El reto de tener un niño autista
Diego Alejandro Figueroa Acevedo, tenía solo 4 años cuando fue diagnosticado con autismo, una condición que puede ser tratable y afecta principalmente el sistema inmunológico, y que se estima que la padecen al menos 30,000 niños en Puerto Rico.
Sin embargo, desde que Diego tenía 2 años, su madre, Glorie Acevedo, comenzó a darse cuenta de que algo no andaba bien con uno de sus hijos gemelo.
'Luego de la ronda de vacunas de los 2 años, empezó a perder destrezas, hablaba jeringoza, dejó de ir al baño en el potty training y hubo que ponerle pampers, aleteaba las manos, caminaba en putitas y tenía rabietas monumentales que podían ser un tantrum de horas', recordó Acevedo en conversación con NotiCel.
Cuando Acevedo comenzó a notar esos cambios en la conducta de Diego, su primer paso fue visitar el pediatra, luego al neurólogo, el geneticista, el audiólogo y hasta un oftalmólogo porque Diego había perdido hasta el contacto visual.
Lo cierto es que en solo meses ya Acevedo había gastado sobre $1,000 entre visitas a los médicos, laboratorios y estudios, sin tener éxito en conocer alguna explicación o diagnóstico para los cambios de Diego.
En ese momento, reconoció que llegó a llorar mucho al desconocer qué era lo que le pasaba a Diego.
Para su esposo, el papá de Diego, el proceso fue más 'difícil', principalmente por el reto de poder manejar los sentimientos de negación, resignación y aceptación de que era un niño autista, y lo que esto implicaba en su vida.
Acevedo, quién trabajaba como gerente de un proyecto en una farmacéutica, tomó la decisión de dejar su trabajo para dedicarse a cuidar a Diego. Una decisión que de primera instancia levantó mucho temor en su esposo, pues era salario más alto en la casa.
Mientras esto ocurría, en Diego nació un terror que se volvía cada vez más grande al ver algún profesional de la salud vistiendo una bata blanca, porque sabía que en la otra mano una aguja sería inyectada en su cuerpo para efectuar algún tipo de análisis.
Fue así como hoy Acevedo tuvo 'dos años perdidos en visitas', reflexiona hoy.
A los 4 años por fin Diego fue diagnosticado con autismo y es ahí cuando Acevedo decidió buscar tratamientos alternativos para sanar su condición, por lo que comenzó a contactar a distintas organizaciones que trabajaban con esta población, entre ellas la Fundación Frente al Autismo Puerto Rico.
Lo primero que hizo el 30 de mayo de 2009 fue cambiar la dieta alimenticia del menor. El resultado fue que 'mi nene comenzó a dejar de vomitar, él vomitaba todos los días'. De inmediato empezó a observar cambios en su personalidad.
Durante el proceso también decidió no matricular a sus hijos gemelos en una escuela y procedió a darles 'homeschooling' para así velar que Diego no echara para atrás en el tratamiento.
Al añadirle suplementos a la dieta, la mejoría de Diego fue cada vez más patente. De hecho, con la ayuda de una naturopata fue que realmente Diego pudo superar su condición.
Para Acevedo, la segunda visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Puerto Rico el pasado 14 de junio de 2011 tuvo especial importancia porque, según indicó, fue el día en que recuperó a su hijo al lograr vencer al autismo.
Al presente, Diego tiene 7 años, y se enteró hace poco que las diferencias que él notaba con relación a su hermano gemelo se debían a que él padecía la condición de autismo, por lo tanto era el único que tenía que tomar 'las vitaminas'.
Su madre asegura que ya goza de una vida completamente normal, incluso Diego es parte de la Federación de Baloncesto y del equipo Canóvanas Basketball. El haber sobresalido en los deportes en parte se debe a que cuando Diego tenía tres años, antes de sus cambios en conducta, Acevedo lo inscribió en la Academia de Ju-Jitsu de Wilfredo Vázquez. Después jugó con el equipo de pelota Yankees de Cedro en Carolina.
Por el momento, Acevedo tiene en mente que tanto Diego, quien sobresale en las materias de inglés y matemáticas, como su hermano gemelo sigan tomando clases 'homeschooling' hasta que culminen su cuarto año. Al momento esta unida a la red de 'homeschooling' Rayitos del Saber.
Por otra parte Yeroline Ruíz, vicepresidenta de Fundación Frente al Autismo Puerto Rico, precisó a NotiCel que un estudio reciente encontró que 1 de cada 66 niños en Puerto Rico padecen de autismo.
Ruíz, quíen conoce de cerca esta condición pues su hijo fue diagnosticado como autista cuando tenía 3 años y logró que se recuperara en 2 años, determinó que un punto muy frecuente en estos niños es que padecen de problemas intestinales que pueden desatar agresividad ante la necesidad de querer comunicar su malestar y no poder hablar correctamente, por eso la necesidad de llevar una dieta.
En muchos casos cuando los niños presentan problemas en su sistema inmunológico a veces es meritorio alterar el procedimiento de administración de vacunas, pues podría desatar efectos secundarios en el menor, apuntó.
Las expresiones de Acevedo y Ruíz se dieron en el Congreso Internacional Curando el Autismo que se efectúa hasta hoy domingo, 1 de abril en el Coliseo Rubén Rodríguez en Bayamón y cuya entrada es libre de costo.