Jóvenes autistas se ganan la vida en una cocina de Miami
Una pequeña empresa sin ánimo de lucro y dirigida por una española ofrece empleo en Miami a jóvenes autistas que previamente se han formado en el oficio de panadería. La empresa comenzó en 2015 con 2 obreros y ya tiene 6.
En un año, la española Silvia Planas, una antigua ejecutiva de la multinacional Dupont, ha visto crecer un proyecto planteado en principio como una posibilidad, como algo remoto.
Se trataba de emplear a jóvenes autistas 'para dignificar sus vidas', dice a Efe Planas, creadora de Miami is Kind (Miami es Amable), el taller de dulces artesanos que vende sus productos en ferias populares de esta ciudad.
Silvia tiene dos hijos, Gerard, de 6 años, y Marc, que es autista y tiene 14. Por Marc, ella y su marido dejaron Barcelona hace cuatro años para instalarse aquí.
Su hijo mayor no progresaba mucho y un antiguo colega norteamericano de Dupont, en una conversación telefónica, le dijo: 'vente a este país, aquí tenemos magníficas terapias'.
El colega también tiene un hijo con autismo que trabaja en un banco. Pero de eso Silvia Planas se enteró después de la llamada telefónica.
Al llegar a Miami, se dio cuenta de que, una vez alcanzan los 20 años, aproximadamente, los jóvenes autistas se quedan encerrados en casa, pendientes de los videojuegos. Eso no es lo que ella quiere para Marc.
Entonces se planteó crear una Fundación.
Las estadísticas indican que el desempleo en personas con esta discapacidad está entre un 80 y un 90 % y en este país, según datos que maneja Miami is Kind, uno de cada 68 jóvenes o niños padece de autismo.
La empresa ofrece salarios dignos, normales. Los chicos -el de menos edad tiene 20 años- van cada jueves a un colegio privado que les cede su cocina por cinco horas para elaborar unos dulces cuya receta han creado en Miami.
Pero la inspiración viene de otros típicos de Cataluña, los panellets, que se preparan para el día de 'Todos los Santos', el 1 de noviembre.
Aquí están 'tropicalizados'. Adaptados a la gastronomía y al clima locales. Han mutado en 'macaroons', derivados miamenses de la original masa de almendra.
De su venta se sostiene Miami is Kind, además de un par de becas recibidas por organizaciones grandes como Autism Speaks.
Con una de esas becas han comprado una máquina para hacer galletas, que les llegará a finales de este mes.
No teme Silvia Planas que sus empleados sufran un accidente de trabajo?
'Las personas con autismo son muy metódicas, no se saltan las normas. En esto son mejores que las personas neuro-típicas, que siempre buscamos los caminos más cortos. Nosotros intentamos hacer menos trabajo y salir igual', explica la creadora del proyecto.
'En cambio', dice Planas, 'las personas con autismo se toman en serio todas las enseñanzas, no buscan atajos, son mucho más seguras y más fiables'.
Para llegar a Westminster Christian School, donde el chef Francisco Urrego les ha cedido tiempo de cocina, los muchachos hablan con una compañía de transporte que les lleva y devuelve a casa. Si algún día tienen que cancelar, cancelan ellos mismos por teléfono.
Cuenta Silvia Planas que varios de sus chicos están comprometidos (tienen pareja) y que su ilusión es tener vivienda propia y familia. En ese camino están, con la disciplina que les impone elaborar unos productos comerciales y cumplir unos horarios.
El nuevo producto, una vez llegue la máquina, serán unas galletas para vender en el propio centro que les cede la cocina los jueves, una inmensa escuela privada de Palmetto Bay (al sur de Miami) con alrededor de 1.500 alumnos.
Silvia Planas tiene esperanzas en crecer tanto en personal contratado como en gestión de ventas.
Para 2020 quiere tener 20 empleados. Nos recuerda que ya existe un precedente en el sur de la Florida, un lavadero de autos que está en manos de autistas.
Por el momento, Miami is Kind ha conseguido plaza fija en dos de los mercados de productos artesanales más grandes de la ciudad, el de Coral Gables y el de Pinecrest.
Silvia Planas ya no quiere pensar en la época en que era una ejecutiva de Dupont. 'Eso quedó atrás', apunta. Ahora que tiene en marcha su pequeña empresa, solo sueña con llevarla algún día a Barcelona y, soñando más alto, ponerla en la arena internacional.
'La realidad hoy en día, en este país y en el mundo, no está tan fácil laboralmente para personas con autismo. Como madre de uno me gustaría visualizarlo aquí en la cocina, preparando dulces y ganándose la vida, pero al final él dirá lo quiera hacer. No obligaré a Marc a que venga conmigo', subraya.