Belén, una lucha diaria por la existencia
Jacob Banbak se fió del bastón para marcar sus pasos hacia el altar. El ritmo lento con que caminaba y su rostro pasivo, casi nostálgico, atrajo la mirada de los demás feligreses, que trataban de descifrar a que se debía la visita del forastero.
Frente al ambón, se colocó sus espejuelos y desdobló un pedazo de papel, donde había escrito unas pocas palabras. El viaje había sido largo: unas veinte horas de vuelo para llegar a Puerto Rico, desde Belén; pero la situación lo ameritaba. Lejos de la imagen gozosa y tierna que presentan los villancicos, en esa ciudad palestina, hay familias con hambre.
'No tenemos suficiente para mandar a nuestros hijos a la escuela, para comprar comida o pagar gastos médicos. Son distintas situaciones, que viven nuestras familias', explicó luego,en la víspera de Navidad, a este diario.
Mientras las agencias de noticias de Occidente se limitan a informar que miles de turistas y peregrinos celebran la Navidad en Belén; Banbakha viajado a una isla en el Caribe en busca de ayuda. Más de la mitad de la población depende del turismo, pero el muro ha aislado a la ciudad, cercada por tres lados. 'Es como una prisión pequeña... Necesitamos permiso para salir', contó.
No siempre fue así. Hubo una época dorada, donde prácticamente toda la artesanía, que se vendía en Jerusalén, Siria y el Líbano, con la etiqueta 'Hecho en Tierra Santa', se producía en Belén. Jerusalén queda a tan solo 9 kilómetros de distancia, pero la barrera imposibilita el traslado.
Durante la misa de Gallo, el patriarca latino Fouad Twal dirigió una procesión pasando a través de la barrera de separación concreta de Israel. 'Espero que en el próximo año no haya muro de separación, y que tengamos puentes de paz en lugar', dijo Twal, según Associated Press.
Banbak llegó a Puerto Rico, en representación de unas 40 familias cristianas, que subsisten mediante la venta de artesanías. Compran las maderas, las tallan, las empacan y las venden. Para un trabajo tan dificultoso, esa última parte se ha convertido en la más difícil. 'Tengo dos hijos y una esposa... No tengo más posibilidades. No me puedo tomar riesgos', contó el hombre quien dijo tener 37 años, pero ha envejecido con celeridad. La batalla individual por la supervivencia, en medio de la guerra con Israel, ha sustraído la juventud de muchos palestinos.
Queda sólo un 2% de cristianos en la Tierra Santa, y 8% en Belén, alertó Banbak, ante su audiencia católica. Alrededor de 50 mil cristianos palestinos, entre ellos 17 mil católicos, viven entre cuatro millones de musulmanes en Cisjordania ocupada por Israel y en Gaza, según Al Arabiya News. Estas cifras comparan con hace dos décadas, en que la mitad de la población eran cristianos y la otra mitad, musulmanes.
'Somos perseguidos diariamente', aseguró el hombre.
Pese a que la mayoría de los que emigran son cristianos, las razones principales para la partida son económicas. El desempleo ronda el 25% en Belén, el más alto en la Ribera Occidental, según varios medios. Pese a que la alcaldesa VeraBaboun ha establecido como prioridad la creación de empleos y establecer alianzas con el exilio palestino en Chile, la situación no parece mejorar. 'Tenemos esperanza, pero las cosas están empeorando', lamentó Banbak.
En la celebración de la Navidad, hace un año, la alcaldesa leyó una carta emotiva para recordar al mundo: 'Belén no es un museo, ni sólo una gruta de madera. Es una experiencia viva de una lucha diaria por la existencia'.
'Belén es el hogar de miles de refugiados que han estado esperando para el cumplimiento de sus derechos desde 1948... Belén y su gente son un llamado en vida por la libertad y la dignidad', dramatizó.
Hoy, 2,014 años después del nacimiento que conmemoran los cristianos, los ciudadanos de Belén ansían la libertad.
'Nos tenemos que quedar aquí, es la tierra donde hemos nacido... Somos bendecidos de vivir en Belén', aseguró Banbak.