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Opiniones

Adiós Kabul

El autor recuerda que la salida de 5,000 terroristas-combatientes talibanes de las prisiones fue un acuerdo de la administración Trump.

Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Juan R. Costa

Una de las últimas locuras del 2021 del saliente presidente Donald Trump ----el mismo de la intentona de robo electoral, alentador del golpe y asalto al Capitolio de 6 de enero, y responsable de una buena tajada de los 600,000 muertos por Covid-19 en EE UU,--- fue la liberación de 5,000 terroristas-combatientes talibanes de las prisiones, como parte de las negociaciones para la salida expedita de Afganistán antes del 31 de agosto de este año.

Que Estados Unidos tiene fama de armar a sus futuros enemigos, y en este caso de aumentar la fuerza bélica de los talibanes, lo que los ayudó a apoderarse de todo Afganistán, es un dato que una vez más se corrobora. Que los estadounidenses estaban locos por irse de allí hace años, con dos trillones y medio de dólares despilfarrados, y un fracaso mayúsculo en prácticamente todo frente imaginable, es un dato que no pasará al olvido. De la guera más larga en la historia de Estados Unidos, ciertamente hubo ganadores: los grandes contratistas, las fuerzas mercenarias privadas, los fabricantes de armas, las compañías reconstructoras, y la pléyade de succionadores de presupuestos, incluidos corruptos funcionarios y militares afganos. Nunca hay guerras sin que haya ganadores. El sector privado de la economía estadouidense ganó, los talibanes prevalecieron en el terreno, el prestigio de EE UU internacional perdió, y los afganos dejados atrás que se asociaron con la intervención militar estadounidense ---hecha para meterle los dedos en los ojos a los sovieticos--- se las verán muy mal, pues las espadas y dagas talibanas afiladas están sedientas de sangre y de mártires.

En Iraq pasó algo parecido. Se metieron allí por ambición geopolítica, contratera y petrolera. Adujeron que iban a acabar con las armas de destrucción masiva. Lo único que provocó la ambición, dirigida por Bush hijo, fue la intervención de EE.UU. que produjo una masiva destrucción del país. Cientos de miles de muertos civiles luego, y nunca hallaron ni una lata de insecticida, y habiéndolo desbarataron todo, el país ha sido llevado a una nueva era de inviabilidad y a una segunda Edad de Piedra. Mientras tanto, ISIS ---enemigo declarado del Talibán--- merodea en Afganistán y latente todavía, en una banda que va desde el Mediterráneo hasta las inmediaciones de Kabul. Por otro lado, nadie disputa el esfuerzo de los EE.UU. de sacar de Afganistán a algunos afganos que le fueron leales, pero muchos se quedarán, tantos como los que puedan crearse en una ocupación de veinte años, a falta de medios y de tiempo para partir. La fecha límite negociada es el 31 de agosto, el martes.

Entre quienes no podrán despegar de Kabul están 18 millones y medio de mujeres. Las mismas que verán sus vidas maniatadas, y su dignidad hecha añicos bajo un ordenamiento talibán que las disminuye y que les niega la posibilidad de educarse y desenvolverse como a los hombres. No se trata de una especulación, ocurrió antes bajo el régimen talibán,, y ahora retornan al país controlando el Estado y el territorio. Lega EE.UU. al pueblo afgano un talibán con esteroides.Dios sabe cuál será su destino. Si fuésemos a juzgar por experiencias previas, quizás a estos afganos les espere la persecusión, la cárcel o la muerte.Desgarran el corazón las escenas.

A todo lo anterior se añaden las crisis que esperan al pueblo afgano: desabastecimiento, falta de dinero, inflación, carestías y hambre. Una impresionante cantidad de dólares circulaban anualmente en Afganistán que incluían la paga de 300,000 soldados afganos ----muchos fantasmas,cuyos superiores se apropiaban de la nómina--- junto con cantidad de sobornos multimillonarios, y un comercio abultado por el gasto extranjero. El final de la ocupación estadounidense hace que se esfumen esas fuentes de capital. Algo similar sucederá con el comercio del opio, de cuyo monopolio ahora se nutrirá el presupuesto del nuevo gobierno. El Banco Mundial acaba de congelar el apoyo económico a Afganistán, vaciando todavía más el presupuesto afgano, paralizando más de cinco mil millones de dólares en proyectos de desarrollo, y convirtiendo a Afganistán en una ruina viviente. Allá en Kabul no hay un sólo banco abierto, no llegan envíos de dólares, la moneda afgana colapsa y cae en estado de coma, el comercio se encoge, y las importaciones se dificultan por falta de paso, pases y de dinero para solventar las órdenes.

MIentras este maremágnum y zozobra se apodera de Afganistán, los principales implicados y los mandamases estadounidenses levan anclas. debo decir, alzan vuelo ---el país no tiene salida al Océano--- y con una que otra lágrima de cocodrilo en los ojos le dicen adios a Kabul, y a Kandahar, Mazari-Sharif, Gerat, Tarun, Kunduz, Ghazni, Balkh, Bagolaggo, Gardez, y muchas otras ciudades. El resto de la población afgana más del 80%, que es más bien rural, no recibe adiós alguno. Otro imperio que llega y parte de lo que se ha conocido como el Cementerio de los Imperios. Ni el reino Indio de Ghandara, ni Alejandro Magno el Macedonio, ni el imperio Maurya, ni el de los Bactria, ni siquiera los musulmanes, ni los mongoles, ni los mugales, ni los británicos, ni los soviéticos, pudieron controlarlo todo, dentro de la muy accidentada topografía. Llegaron y se fueron, y todos también alguna vez le dieron el adiós a Kabul.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).