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Negocio de la Salud

Se juega la 'última carta' con tratamiento experimental

Paciente de experimento clínico narra experiencia

Hasta hace dos meses, Joseph Candelaria Serrano, sufría un intenso dolor en todo su cuerpo que no le permitía moverse como una persona saludable. No podía cerrar sus puños ni levantarse de su cama con rapidez.

Un diagnóstico de soriasis artrítica hace unos 15 años lo condenó a un grado de incapacidad que parecía no tener remedio. Durante ese tiempo se sometió a siete medicamentos distintos por vía intravenosa, que a su vez eran una inmensa carga para el bolsillo, con un copago de más de $1,000 por inyección.

'El dolor era intenso, es un dolor bastante fuerte… Te pica, te arde, te duele, te incomoda, la ropa te molesta y cuando hace calor es horrible. Y entonces por la mañana cuando tú te vas a levantar esto es un protocolo', explicó Candelaria Serrano, de 65 años. 'Tienes que empezarte a mover despacio para que todas esas coyunturas, todos esos nervios vayan cogiendo calor en lo que tú te puedes sentar. Luego que tú te sientas entonces es que te puedes parar', agregó.

El vecino de Vega Baja contó que la primera doctora a la que acudió le suministró los tratamientos. Entre esas inyecciones, recordó haber usado Enbrel y Humira - la cual usó por inco años sin sentir el resultado esperado.

Durante todo este tiempo, Candelaria Serrano continuó su trabajo como gerencial de la Autoridad de Energía Electrica (AEE), supervisando labores de mantenimiento en las centrales generatrices y utilizando un bastón para caminar. En parte, las complicaciones a su condición se deben a un accidente que sufrió en el 1999 al caer de un andamio mientras reparaba una turbina.

'Todo esto son cosas que tú vas perdiendo y son cosas que tú amas y la libertad de movimiento es una cosa que… lo que yo pase no se lo deseo a nadie', afirmó Joseph.

Por recomendación de unos compañeros acudió a otro medico, la doctora Karina Vilá en Barceloneta, quien forma parte del Consorcio de Investigación Clínica de Puerto Rico (PRCCI por sus siglas en ingles). El PRCCI es una dependencia del Fideicomiso de Ciencias y Tecnología de Puerto Rico, una entidad sin fines de lucro que persigue fomentar el desarrollo económico mediante la innovación y que lleva más de una decada en funciones.

Al reconocer la severidad de su condición y los múltiples tratamientos que intentó, a Joseph le recomendaron formar parte de un tratamiento experimental (que no tendrá nombre oficial hasta que sea aprobada para distribución por la FDA) administrado por el PRCCI. En ese momento, Candelaria Serrano aceptó de inmediato pensando que jugaría su 'última carta'.

'Yo dije 'perfecto, yo me apunto'. Porque cuando tú estás en esta situación que yo estaba, con este dolor intenso, incapacitante, en donde realmente no tienes muchas alternativas en el momento porque lo has probado todo y has corrido todas las bases. Ella me ofrece esto y yo le dije 'con mucho gusto lo hago'', sentenció Joseph. El tratamiento fue una pastilla que ingería a diario, y el resultado lo vio en menos de una semana.

'Ni me di de cuenta, porque una mañana me levante… y esa madrugada me levante, fui a hacer mi cafe y despues fue que caí en cuenta que yo estaba mejorando. Inconscientemente', sostuvo, agregando que en una escala del 1 al 10, le da al medicamento un 8 y medio.

Joseph dejó su bastón y su andador. Hoy día se viste sin incomodidad alguna, camina y conduce sin dolor y no está sujeto a más inyecciones. Aunque sigue bajo observación por el PRCCI, sostuvo que la experiencia y el tratamiento que recibió fue de calidad.

'Yo se lo recomiendo a cualquiera que quiera hacer un cambio en su vida. Puede que mañana yo amanezca con lo mismo otra vez, pero los pasados dos meses, felices y contentos, y eso se lo agradezco a esta gente', concluyó el paciente.

Joseph Candelaria Serrano, voluntario clínica experimental. (Nahira Montcourt / NotiCel)

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