Cómo usted se siente?
Por Sandra Rodríguez Cotto*/ La escena es típica de una cobertura del momento, y ya no es exclusiva a televisión. Se repite entre reporteros de prensa escrita, de radio y de Internet: Una madre llora desconsolada porque le pegaron un tiro a su hijo.
A un padre que está en Centro Médico le anuncian que le quitaron los tubos que mantenían con vida a su hija. Violaron a la hermana de otra. De pronto viene un periodista y pregunta a los familiares: Cómo usted se siente?
Más que una pregunta, es como un golpe. La pregunta que en algunas escuelas de periodismo en los Estados Unidos se le recomendaba hacer a los estudiantes para que consiguieran el sound bite necesario para montar su reportaje, se usó en exceso. Se gastó. Es ya uno de los pecados del oficio reporteril que se siguen sumando, que provocan ataques desde el Poder y minan la credibilidad a sectores de la prensa. Por eso en tiempos de crisis social como el presente, hay que cambiar esquemas y replantear las preguntas.
La prensa hace su labor publicando a diario las noticias de los crímenes y la violencia que nos hunden. Describe esa realidad de la calle, con los muertos, el ruido ensordecedor de los biombos de patrullas y ambulancias, las sacadas del dedo del corazón ante las cámaras en medio de arrestos a presuntos asesinos. Pero, Y las otras víctimas? Dónde quedan las madres, padres, hermanos y demás familiares de esos muertos? Dónde queda la comunidad en la que vivía ese ser? Más que eso, cuando recuerdan casos notorios del pasado que estremecieron al país, nadie publica que el dolor en esas familias sigue ahí. Esa herida que causó la muerte de un ser querido sigue abierta y se desgarra cada vez que la prensa lo repite, ignorando cómo es que de verdad se sienten a esas víctimas colaterales con el paso del tiempo.
En estos momentos en que en Puerto Rico y el mundo se cuestionan las instituciones, donde la economía ahoga los medios noticiosos y con ello transmuta la libertad de prensa en lo light, en el énfasis en temas insulsos que vendan, hay que apostar al periodismo verdadero y consciente de que la verdad es compleja y tiene muchos ángulos. Hay que hacer un periodismo veraz, pero con sensibilidad a las víctimas colaterales de la guerra criminal que se vive en el país.
No son tiempos fáciles para el periodismo, pero el periodista debe ponerse en el lugar del otro y tratar de imaginar cómo se sentiría si la víctima fuera él.
*La autora es periodista inactiva y relacionista público especializada en manejo de crisis, y mantiene el blog En Blanco y Negro de análisis de medios. Esta columna fue publicada, por invitación, en la revista de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico que publicó el 11 de agosto de 2012 en su Gala Anual.