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La Calle

En la víspera de su desaparición, galleros juran defender su deporte

Celebran torneo benéfico para hospital de niños

Agraciados con un año más de juego tras la ratificación de una ley federal que prohibirá las peleas de gallo para finales del 2019, los jugadores y espectadores que llegaron el domingo al Club Gallístico de Isla Verde definitivamente querían aprovechar esa experiencia, ante el peligro de su extinción.

Pero más allá de la controversia legal con la que se juega la vida el llamado 'deporte de los caballeros', era una ocasión especial. Se trató de un torneo benefico, a favor de la Fundación del Hospital de Niños San Jorge, y cuya cartelera estelar protagonizó dos de los galleros más reconocidos en este tipo de negocio.

Por un lado, Monchito Imperio, un gallero natural de Vega Baja con una impresionante banca de pollos y un carisma tan grande como su cuerpo. En el otro lado, Juan Luis Morera Luna, mitad del dúo regguetonero Wisin y Yandel y gallero toda su vida.

'Yo me crie en el piso y las espuelas. Mi papa fue Juez de Valla, mi papa fue un boricua humilde, decente que todos los días se levantaba a tratar de buscar comida para su familia de una manera bonita, y una de ellas era cuidando gallos. Entonces desde pequeño me he criado en este deporte', indicó Wisin a este medio cuando llegó a las instalaciones.

Los torneos beneficos, según el presidente del Club Gallístico, Orlando Vargas, suelen darse en otras galleras para recaudar fondos cuando surge una emergencia a un socio o gallero. Para este torneo, el cual llevaba celebrándose desde el viernes, el precio de admisión funcionó como donativo para la Fundación San Jorge.

El costo de la entrada general era de $20. Mientras que los precios para las bancas en los primeros tres niveles que circundan el redondel de pelea costaban $60, $80 y $100 para ver la experiencia en todo su esplendor.

A media mañana el Club Gallístico ya albergaba un centenar de personas y el doble de esa cifra en cervezas y tragos vendidos. Mientras organizaban y preparaban los gallos en sus jaulas en el segundo piso, en el redondel tocaba una banda de trovadores, interpretando decimas folclóricas de fondo con dos cantantes improvisando líricas alusivas al evento.

'Escúchame Donald Trump. Escúchame Donald Trump. Hay algo que se confirma. Entienda que con la firma. Atentas mi tradición', cantó uno de los trovadores.Entretanto, desde las bancas y desde el segundo piso se reunía entre si la muchedumbre, en su gran mayoría hombres, conversando, bebiendo y siguiendo con la vista la ruta de las meseras que repartían y cobraban por los refrigerios. Uno de los anfitriones que se dirigió al público, en un intento de repudiar los casos de violencia contra la mujer más reciente, felicitó a todas las mujeres se dieron cita al evento, 'con sus esposos'.

A esa hora, casi el mediodía, el Club Gallístico tenía 238 gallos registrados para el torneo, un proceso que comenzó a las 4:30 de la mañana del domingo. El primer gallo registrado fue de Humacao; el segundo de Patillas, quizás un testamento al poder de convocatoria que tienen estos negocios, constantemente trascendiendo distancias por el amor al deporte.

La manera que enfrentan los gallos es por edad y peso, explicó Vargas a NotiCel, para hacer que la pelea sea lo más justa posible. Los gallos despues se identifican, se guardan en jaulas temporeras y a la hora del combate se transportan ambos gallos en una caja transparente con dos compuertas que viaja por una tirolesa desde el área de registro hasta el centro de la gallera, donde descienden al redondel

Cada gallo se saca de la caja y se coloca en la bolsa de su color, rojo o azul, y se enganchan ambas bolsas en una balanza para demostrar que son de igual peso. De ahí el Juez de Valla verifica por última vez a los pollos, y los coloca dentro otra caja trasparente con dos compuertas, por un minuto.

Ante el anuncio de un minuto para la pelea, las primeras tres filas de bancas estallan con un escándalo indescifrable, vociferado a todo grito por decenas de hombres. Otros tantos optan por metodos de comunicación no sonoros, levantando una mano con cinco dedos extendidos o dos manos con cinco dedos en una mano y dos en otra para dar siete. Las apuestas se hacen en ese momento, pero se honran antes que termine el evento.

Finalizados los 60 segundos, un claxon suena en las bocinas, y la caja asciende, despejando el redondel y dejando solo a dos furiosos gallos que inmediatamente comienzan a picotearse y patearse. Uno de los espectadores me explicó que por naturaleza los gallos pelean entre ellos como asunto de dominio, lo que resulta en la muerte de quien pierde o no logra dominar.

El galló identificado con el color rojo tuvo un buen comienzo, logrando picotear hasta la sumisión al gallo azul en un principio. Pero en un reves que sorprendió a todos en la gallera, el azul reunió su energía y con una ráfaga de pateadas logró lacerar al pollo rojo, el cual ya parecía estar agotado a cinco minutos de pelea.

Puntos de sangre comenzaron a pintar el piso de grama artificial del redondel de lucha, y desde el segundo piso se podía apreciar las heridas del gallo rojo, que ya colapsaba ante los picotazos de su contrincante. El juez terminó la pelea, nombrando como ganador al gallo azul y ambos animales fueron removidos del lugar.

Le pregunte al espectador a mi izquierda si el gallo muere, a lo que me contestó que no, pues les proveen atención veterinaria posteriormente. Sin embargo, al salir le pregunte a uno de los empleados de seguridad del establecimiento sobre la condición de los gallos despues de la batalla, a lo que me señaló que en ocasiones sí mueren.

La prohibición a las peleas de gallos que implantó el Congreso con el 'Farm Bill' entra en vigor un año despues de su ratificación, por lo que el 19 de diciembre del 2019 supone ser el último día que esa actividad será legal. Vargas advirtió que, aun siendo ilegal, el deporte continuará en el clandestinaje, tal como ocurrió durante la ocupación española y de nuevo despues de la invasión estadounidense.

'¿Que las detengan? Nunca se ha podido detener a los gallos. Y esto es lo mismo, es cultura al igual, la diferencia es que nosotros pagamos contribuciones', indicó Vargas.

De esta manera, una costumbre puertorriqueña con más de 250 años de práctica se enfrentará, próximamente, contra una máxima autoridad gubernamental federal de semejante edad. De ser esto una pelea de gallos, uno podría atreverse a decir que el combate luce justo.

Torneo especial de gallos de pelea celebrado en el Club Gallístico de Puerto Rico pro fondo al Hospital Pediátrico. (Nahira Montcourt / NotiCel)

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