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Opiniones

"Habla por ellos", un detente al abuso sexual infantil

El expresidente de la Cámara, Jaime Perelló, comenta sobre una campaña para prevenir el abuso infantil y que puede ser aún más necesaria tras el confinamiento durante la pandemia.

Jaime Perelló Borrás
Foto: Juan R. Costa

La política pública de la iniciativa Habla por Ellos es sin lugar a duda uno de esos legados que viven plenamente en mi corazón. Todo comenzó a días de mi juramentación como presidente de la Cámara, cuando los informes de transición del Departamento de la Familia empezaban a destilar información muy perturbadora sobre la forma y manera de manejar las querellas de abuso sexual infantil en la Isla.

Informes sacaban a la luz pública cómo los manejadores de casos del Departamento de la Familia por crear estadísticas irreales cerraron más de 42 mil querellas sin ser investigadas. Miles de niños y niñas continuaban siendo abusados sexualmente una y otra vez por sus victimarios ya que perdieron su única esperanza, que estaba puesta en esa querella.

El gobierno de forma malévola silenció a quienes se atrevieron a levantar su voz para señalar al agresor y hacerlo pagar por sus abusos. Este acto desmedido de cerrar querellas sin ser investigadas convirtió al gobierno en otro abusador de esos menores.

Esta situación me generó indignación, pero sobre todo mucho dolor que me atormentaba cada segundo, ya que sabía que un niño podría continuar bajo un patrón de maltrato porque a alguien se le ocurrió que eran más importante mostrar un éxito falso, que aceptar una realidad que transciende los partidos y la demagogia.

Inmediatamente me comuniqué con la nueva secretaria de la Familia, Idalia Colón y le solicité me informara cuanto dinero necesitaba para que de manera inmediata contratara trabajadores sociales adicionales para investigar cada una de estas querellas inmoralmente archivadas.

Esa misma tarde le asignamos un millón de dólares de fondos propios de la Cámara de Representantes, luego mantuvimos una asignación adicional al presupuesto del Familia de 4.5 millones de dólares para estos fines. Pero sabíamos que solo estábamos viendo el pico del iceberg y que había mucho más que hacer para que ni un solo niño más fuese víctima de esta horrenda práctica.

Por su parte, Luisa “Piti” Gándara pasada primera dama de Puerto Rico asumió un escaño en la Cámara de Representantes a pocos meses de haber pasado la elección.

Con la entrada de Piti se completo un equipo espectacular para lograr una nueva política publica y reforma importante en el Departamento de la Familia. Nuestra meta siempre fue eliminar cualquier procediendo burocrático que victimice aún más a los niños abusados sexualmente y que atrasara identificar y arrestar a su maltratante.

Creamos un “Task Force” para atender el abuso sexual de menores en Puerto Rico. Este se conformó de todos los sectores que entendíamos nos podían dar la información sin adornos de cual era el reto que estábamos enfrentando. Integramos al Departamento de Salud, Familia, Educación, Asociación de Psicología de Puerto Rico, Colegio de Trabajadores Sociales, Administración de Familia y Niños y el Centro de Ayuda de victimas de violación. A ellos se unieron La Fortaleza, el Departamento de Justicia, la Policía de Puerto Rico, el Instituto de estadísticas, la Administración de Tribunales y la Asociación de Alcaldes de Puerto Rico.

En nuestra primera reunión surgió una información que marcó nuestras vidas y se convirtió en nuestro grito de guerra en toda la agenda de trabajo posterior. El dato que se estima que 20,000 niños son abusados anualmente en nuestra Isla, pero mas alarmante aún por cada dos reportados hay diez que no se conocen.

Depende del núcleo familiar o habitual que pueda detectar ciertas conductas que realiza un menor victima de abuso sexual y en los casos que el abuso esté ocurriendo en el propio hogar se necesita que sea un tercero que haga la querella. Lamentablemente muchos niños o niñas no tienen un entorno familiar que los proteja y en muchas ocasiones protegen al abusador.

Producto de semanas de intenso trabajo salió a la luz la ley para crear los Centros Integrados de Servicios a Menores Victimas de Agresión Sexual mejor conocidos como C.I.M.V.A.S.

Cuando empezamos a trabajar las distintas formas que el Estado debía atender a estos niños agredidos sexualmente nos dimos cuenta de que el mayor problema era la inexistencia de un lugar adecuado con los servicios del gobierno centralizados donde los niños pudieran asistir y ser atendidos por profesionales especializados. Un lugar ambientado para la comodidad de los menores. Pero más importante que la pequeña victima fuera entrevistada en una sola ocasión para que todas las agencias pertinentes pudieran recoger la data necesaria para proteger al niño y acusar al agresor. Todo esto mediante cristales de una sola vía y con un solo profesional entrevistando al menor.

Trajimos a la Isla un concepto que había dado resultado en los Estados Unidos conocidos como los “Child Advocacy Centers” o CAC’S.

En el momento de nuestra legislación había 750 de estos en toda la nación norteamericana. Los resultados habían sido sumamente exitosos no solo atendiendo con éxito al victimizado menor, también ayudando incluso a la prevención del abuso sexual.

Esta nueva política pública que establecimos no solo tuvo un impacto importante a nivel social, también en el presupuestario. Un análisis de costo-beneficio demostró que las investigaciones tradicionales cuestan 36% más que las investigaciones colaborativas realizadas por los CAC’s y lo mismo debería ocurrir en Puerto Rico.

Este proyecto trajo consigo también un enfoque educativo, en tanto y en cuanto se refuerza el deber de mantener adiestrados a los servidores públicos con herramientas para identificar y manejar situaciones de abuso sexual.

Los maestros, policías, trabajadores sociales, entre otros funcionarios que, por razón de sus puestos, tiene mayor contacto con los menores y los convierten en recursos claves para identificar las características del maltrato y poder así coordinar los cursos de acción y la ayuda inmediata.

Como todas las políticas públicas que establecíamos tenían un componente educativo para garantizar su implementación y la participación ciudadana. Ahí surgió la campaña mediática de Habla por Ellos, esfuerzo que unió a más de 30 emisoras de radio, televisión, prensa y medios publicitarios. Siendo el esfuerzo de comunicación más grande y completo en Puerto Rico para crear conciencia a todo el pueblo de las señales que tenemos que identificar de nuestros menores cuando son victimas de abuso sexual. Durante todo este periodo fueron miles las llamadas y miles de los casos atendidos.

Gracias a Dios en esta ocasión había una nueva política pública y un Departamento de Familia que no les dio la espalda a estos niños. No quiero ni imaginar la cantidad de niños que durante esta pandemia viven encerrados 24 horas con su agresor. Siendo el mayor peligro que no hay un tercero que pueda ver las señales para poder detectar las conductas de un niño abusado.

El abuso sexual lo perpetra el malhechor en silencio, en la gran mayoría de los casos no hay gritos o señales de moretones o mordidas como el físico, las heridas son emocionales y es por la conducta del niño que se puede detectar de primera mano. Muchas de las veces son en la escuela es que el maestro detecta conductas cambiantes del menor y da la primera alarma, pero estas están cerradas. Ahora más que nunca es que el País debe estar educado.

Hay que reactivar la campaña de orientación de Habla por Ellos de manera masiva, estoy seguro de que al igual que en el pasado los medios de comunicación están disponibles a colaborar. Los alcaldes estuvieron dispuestos a ayudar en la orientación e identificación de posibles casos, ahora mas que nunca pueden ser de gran ayuda, ya que ellos y su personal se mantiene visitando comunidades orientando sobre el Covid-19, momento para orientar también sobre una pandemia que también nos lleva afectando hace décadas, la del abuso sexual infantil.

Los maestros o trabajadores sociales de la escuela pueden llamar por teléfono a sus estudiantes para saludarlos y hablar con ellos sobre su experiencia en el hogar durante la pandemia. Sin duda hay muchas ideas extraordinarias para buscar la manera de saber sobre la seguridad de nuestros menores y de seguro que los expertos pueden sugerir. Lo qué hay que tener claro y presente es que no se puede permitir que como ciudadanos miremos hacia otro lado cuando ocurren estas situaciones, ya que sin duda eso sería un crimen.

Todos tenemos que proteger a nuestros niños, está en nuestras manos. Habla por ellos.

El autor fue presidente de la Cámara de Representantes. Posee un bachillerato en Ciencias Políticas de la Universidad Interamericana y una maestría en Administración Pública del Cambridge College en Boston, Massachusetts. Fue asesor del fenecido alcalde de Carolina, José E. Aponte de la Torre y asesor en Asuntos Municipales del exgobernador Aníbal Acevedo Vilá.