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Un debate sobre comunión, aborto y Biden divide a los obispos en Estados Unidos

Al presidente, un devoto católico que acude a misa todos los domingos, ya le negaron una vez la posibilidad de comulgar debido a su defensa del aborto.

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Foto: EFE

WASHINGTON - Los obispos católicos de Estados Unidos se enzarzaron este jueves en un tenso debate sobre el significado de la eucaristía y el derecho a recibir la comunión de aquellos políticos que apoyan el derecho al aborto, como el presidente Joe Biden.

La extraordinaria discusión reflejó el grado hasta el que ha llegado la polarización en Estados Unidos por el derecho a abortar, garantizado en el país desde 1973 pero convertido en caballo de batalla por los conservadores y algunos grupos religiosos en las últimas tres décadas.

La propuesta analizada en la reunión virtual de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, en inglés), que dura hasta este viernes, consistía en la posibilidad de redactar un "comunicado formal sobre el significado de la eucaristía en la vida de la Iglesia".

Detrás de esa iniciativa se escondía la campaña de un grupo de obispos conservadores a los que les incomoda el hecho de que el primer católico que ocupa el Despacho Oval en seis décadas, el presidente Biden, sea también un férreo defensor del derecho a abortar.

BIDEN, UN DEVOTO CATÓLICO

A Biden, un devoto católico que acude a misa todos los domingos, ya le negaron una vez en 2019 la posibilidad de comulgar debido a esa postura política y su equipo dedica desde entonces tiempo a asegurarse que, cuando viaja, no acuda a una iglesia en la que puedan vetar su acceso al sacramento.

Los impulsores de la propuesta insistieron ante la USCCB en que su plan no eliminaría el derecho a recibir la comunión de Biden u otros políticos católicos que apoyan la libre decisión sobre la interrupción del embarazo, como la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi.

Inicialmente, algunos obispos conservadores plantearon llegar a ese extremo, pero acabaron dando marcha atrás en sus intenciones después de que el tema saliera en varios medios de comunicación y de que el Vaticano les urgiera a rebajar la temperatura del debate.

El papa Francisco proclamó este mes que la comunión "no es la recompensa de los santos, sino el pan de los pecadores", y el cardenal español Luis Francisco Ladaria Ferrer, que dirige la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, envió en mayo una carta a los obispos estadounidenses sobre el tema.

Ladaria alertó que el tema podía "convertirse en una fuente de discordia", además de "llevar a confusión" si los obispos estadounidenses describen el aborto y la eutanasia como "los únicos asuntos graves" para los católicos.

LOS OBISPOS CONSERVADORES, A LA CARGA

Pese a las palabras de Ladaria, y a que 67 obispos pidieron que ese tema no se tratara durante la reunión anual, el presidente de la USCCB, el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, insistió en incluir el asunto en la agenda y dio pie a un agitado debate.

"Esta es una situación sin precedentes en nuestro país. Nunca antes habíamos tenido (...) un presidente católico que se opone a las enseñanzas de la Iglesia", dijo en referencia a Biden el obispo de Baker (Oregon), Liam Gary.

Su homólogo de Madison (Wisconsin), Donald Hying, aseguró que sus feligreses están "confundidos por el hecho de tener un presidente que profesa un catolicismo devoto pero impulsa las políticas proaborto más radicales de la historia" del país.

Otros obispos, reticentes a meterse demasiado en aguas partidistas, pidieron garantías de que, si se redacta finalmente un documento sobre la "coherencia" a la hora de comulgar, este no se centrará en Biden y tampoco girará en torno a quienes defienden el derecho a abortar.

El encargado de doctrina de la USCCB, el obispo Kevin Rhoades, subrayó que el documento no marcaría una "política nacional" obligatoria y que tampoco se centraría solo "en los políticos proaborto", sino que también se "fijaría en, por ejemplo, quienes han sido acusados de tráfico de personas" o de "supremacismo blanco".

Incluso sin prohibición de por medio, la simple idea de dirigir un reproche a esas personas por comulgar alarmó a numerosos de los participantes en la conferencia, en un contexto en el que la asistencia a misa y la adherencia al ritual de la eucaristía en el país está en descenso.

LA ADVERTENCIA DEL ARZOBISPO DE WASHINGTON

Entre quienes se pronunciaron en contra de la iniciativa estuvo el arzobispo de Washington, Wilton Gregory, quien aseguró que en sus 38 años como obispo no había visto nada que dividiera tanto al episcopado.

"Crear este documento no nos traerá unidad, de hecho, puede perjudicarnos aún más", opinó Gregory.

El resultado de la votación sobre si redactar o no el documento se anunciará este viernes. Si lo hicieran, necesitarían el apoyo de dos tercios de los obispos del país y la luz verde del Vaticano para ratificar el comunicado final, un umbral difícil de alcanzar.

Lo que está claro es que Biden seguirá teniendo derecho a comulgar, porque incluso si se aprobara un documento para prohibírselo, el arzobispo de Washington tendría el poder de decidir si implementa o no ese veto, y ya ha dejado claro que no lo hará.

No obstante, para obispos como el de Chicago, Blase Cupich, la mera redacción del documento implicaría "caer en una trampa", la de crear "ambigüedad" sobre si el episcopado está alineado con las posturas políticas más conservadoras, en un momento en el que los católicos no pueden permitirse perder más fieles.