor Luigi Colón de 45 años, quien supervisa las prácticas de voleibol, soccer y baloncesto en Las Camelias, Monte Park y Monte Hatillo.

Para muchos, el deporte, ha sido una salida del bajo mundo. Terix Sábala de 24 años luce enfocado cuando pasa descamisado tras salir de su entrenamiento. 'Aquí hay mucha tentación, pero él siempre me pregunta cómo van las cosas y me llama', menciona sobre Canito.

El joven Térix Sábala de 24 años entrena todos los días junto a Canito. (Josian Bruno / NotiCel)

Tomasa destaca, por su parte, que siempre organizan actividades para la comunidad, mas el miedo puede más que la propia curiosidad. 'A veces tú las quieres ayudar y no salen. Es miedo que tienen a salir', comenta para luego agregar el por qué vive enamorada de Monte Hatillo: 'Son la gente más humilde que hay, tú tocas la puerta a la hora que sea y te abren... No hay nada como la gente de los residenciales públicos'.

La líder comunitaria, Tomasa Rodríguez, posa junto al grupo de niños boxeadores. (Josian Bruno / NotiCel)
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